Un nuevo sismo de 6.1 grados en la escala de Richter causó conmoción y dos muertes ayer en México y paralizó por un momento todas las tareas de rescate, que más tarde fueron restablecidas. El epicentro de este último temblor fue en Oaxaca, donde hubo daños edilicios, pero se sintió en la ciudad de México, lo que causó la crisis nerviosa a dos mujeres de 83 y 58 años que murieron infartadas, según confirmó el jefe de Gobierno Miguel Ángel Mancera. La causa de las muertes patentiza el pánico que existe entre la población castigada por los sismos. 

Hacia media mañana se habían registrado ocho réplicas del sismo y el pánico crecía en la población que aún no se repone de las pérdidas humanas y materiales ocasionadas por el terremoto del 19. Hasta las 10 de la mañana se habían registrado más de 1000 llamados a atención ciudadana, luego volvió una cierta tranquilidad al tiempo que las autoridades repusieron las tareas en procura de rescatar unas 50 personas que permanecen bajo los escombros y hallar a un centenar de desaparecidos. A su vez, la Cancillería argentina confirmó que uno de los más de 300 fallecidos en el desastre es un argentino (hasta ayer el gobierno confirmaba 305). Se trata de Jaime Achequenaze, de 76 años, quien residía en la capital del país y es uno de los ocho extranjeros que murieron en el episodio.

El sismo del martes pasado de 7.1 grados dejó 37.800 viviendas afectadas, entre las destruidas totalmente y las que presentan daños que afectan su uso, y alrededor de 800 mil damnificados en los cinco estados donde se registraron los terremotos, si se suma el del 7 septiembre con epicentro en Chiapas. El debate gira ahora en torno a la reconstrucción y a la infraestructura edilicia, ya que las autoridades no descartan que pueda haber nuevas réplicas, algo que para la ciencia es impredecible hasta el momento. La información sobre daños materiales es variada y aún no hay acuerdo de si será tan costosa como la del histórico terremoto de 1985, que fue diez veces más potente. 

Sin embargo las críticas apuntan a una evidente negligencia en la habilitación de permisos de construcción que evadieron las normas de seguridad antisísmica. “En 32 años no aprendimos lo suficiente. Una escuela y un taller textil se nos derrumbaron; se siguieron dando permisos para construcciones de papel; se permitió que gente viviera en edificios viejos y dañados; Protección Civil no hizo las revisiones suficientes, las hizo mal o a nadie le importaron; nuestra conciencia y capacidad de exigir tampoco avanzaron, y a nadie le interesó explicarnos la diferencia entre magnitud, intensidad o aceleración local, así que hoy descubrimos azorados que no estábamos en manos de la planeación y la prevención, sino de la suerte o la dejadez, y que un terremoto “menor” que el de 1985 puede tumbar la capital del país si, por ejemplo, el epicentro llega a estar aún más cercano”, escribió el columnista Juan Carlos Ortega Prado en la revista Proceso.

Como caso testigo, las autoridades visitaron ayer el colegio Enrique Rébsamen de la Ciudad de México por cuyo derrumbe murieron 19 menores y seis adultos y se estableció que antes de la demolición total de sus restos se realizará un peritaje para “deslindar responsabilidades” en cuanto a posibles fallas en la construcción.

En la ciudad colapsaron unos 40 edificios y cerca de 250 están inhabitables, según el relevamiento oficial. 

El jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, empezó a apurar el proceso de reconstrucción que, según dijo, costará “miles de millones de pesos”. Mancera conminó al gobierno nacional y al Congreso a reestructurar el presupuesto 2018 con el fin de otorgar mayores recursos a la Ciudad, así como a Oaxaca, Chiapas, Tabasco y otros distritos afectados por los terremotos. “Yo creo hay recursos suficientes para hacerlo bien para que la gente tenga una señal de que nos importa”, aseguró, y dijo que a partir del desastre mantiene una relación fluida y de coordinación con el presidente Enrique Peña Nieto. Por su parte, el presidente está apurando las estrategias de reconstrucción para que los trabajos no se encimen con el proceso electoral que comenzará el año próximo. Peña Nieto anunció que a mediados de esta semana comenzará a delinearse la estrategia de financiamiento para las tareas de reparación en Chiapas y Oaxaca. Dijo que se repartirán fondos a través de tarjetas electrónicas que entregarán brigadas especiales casa por casa a los damnificados.

La Secretaría de Gobierno de México estimó que los recursos del Fondo de Desastres Naturales serían “suficientes” para cubrir las necesidades. El FONDEN cuenta con 9000 millones de pesos (500 millones de dólares). En los últimos días se generó una controversia acerca de cómo se repartirán esos recursos y la SEGOB debió aclarar que “el Fondo no opera a través de personas particulares, sino mediante las dependencias de los gobiernos federales y estatales”. Esto fue porque circulaba en las redes un pedido a propietarios inmobiliarios para que entreguen documentación sobre su vivienda para aspirar a la ayuda, con la evidente intención de provocar una estafa. Este tipo de especulaciones es moneda corriente en estos días en que se detectaron robos a cargamentos de alimentos y en viviendas. 

Como corolario, la industria de la construcción registró un alza bursátil a partir de la desgracia, que revirtió la tendencia a la baja de los últimos meses. El viernes la empresa Homex lideró la lista con un alza del 15,07% en sus acciones, le siguió, Corporativo GEO con 13,61% y Urbi que avanzó 3,48 por ciento. «