En coincidencia con su paso por Argentina y Brasil, el presidente chileno Sebastián Piñera debió afrontar las críticas internas por la designación de su hermano, Pablo Piñera, como embajador en Buenos Aires, por lo que decidió retroceder y enviar el caso a la Contraloría General de la República de Chile para que analice si se trata de un caso de nepotismo.

Este viernes, la Contraloría General anunció que podría demorarse hasta seis meses en pronunciarse sobre la designación.

Jorge Bermúdez, contralor general de la República, declaró a medios chilenos que un proceso de estas características “en los casos habituales tiene una tardanza que puede ser de seis meses”, aunque aclaró que intentará «ser lo más diligente posible”.

El funcionario explicó que en estos momentos su oficina está estudiando la presentación que realizaron varios parlamentarios de la oposición y luego pedirán un informe a la Secretaría General de la Presidencia. «Ellos tienen plazo de 10 días para responder”, agregó.

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Esta aclaración del contralor general se conoce dos días después de que el presidente Piñera anunciara en un comunicado que la designación de su hermano como embajador en Buenos Aires quedaba suspendida hasta que la Contraloría se pronuncie.

Pese a esta decisión de esperar, Piñera negó que la designación de su hermano se deba a nepotismo, sino que explicó que fue elegido porque es una persona cualificada y con experiencia.