Una multitud de personas convocadas por la central obrera PIT-CNT marcharon por las calles de Montevideo y se concentraron frente al Palacio Legislativo, en el contexto de un paro general de 24 horas para rechazar la «nefasta» medida que fue aprobada por la Cámara de Diputados.

Una pancarta resumió la consigna que se coreó toda la tarde ante la inminente aprobación de la reforma de la seguridad social: «Un plebiscito que garantice una seguridad social del pueblo, por el pueblo y para el pueblo», pidió, según reportaron los diarios montevideanos El País y La Diaria.

La reforma modifica la edad promedio actual para el retiro, hoy en los 60 años, y -de aprobarse- quedará fijada en 61 años para los nacidos en 1973, aumentando en forma escalonada un año para finalizar en los 65 años para los nacidos a partir de 1977.

«Paramos para no perder derechos» fue la consigna de la movilización a la que los trabajadores llegaron caminando, en bicicleta y en los transportes que procuraron las organizaciones.

El paro general convocado por la PIT-CNT reunió a varios sindicatos y también a la Organización Nacional de Asociaciones de Jubilados y Pensionistas del Uruguay (Onajpu), en rechazo del texto, que consideran «nefasto», como dijo en el acto Sixto Amaro, titular del colectivo de pasivos.

Por su parte, Gustavo González, representante de la Federación Uruguaya de Cooperativas de Vivienda por Ayuda Mutua (Fucvam), dijo que la comparación que hizo el presidente Luis Lacalle Pou de la reforma jubilatoria sobre leche cortada con agua, pero leche al fin, es la muestra de que en el Parlamento se vota «una estafa».

«Nunca un cheto, nunca un burgués, va a poder utilizar correctamente un proverbio popular», afirmó, y sostuvo que en su barrio «cuando el lechero cortaba la leche con agua estaba estafando a la clientela».

«Acá, en este acto, está el conjunto de los explotados de este país, que levantan el país a diario. Es en ese marco que tenemos que dar la pelea», apuntó González.

Por su parte, Sergio Sommaruga, dirigente del Sindicato de Trabajadores de la Enseñanza Privada (Sintep), afirmó que «hoy el mundo del trabajo está parando para decirle al pequeño mundo de los privilegiados que cuando se quiere poner de rodillas a quienes con su trabajo ponen en pie a este país, este pueblo se moviliza, protesta, lucha, tiene dignidad y conciencia de clase y sale a la calle a luchar».

«La reforma jubilatoria que para muchos se convirtió en una oportunidad lamentable para el toma y daca (…) se termina transando entre gallos y medias noches por leyes para liberar a los genocidas de su prisión», agregó en referencia a los comentarios respecto de que el gobierno y Cabildo Abierto negociaron la aprobación de una ley a cambio de la otra.

Para Sommaruga «esta reforma jubilatoria no es ni justa, ni democrática ni mucho menos solidaria, pero además es socialmente ineficiente».