La Cumbre del G20 era la gran ocasión para que el presidente ucraniano desplegara su retahíla de reclamos contra Rusia en un encuentro de líderes al que ya había anunciado que no iría Vladimir Putin. Encuentro el de Bali que mostró un nuevo balance internacional más allá de la voluntad de los organizadores: se trata de un evento destinado al debate de cuestiones económicas pero el tema de la guerra en Ucrania fue ineludible. La invitación a Zelenski era toda una señal, ya que su país no es miembro del organismo. Y como para tensar los acontecimientos, justo en medio de los debates un misil que cayó en la localidad polaca de Przewodow y mató a dos personas le hizo temblar la pera a más de cuatro. Zelenski no se cansó de repetir en su videoconferencia que entre ellos había un “Estado terrorista” y culpó sin empacho a Moscú por el incidente.

El gobierno de Polonia se sumó a la acusación, de extrema gravedad porque sería un ataque contra un país de la Otán y obligaría al organismo atlántico a aplicar la cláusula de salvaguarda que le impone salir todos en su defensa. O sea, la antesala de una guerra continental con amenaza nuclear incluida. Rusia, desde el primer momento, dijo que no tenían nada que ver, pero para los medios occidentales esa desmentida no contaba.

Sin embargo fueron apareciendo datos que desmentían a Zelenski y se anunció una investigación. El misil podría ser de fabricación rusa, pero Ucrania tenía ese tipo de artefacto de épocas soviéticas. Podría seguramente tratarse de un error y no de un ataque intencional. El misil salió de territorio ucraniano y lo más probable es que se tratara de uno disparado por fuerzas ucranianas para interceptar un misil ruso y sus restos cruzaron la frontera.

Los portales de los medios occidentales avanzaron primero detrás del mensaje que venía de Kiev sin dudar. Luego, fueron también acomodándose a una “nueva realidad”. A medida que voceros de la Casa Blanca, la Otán y el propio gobierno polaco iban bajando los decibeles a una escalada que evidentemente nadie quería. Salvo Zelenski, que aun insiste en que fue un misil ruso.

Pero todo indica que los vientos ya no soplan a favor del presdente ucraniano. Una fuente de la Otán citada por el Financial Times dijo que “los ucranianos están destruyendo nuestra confianza en ellos. Nadie culpa a Ucrania y mienten abiertamente. Esto es más destructivo que el misil”.

En este contexo surge una versión de los hechos que intenta «salvar la ropa». El secretario de Estado Antony Blinken declaró que «independientemente de cuál sea la conclusión de la investigación, ya sabemos quién es el responsable en última instancia: Rusia». No tardó en sumarse el canciller ucraniano, Dmytro Kuleba. «Compartimos la opinión de que Rusia es totalmente responsable de su terror con misiles y sus consecuencias en el territorio de Ucrania, Polonia y Moldavia», dijo.

Este viernes, además, el gobierno de Suecia comunicó que según las investigaciones de su Servicio de Seguridad, hallaron restos de explosivos cerca de los gasoductos rusos Nord Stream 1 y 2 tras una tarea a la que califican de “minuciosa”. Los análisis confirman, para Estocolmo, que el estallido de la tubería submarina que se registró a fines de septiembre, justo cuando se desarrollaban en tres provincias ucranianas referendos para incorporarse a Rusia, fue un sabotaje y no una falla mecánica. Ahora, desde Moscú, el portavoz de Putin, Dmitry Peskov, reclamó una investigación profunda para hallar a los responsables del atentado.

Desde los aliados políticos, sostenes económicos y proveedores de armas -Estados Unidos y la Otán- dieron otras señales de que no analizan apoyar por mucho más tiempo la guerra en Ucrania. Lapidario, el titular del Estado Mayor Conjunto estadounidense, Mark Milley, deslizó que es necesario encontrar una solución política en Ucrania antes del invierno. «Ahora Ucrania ha tenido un gran éxito. Pero Jerson y Jarkiv son relativamente pequeños. Y la probabilidad de una victoria militar ucraniana, definida como expulsar a los rusos de toda Ucrania, para incluir lo que afirman que es Crimea… no es alta, militarmente”, se explayó Milley en una conferencia de prensa virtual en el Pentágono.

Ante los gestos indignados de las autoridades ucranianas, la Casa Blanca tuvo que salir a calmar las aguas, pero no tanto. «Todos coindicimos en que un acuerdo diplomático negociado es lo mejor, además de que Putin simplemente retire sus tropas», dijo John Kirby, vocero de Seguridad Nacional de Joe Biden, para añadir: “Solo Zelenski puede determinar si está listo para las negociaciones y cuándo, y cómo son esas negociaciones. Nadie de los Estados Unidos lo está empujando hacia la mesa».

Mientras Zelenski insiste en que el famoso misil era ruso, el primer ministro Denys Chmygal habló a la prensa junto con el vicepresidente de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis, para confirmar que “casi la mitad de nuestro sistema energético quedó fuera de servicio” por ataques rusos. Zelenski escribió en sus redes sociales que son 10 millones los habitantes de Ucrania que están sin luz.

En Italia, mientras tanto, la policía desbarató la organización neonazi «Orden de Hagal». Fueron detenidos cinco miembros de la banda en Nápoles pero no pudieron atrapar un sexto integrante, el ucraniano Anton Radomsky, excombatiente del Batallón Azov. Uno de los temas que incomodan en Europa es que hay evidencias de que gran parte del armamento enviado para luchar contra los rusos salió de Ucrania en forma clandestina.   «

Criptomonedas en Momento Enron

En abril pasado, a Sam Bankman-Fried le computaban una fortuna de algo así como u$s 26.000 millones de dólares. En octubre de 2022, el fundador de la plataforma de intercambio de criptomonedas FTX andaba por los 10.500. Hace unas semanas, sus fondos habían bajado de los mil millones en una estrepitosa caída que, además, dejó colgados a cientos de miles que apostaron por la aventura de confiarle sus ahorros.

Los analistas económicos alertaron que esto podría desencadenar un “Momento Lehman II”, por la bancarrota del banco de inversiones que en 2008 produjo la crisis financiera más grave en décadas. Otros, más sagaces, hablaron de un “Momento Madoff” o un “Momento Enron”, por dos grandes casos de fraudes.

Bankman-Fried (Popular como SBF), en todo caso, es el exponente de un proceso de generación de riquezas tan veloz como efímera. A los 30 años, este hijo de académicos de la Universidad de Stanford llegó a la lista de los millonarios de Forbes. Donante generoso de campañas del Parido Demócrata y de causas “progres”, era el niño mimado en el firmamento emprendedor y de los medios de EE UU.

Unos días antes de la caída de FTX, el New York Times anunciaba la Cumbre Anual DealBook, donde se juntan “líderes emergentes y empresarios del mundo de los servicios financieros, la tecnología, los bienes de consumo, la inversión privada, el capital de riesgo, la banca, los medios, las relaciones públicas, las políticas, el gobierno, el mundo académico y más”.

El acontecimiento está anunciado para el 30 de noviembre en el Jazz at Lincoln Center, de Nueva York.  Los oradores son, en primer lugar, el alcalde de la ciudad, Eric Adams. Lo sigue en el anuncio, el bueno de Bankman-Fried. Acompañado por el presidente ucraniano, la secretaria del Tesoro, el fundador de Facebook, el primer ministro israelí y así.

La semana pasada FTX se acogió al capitulo 11 de la ley de Quiebras y SBF renunció a la empresa. En la presentación ante las autoridades, FTX afirma que tiene entre 10.000 y 50.000 millones de dólares de activos y pasivos y más de 100.000 acreedores.