El presidente de Perú, Pedro Castillo, evitó este lunes ser destituido por el Congreso, dominado por la oposición de derecha, al cierre de un juicio político que mantuvo al país en vilo.

Tras un debate de más de ocho horas, en el que el mandatario presentó sus descargos al inicio y luego hablaron 95 parlamentarios, solo 55 legisladores votaron a favor de la destitución, 54 en contra y 19 se abstuvieron. Lejos se estuvo de los 87 votos que se requería para ser aprobada.

“No ha sido aprobada la resolución de declarar la vacancia de la presidencia de la República”, declaró la jefa del Congreso, la opositora María del Carmen Alva, tras la votación efectuada después de las 23h hora local (las 1 de la madrugada en la Argentina).

El resultado de la votación no fue sorpresivo; ya los medios peruanos venían anticipando que la oposición radical no contaba con los votos necesarios para destituir al mandatario, un maestro rural de 52 años que asumió en julio de 2021.

Eran veinte los puntos que intentan argumentar el pedido de salida del presidente: supuestas reuniones secretas, designaciones de ministros cuestionados, investigaciones por corrupción a funcionarios, “contradicciones y mentiras” del jefe de Estado durante las investigaciones fiscales, la intención de someter a consulta popular una salida al mar para Bolivia, etc. Todas con poco sustento para justificar su salida.

Castillo acudió al Congreso a presentar sus descargos -aunque no estaba obligado por ley- junto a su abogado, José Félix Palomino.

El mandatario se presentó luciendo la banda presidencial y acompañado por media docena de ministros. Otra novedad la constituyó la presencia de tres funcionarios de la Organización de Estados Americanos (OEA) para observar el debate, permitida más temprano por las autoridades del Congreso a pedido de la cancillería.

La sesión se desarrolló en un contexto de tensión por incidentes dentro del hemiciclo y por la presencia de cientos de manifestantes oficialistas y opositores solo separados por un cordón policial en las inmediaciones del Parlamento.

Esta fue la segunda “moción de vacancia por permanente incapacidad moral” que enfrenta el presidente quien, además, ya tuvo que cambiar cuatro veces su gabinete en apenas ocho meses de gobierno.

De haber sido cesado, Castillo habría tenido el mismo destino que el de dos de sus predecesores: Martín Vizcarra, destituido por el Congreso en noviembre de 2020, y Pedro Pablo Kuczynski, quien dimitió en marzo de 2018 cuando se hizo evidente que no sobreviviría a un segundo juicio político.

Un respiro para Castillo

Luego de la votación en la que eludió su destitución, el presidente Castillo destacó: “Saludo que haya primado la sensatez, la responsabilidad y la democracia. Reconozco a los parlamentarios que votaron en contra de la vacancia, y respeto la decisión de quienes sí lo hicieron”.

En su cuenta Twitter, el Jefe de Estado también invocó a los parlamentarios desechar la idea de la vacancia presidencial, como lo había indicado durante su breve intervención ante el pleno del Congreso: “Llamo a todos a cerrar esta página y trabajar juntos por los grandes desafíos del país”.

Ya son seis los presidentes que pasaron por la Casa de Pizarro en los últimos cuatro años, aunque la fragilidad institucional del Perú viene de lejos: los últimos seis mandatarios electos terminaron destituidos y/o presos, a excepción de Alan García que no llegó a la cárcel porque se suicidó minutos antes de ser detenido.