El escritor neoyorquino Francis Hamilton Striker fue el creador de personajes como el Avispón Verde, el Sargento Preston y también el Llanero Solitario, un ranger de Texas, enmascarado, que galopaba con su caballo blanco Plata (Silver) para enmendar las injusticias del mundo. Ningún parecido con Donald Trump, quien torpemente burlón dijo: “Si uso barbijo voy a parecer el Llanero Solitario”. Pero el original no usaba tapaboca sino máscara. Por más que en EE UU se use el término mask para nombrar a este implemento indispensable en tiempos de pandemia. Un diario recordaba que sólo el 8% de las máscaras requeridas se fabrican en el país y que el resto son compradas a China: un eco de las políticas de mano de obra barata.

En este 4 de Julio, Trump  voló a Dakota del Sur y se dejó fotografiar al pie del monte Rushmore, delante de los bustos de roca de George Washington, Thomas Jefferson, Teddy Roosevelt y Abraham Lincoln. Nada menos. Luego dio su discurso sobre el 244° aniversario de la independencia de su país. No propuso la unión, como sus antecesores: “En las escuelas, en las redacciones, en las juntas de las empresas, existe un nuevo tipo de fascismo de extrema izquierda (…) Si no hablas su idioma, acatas sus rituales, recitas sus lemas y obedeces sus mandamientos, serás censurado, desterrado”. La siguió: “Esta revolución cultural de izquierdas está diseñada para acabar con la revolución americana”.

En este 4 de Julio con muchos menos desfiles y banderitas aventadas en las calles. Con los más de 2,82 millones de contagiados (130 mil víctimas fatales) que se acercan al 1% de su población de 320 millones. Los últimos días se registraron récords de nuevos casos: ayer hubo 57.683 en sólo 24 horas. Hasta Kimberly Guilfoyle dio positivo de coronavirus: es novia de Donald Trump. De Donald Jr, uno de los hijos del presidente. Y eso que ella no estuvo en el acto de campaña de Tulsa, hace dos semanas: casi toda la comitiva oficial cayó en cuarentena porque la integraba un oficial de la marina que sí contrajo el Covid-19.

La crisis no afloja y el Llanero Solitario no puede evitar que cada uno haga la suya. Que varios estados frenaran el levantamiento de restricciones. Que haya condados de Florida (donde ya murieron más de 3000) que decretaran el estado de sitio, o que en los hospitales de Houston (en Texas fallecieron 2600) se pida devolver los insumos para ser reutilizados ante la carencia de repuestos. Y que distintos gobernadores (muchos de ellos republicanos) planeen establecer medidas como impuestos a los ricos o ingresos universales, que acá, muy al sur del río Bravo, son puestos en entredicho por los que miran al norte como el Faro del Mundo.

El Llanero tampoco puede evitar que se fueran a pique decenas de marcas emblemáticas. Por caso, las ganancias de Disney cayeron un 91% en un trimestre. Las textiles J. Crew y The Gap se declararon en bancarrota, igual que Gold’s Gym. Las relacionadas con la hotelería o turismo, Airbnb, Marriott, Hilton, Hertz, no saben cómo recuperarse tras la pandemia, ni qué hablar de las compañías aéreas y cientos más. Causó impresión, no obstante, que Cirque du Soleil declare la quiebra: es una empresa canadiense aunque su principal inversor, con el 55%, es la compañía estadounidense TPG (junto con la china Fosun y la Caisse du Québec), que intentará salvarla aportando nuevos 100 millones de dólares: fundada en Montreal en 1984 ya despidió más de 4600 personas. Lo mismo que sitios emblemáticos de comida rápida: Wendy’s, Tyson Foods y Pizza Hut. Dos terceras partes de los 40 mil trabajadores de los más de 1200 restaurantes de la pizzería ya están en la calle. La firma continuó trabajando en delivery, pero no es suficiente para paliar una deuda de 903 millones de dólares.

Digamos entonces que no sólo EE UU la está pasando mal. Un informe de la OIT de hace unas horas asegura que por la pandemia, en el mundo ya se perdieron 400 millones de empleos a tiempo completo y que cuando se vaya habrá más de 600 millones de pobres. Sólo en Europa y Asia central son 45 los millones de nuevos desempleados. En América Latina y el Caribe cayeron 47 millones de puestos por el Covid y sólo en los EE UU más de 25 millones, aunque las cifras oficiales dan cuenta de un repunte del trabajo en los últimos meses. Sumados a los que ya tenía, el total oficial se acercaría a los 48 millones de desocupados: así como hay toda una Argentina (y más) desocupada en Eurasia, toda otra Argentina está en la vía, sin laburo, en el país del Llanero Solitario