Renat Karimov es el secretario general del Sindicado de Trabajadores Migrantes de Rusia, la organización más grande en su área de la Federación Rusa, con cerca de 30 mil personas provenientes de todos los rincones de la región. De hecho, Karimov es de Tartaristán. La mayoría de los afiliados es de Uzbekistán, Ucrania y Kazajstán, pero también hay sirios y hasta de Bangladesh entre los que buscan en ese gremio la defensa de sus derechos. Karimov fue uno de los fundadores de ese gremio, que es crítico de la central obrera mayoritaria, la Federación de Sindicatos Independientes de Rusia, heredera en todo el sentido de la palabra –afiliados y bienes materiales como los centros de veraneo- de los que existían en la era soviética–. Nieto de campesinos, es la segunda generación de universitarios en la familia.

A los 59 años, Karimov, este ingeniero industrial que trabajó en una fábrica de camiones en el Volga, también tiene un bagaje teórico importante como para responder a una cuestión que aún hoy asombra a quien visita ese extenso país: ¿por qué se desmoronó la Unión Soviética?

–La caída de la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas) debe verse desde tres ángulos diferentes porque fue un proceso muy complejo. El primero es el económico. 

–¿Qué fue lo que ocurrió en ese campo?

–En la última época de la URSS el desarrollo económico fue decayendo. Era necesaria en ese momento una reforma económica profunda. Porque por entonces comenzó a decaer en una gran medida la producción y las mismas empresas ya no estaban tecnológicamente acordes a la época, habían quedado desactualizadas. Frecuentemente el problema es que sólo había inversiones en el desarrollo militar y no en el resto de la industria.

–¿El nivel de vida de los trabajadores disminuyó?

–No gran cosa, pero fue un factor que afectó de algún modo porque no había ocurrido anteriormente. Otra cuestión es la crisis en el Partido Comunista de la URSS. Muchos militantes y muchos trabajadores se fueron convirtiendo en burócratas y perdieron contacto con lo que ocurría. En el fondo no hubo un desarrollo de la teoría marxista. Pero también hubo un tercer momento que fue el de los conflictos entre las naciones. 

–¿A qué se refiere?

–En las repúblicas soviéticas empezaron a levantar la bandera del nacionalismo. Fue un engaño que se le hizo a la gente. Les hicieron creer que si se salían de la URSS iban a estar mejor. Fue un enorme error. Ese tremendo engaño arruinó a la URSS, fue un golpe mortal.

–¿Qué cree que debió hacerse en ese momento?

–No quedarse solamente en el problema del desarrollo. Era necesario ser constante y luchar por defender lo que había, porque las condiciones que se daban en el socialismo siempre iban a ser mejores que las que se pueden dar en el capitalismo. 

–¿Hicieron una autocrítica de los errores cometidos?

–Acá se inició un proceso revolucionario y en ese camino hubo errores. En alguna medida es lógico que ocurriera porque fue la primera prueba. Pero no debemos olvidar esos errores, hay que estudiar las causas para no repetirlos en el futuro si apareciera la posibilidad de emprender ese camino a una nueva sociedad otra vez. Pero nadie puede borrar los logros de los trabajadores. Como los derechos garantizados del trabajo, los derechos de la maternidad, los fondos sociales de consumo el nivel de vida que subían permanentemente. Todos esos elementos eran una cosa cotidiana. La gente no se daba cuenta mucho de eso y ahora se dan cuenta de lo que perdimos a medida que nos alejamos del período soviético. Entre las mentiras que hoy vemos, cada vez más pretenden que olvidemos eso. No es cierto que lo grandioso sólo se puede ver desde mucha distancia. Nos hablan de libertad pero sólo el socialismo puede garantizar el progreso para toda la gente liberando a la persona de difíciles problemas de la vida, cómo alimentar a los hijos, cómo mantener a los viejos. «