Otra vez Brasil. Hace menos de un año, los analistas se preguntaban por el nivel del impacto económico en la Argentina del juicio político a la entonces presidenta Dilma Rousseff. Ahora, la pregunta vuelve, sólo que recargada. 

En el lapso que va de una crisis a la otra, el régimen político brasileño se ha debilitado y su economía no ha dado muestras de recuperarse. Michel Temer, sucesor de Dilma y que ahora está en la cuerda floja, logró imponer un plan de ajuste draconiano de alcance nacional y modificar aspectos parciales de la legislación laboral. Pero al igual que con la administración de Cambiemos en la Argentina, el establishment local le reclamaba más. En medio de ese proceso, estalla el nuevo escándalo de las coimas. Y como Temer asegura que no renunciará y que dará pelea desde la Presidencia, como dijo en la conferencia de prensa de ayer, el pronóstico es de un «largo parto» económico hasta que Brasil logre la estabilidad política. 

En tanto, a la Argentina le llegarán las olas de la crisis brasileña por todos los costados posibles: el financiero, el de las inversiones, el comercial y el productivo. Incluso en el valor del dólar y la inflación. 

Algunas de esas olas ya llegaron. El cimbronazo provocado por la publicación del diálogo entre Temer y el empresario brasileño Joesley Batista, uno de los propietarios del frigorífico JBS, provocó en la Argentina una devaluación inmediata del peso del 2,5% (en la semana acumuló una baja del 4%), una caída de las acciones del 2,9% y una suba del riesgo país de 30 puntos básicos que anuló la baja desde el inicio de la semana. 

La primera explicación para estos datos es que una cantidad de inversores salieron de los instrumentos en pesos, como las famosas Lebac, y se volcaron al dólar billete o a bonos dolarizados, como el Discount, que trepó un 1,4% entre jueves y viernes. Pero hay otra explicación: el Banco Central. Según operadores, el BCRA dejó correr la compra de dólares el jueves, pero el viernes impidió que las ventas de dólares retrotrajeran la situación a la previa a la corrida por medio de compras de dólares vía los bancos Nación y Provincia. Así, de hecho, sancionó una devaluación del peso del 2,3% en dos días. 

Sin embargo, como la caída del real fue mayor (9%) se especula con que el BCRA buscará una mayor devaluación. Marcos Buscaglia, socio de Alberdi Partners, dijo que la diferencia entre las devaluaciones del peso y el real va en contra de la Argentina. «Usted tiene más del 4% de apreciación del peso argentino frente al real», dijo a la agencia Bloomberg. 

Para el economista Rodolfo Santángelo, «el ruido en los mercados y un poco en el tipo de cambio son cuestiones puntuales. El mercado puede caer hoy y mañana subir. Lo que a la economía le interesa es cómo se resolverá esto. Quiero ver si al final del túnel hay luz o está la locomotora.» 

Pero la crisis brasileña torció decisiones. Por caso, la gobernadora María Eugenia Vidal decidió suspender la emisión de títulos de deuda pública en pesos en mercados internacionales por U$S 500 millones por la «volatilidad en los mercados financieros brasileños», que podría afectar en forma adversa las condiciones de la colocación. Esta decisión podría tener su réplica en la emisión de U$S 20 mil millones que prepara el Ministerio de Finanzas que dirige Luis Caputo. La idea de que esa emisión podría lograrse a una tasa de interés del 4,5% se comienza a evaporar con el paso de las horas. 

Por su parte, el economista Fausto Spotorno, de Ferreres & Asociados, sostuvo que «por ahora el impacto será en los mercados», mientras que en la economía real local «no habrá novedad, a menos que esta crisis haga que Brasil frene el proceso de recuperación que estaba teniendo». Spotorno detalló que una mayor caída de los mercados podría afectar a las empresas brasileñas, que son muy dependientes del crédito, además de la demanda de bienes argentinos. 

