Washington

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, reiteró este jueves que si en la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA por sus siglas en inglés) con Canadá y México no se alcanza un «acuerdo justo» dará por terminado el convenio.

La Casa Blanca anunció el miércoles que Trump «aceptó no abandonar el NAFTA en este momento» tras conversar telefónicamente con el presidente mexicano Enrique Peña Nieto y con el primer ministro canadiense Justin Trudeau.

«Los gobernantes acordaron proceder rápidamente (…) para permitir la renegociación del acuerdo NAFTA», indicó la Casa Blanca en un comunicado. Trump escribió este jueves en Twitter que recibió «llamadas del presidente de México y del primer ministro de Canadá solicitando renegociar el NAFTA en lugar de terminarlo».

«Estuve de acuerdo con el hecho de que si no llegamos a un acuerdo justo para todos, entonces terminaremos el NAFTA. Las relaciones son buenas, un acuerdo es muy probable», agregó.

Durante su campaña presidencial, Trump prometió dar por terminado el NAFTA por considerarlo «el peor acuerdo comercial jamás suscrito» y calificándolo de un «desastre» que causó que millones de empleos en el sector industrial estadounidense se trasladen principalmente a México.

El NAFTA, que se estableció el 1 de enero de 1994 durante el gobierno demócrata de Bill Clinton, eliminó los aranceles y permite el libre flujo de bienes entre los tres países. Estados Unidos registró en 2016 un déficit comercial de bienes y servicios de 62.000 millones de dólares con México, pero tuvo un superávit de 8.000 millones con Canadá.

¿Qué es el NAFTA?

En vigor desde 1994, el NAFTA es uno de los más importantes acuerdos de libre circulación de mercaderías y servicios para los 478 millones de habitantes de los tres países norteamericanos. Fue negociado durante la presidencia del republicano George Bush padre y firmado por su sucesor demócrata Bill Clinton.

El NAFTA, que había sido precedido desde 1989 por el Tratado de Libre Comercio entre Canadá y Estados Unidos, suprimió de forma progresiva la mayor parte de las tarifas aduaneras para las mercaderías con certificados de origen. El acuerdo también eliminó barreras a las inversiones, permitiendo a las empresas de un país signatario instalarse más fácilmente en los otros dos países.

Los derechos aduaneros quedaron suprimidos totalmente en 2008, excepto para algunas mercaderías, como la madera para construcción, una fuente de conflicto entre Estados Unidos y Canadá desde hace varias décadas.

Hasta la llegada de Trump a la política estadounidense, los tres países se ufanaban del acuerdo y elogiaban sus beneficios, especialmente en materia de empleos e inversiones.

En los primeros 15 años de vigencia del tratado, se crearon 40 millones de empleos, 25 millones de ellos en Estados Unidos, según la secretaría del NAFTA.

Canadá fue el país que obtuvo las inversiones más importante, seguido por Estados Unidos y México.

Explosión de los intercambios comerciales

Con la supresión de las tarifas aduaneras, los intercambios comerciales se dispararon y agravaron el desequilibrio entre México y Estados Unidos, pero con el beneficio para los tres países de haber aumentado los volúmenes de exportaciones y la creación de empleos.

Las exportaciones mexicanas hacia Estados Unidos se multiplicaron más de siete veces entre 1993 y 2016, y se triplicaron hacia Canadá.

El saldo comercial de Estados Unidos con México pasó de un superávit de 1.600 millones de dólares antes del NAFTA a un déficit de más de 60.000 millones de dólares en 2016, según cifras oficiales estadounidenses.

Aún así, las exportaciones de Estados Unidos a México sumaron el año pasado 212.000 millones de dólares contra 42.000 millones en 1993.

Asimismo el déficit comercial de Canadá con México pasó de 2.200 millones de dólares en 1993 a un estimado de 7.500 millones en 2016, según cálculos del instituto canadiense de estadísticas.

La deslocalización de fábricas hacia México modificó los intercambios bilaterales. Los bienes de alto valor agregado son exportados por Estados Unidos a México pero también importados desde ese país, como ordenadores o aparatos electrónicos.

Señalados por el presidente Trump, los constructores automovilísticos estadounidenses o de materiales de transporte, ensamblan sus productos del otro lado de la frontera.

Los intercambios de productos agrícolas o agroalimentarios están equilibrados entre ambos países y son apenas deficitarios para Estados Unidos en el rubro textil y de vestimenta.

Estados Unidos y Canadá aún son más ricos

México pudo crear empleos con la implementación del NAFTA y recibir a empresas estadounidenses y canadienses, como las constructoras de automóviles y empresas de aeronáutica, pero su riqueza nacional creció a menor velocidad que la de sus socios.

El PIB mexicano por habitante se multiplicó por 1,6 entre 1993 y 2015, según el Banco Mundial. Este indicador de riqueza se multiplicó por más de 2 tanto en Estados Unidos como en Canadá.

Con un PIB per cápita de alrededor de 9.000 dólares en 2015, México aún está muy por detrás de Canadá (43.300 dólares) y de Estados Unidos (56.115 dólares).