Mientras las pancartas que exhiben los brasileños por las calles de Nueva York lo acusan de “golpista”, el presidente de Brasil, Michel Temer pretendió defender la legalidad de su mandato durante su exposición en la Organización de Naciones Unidas. «No hay democracia sin Estado de Derecho, sin normas que se apliquen a todos, incluso a los más poderosos. Es lo que Brasil muestra para el mundo y lo hace en medio de un proceso de depuración de su sistema político», dijo.

Al inaugurar la Asamblea General de la ONU, Temer explicó el proceso que lo llevó a la primera magistratura luego de que el Senado, con su apoyo, destituyera a Rousseff en juicio político. El juicio contra Dilma, a quien no nombró, «transcurrió dentro del más absoluto respeto al orden constitucional», dijo Temer, quien agregó que el proceso fue arbitrado y conducido por el Congreso Nacional y el Supremo Tribunal Federal.

Según Temer, en Brasil «existe un Poder Judicial Independiente, un Ministerio Público activo y órganos del Poder Ejecutivo y del Legislativo que cumplen sus deberes, sin que prevalezcan voluntades aisladas, sino la fuerza de las instituciones, bajo la mirada atenta de una sociedad plural y una prensa enteramente libre».

«Queremos una ONU de resultados, capaz de enfrentar los grandes desafíos de nuestro tiempo. Nuestros debates y negociaciones no pueden confinarse en estas salas y corredores (del edificio de la ONU)», dijo en su discurso de 20 minutos al inaugurar la sesión, una función tradicionalmente a cargo de Brasil.

Temer también ratificó que constitucionalmente Brasil está dirigido a promocionar la integración latinoamericana y puso como ejemplo las relaciones con Argentina, sobre todo porque este año se cumple el 25 aniversario de la Agencia de Contabilidad y Control de Materiales Nucleares, un ente binacional.

«La promoción de confianza entre brasileños y argentinos en el área nuclear está en el origen de nuestra experiencia de integración, en la base de proyectos como el Mercosur. La integración latinoamericana es una prioridad permanente de la política externa», dijo Temer, quien también apuntó al cambio de rumbo de varios países de la región.

En ese sentido, explicó que «coexisten hoy en la región gobiernos de diferentes inclinaciones políticas, algo natural y saludable, por lo cual lo esencial es que exista respeto mutuo y que seamos capaces de convergencias de objetivos básicos como el crecimiento económico, derechos humanos, seguridad, libertad y avances sociales».