Dante Sica, un reconocido especialista en Brasil, le dijo a Tiempo que la decisión de Temer de mantenerse en la presidencia «provocará una mayor inestabilidad e incertidumbre, y esa situación tendrá una repercusión más fuerte en la economía porque afecta las exportaciones e impacta en el sector automotriz si Brasil no se recupera». Con todo, Sica ve una oportunidad: que la crisis del vecino sirva para «realzar» el rol regional del presidente Mauricio Macri y de la Argentina. 

Para Daniel Artana, economista jefe de la consultora Fiel, la permanencia de Temer en el poder «será un parto que va a durar hasta que haya un nuevo presidente en Brasil elegido por el voto popular». Artana previó un golpe «en la industria y en algunas economías regionales que venden a Brasil» y aseguró que la magnitud del impacto dependerá «de lo que dure esta incertidumbre». 

El exdirector del Banco Central Arnaldo Bocco analizó: «Con este programa de metas de inflación, con una economía que funciona financiada por el endeudamiento externo, en un contexto de volatilidad internacional, con tasas de interés que van subir y la situación compleja en los Estados Unidos, a la Argentina la crisis brasileña la perjudica.» «

La devaluación del peso y la especulación

El Banco Central (BCRA) lo venía advirtiendo: el carry trade tiene elevados riesgos. Y el jueves pasado la profecía se cumplió. 

En la jerga financiera se conoce como carry trade a una operación muy sencilla que toma en cuenta dos variables: de un lado, la expectativa es que el dólar se mantenga planchado durante varios meses; del otro, que las elevadas tasas de interés en pesos sigan elevadas también por varios meses. Alguien que tiene dólares los cambia a pesos, con esos pesos compra algún instrumento financiero que le rinda esas tasas elevadas y cuando avizora que se puede venir la devaluación, vuelve a dólares y obtiene así una diferencia en moneda dura difícil de lograr en el actual universo financiero de tasas bajas. 

Pues bien, la ola expansiva de la crisis brasileña pegó con todo el jueves y el dólar subió esa jornada un 2,5% o 37 centavos. Los que supieron ver el impacto y fueron los primeros en cambiar sus pesos a dólares, evitaron las pérdidas. En el mundo financiero se asegura que son un puñado de bancos y financieras. El resto perdió plata. 

Los analistas consultados no se ponen de acuerdo acerca de qué va a suceder en los próximos días con el carry trade. Algunos opinan que sigue siendo un buen negocio mientras que otros dicen que con el incremento de la volatilidad brasileña, el riesgo se ha incrementado a un punto tal que se hace intolerable sostener esta operación.

Una víctima, el acuerdo UE-Mercosur

Una de las víctimas del escándalo político brasileño será el acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur, que había entrado en etapa de aceleración. 

En medios diplomáticos se planteaba un primer interrogante: Brasil debe asumir la presidencia pro témpore del Mercosur en julio. El establishment brasileño siempre se mostró más dispuesto a lograr el acuerdo con la UE que su par argentino. Y se creía que con un segundo semestre bajo mandato de Itamaraty (palacio sede del Ministerio de Relaciones Exteriores brasileño), se iba a redoblar el impulso para llegar a un acuerdo hacia fin de año, en la Conferencia Ministerial que la Organización Mundial de Comercio realizará en Buenos Aires. 

Ahora, con la crisis política presente por varios meses más existe la posibilidad de que el gobierno resultante en Brasilia se pliegue sobre sí mismo, con lo que los funcionarios económicos y sus pares diplomáticos no estarán dispuestos a firmar nada con la UE hasta que el panorama aclare. 

En tanto, el sector privado argentino comienza a mostrar sus dudas. Anteayer, el presidente de la Cámara de Exportadores de la República Argentina, Enrique Mantilla, dijo: «No está claro cuál será el impacto en las negociaciones entre el Mercosur y la UE, si la crisis política en el Brasil continúa sin definirse.» El ejecutivo agregó que «estamos siguiendo la evolución de los acontecimientos para calibrar los diferentes escenarios».