Cristina Cifuentes, la conservadora presidenta de la Comunidad de Madrid, venía en la cuerda floja desde que se difundió la notica de que habría fraguado un máster de la Universidad Rey Juan Carlos. Una de las espadas más firmes del Partido Popular y en especial de Mariano Rajoy -el jefe de gobierno español por esos días de visita en Buenos Aires- acosada ahora por un nuevo escándalo, prefirió irse antes que someterse a una moción de censura que de todas maneras le hubiera resultado esfavorable con el agregado de que podría darle chance a que el cargo quedar para la oposición.

El portal eldiario.es, un medio independiente sostenido por sus lectores, había publicado las irregularidades en el certificado por un máster en Derecho Autonómico presuntamente realizado entre 2011 y 2012. (ver acá)

Ella se plantó en que todo estaba en regla pero a medida que la fiscalía tomó cartas en el asunto y los otros medios de información se sumaron al caso -aunque más porque eldiario avanzó con más pruebas- su situación fue cada vez más comprometida.

Primero intentó parar el vendaval renunciando al máster, algo insólito. Pero el caso es que quedaban salpicados por una maniobra irregular docentes implicados en la confección de un documento con firmas adulteradas, según los peritos que estudiaron los papeles que fuerion convocados por los periodistas de la publicación original.

Pero la gota que rebasó el vaso fue que otro medio digital, okdiario.com, de corte centroderechista, publicó un video de 2011 -año fatal para Cifuentes- donde se ve que dos guardias de seguridad del hipermercado Eroski del Puente de Vallecas, frente al edificio de la Asamblea de Madrid, la retienen en la salida porque había «olvidado» de pagar dos potes de crema anti-age marca Olay. (ver acá)

Tuvo Cifuentes -por entonces número dos de la Comunidad madrileña- la mala suerte de ser descubierta por una dependienta de la sección de perfumería, y fue retenida durante 45 minutos hasta que pagó lo que correspondía por las cremas. La filmación fue «convenientemente» revelada ahora, en plena ebullición de su caso «universitario».

Este miércoles, finalmente, Cristina Cifuentes presentó la renuncia al cargo. En una rueda de prensa se justificó diciendo que «fue un error involuntario, en una compra en un supermercado yo me llevé por error y sin ser consciente de ello unos productos de cosmética por valor de 40 euros».

Pero no es que dimite, según dijo, por la suma de escándalos, o si se quiere por este pequeño hurto a lo Homero Simpson. Es que en los próximos días debía someterse a una moción de censura en el parlamento regional donde no tenía las de ganar.

La sesión se haría el 7 de mayo y Cifuentes quería llegar por lo menos para presidir la fiesta del 2 de Mayo, el día de Madrid, que recuerda el levantamiento de 1808 contra las fuerzas de ocupación de Napoleón Bonaparte.

El PSOE había conseguido articular un frente opositor como para arrebatar la presidencia en esa sesión. Por eso, dijo Cifuentes, se va «para que la izquierda no gobierne Madrid». Ángel Garrido, consejero de Presidencia y Justicia, la reemplazará hasta que se convoque el Pleno de investidura del nuevo jefe de gobierno.

Ante la prensa, la ahora ex presidenta, de 53 años, dijo que ese 4 de mayo de 2011 cometió el peor error de su vida. Pero al menos puede afirmar que las cremas funcionaron.