Manifestantes anunciaron este jueves el fin de varios días de ocupación de edificios públicos, pero prometieron seguir presionando para que el presidente, que huyó del país, renuncie ante la grave crisis económica y política.

«Nos retiramos pacíficamente del Palacio Presidencial, la secretaría presidencial y la oficina del primer ministro con efecto inmediato, pero continuaremos nuestra lucha», dijo una portavoz de los manifestantes.

Una multitud invadió el fin de semana el palacio presidencial, y las protestas obligaron al mandatario, Gotabaya Rajapaksa, a huir hacia las Maldivas este miércoles, justo cuando los activistas irrumpían en el despacho del primer ministro, Ranil Wickremesinghe.

Rajapaksa prometió que se daba como plazo hasta este miércoles para renunciar, pero todavía no ha realizado ningún anuncio en un momento en el que esta isla ubicada al sur de India, vive la peor crisis económica y política de su historia.

La población de cerca de 22 millones de habitantes sufre escasez de productos esenciales por la falta de divisas para las importaciones, y los manifestantes consideran que la crisis se debe a una mala gestión de Rajapaksa.

El primer ministro, a quien el presidente nombro como jefe de Estado interino en su ausencia, pidió el desalojo de los edificios estatales e instruyó a las fuerzas de seguridad que hiciesen lo que fuera «necesario para restablecer el orden».

Desde la huida del presidente el complejo fue abierto al público y miles de personas visitaron el edificio, que ya no contaba con la guardia que lo custodiaba

Un importante monje budista que apoya la protesta hizo un llamado a que el palacio presidencial que tiene más de 200 años de antigüedad sea devuelto a las autoridades y que se garantice la conservación de sus valiosas obras de arte.

«Este edificio es un tesoro nacional y debe ser protegido», dijo el monje Omalpe Sobitha a periodistas, informó la agencia de noticias AFP.

«Tiene que haber una auditoría adecuada y se debe devolver la propiedad al Estado», agregó.

Desde la huida del presidente el complejo fue abierto al público y miles de personas visitaron el edificio, que ya no contaba con la guardia que lo custodiaba.

Después de que su despacho del primer ministro fuera tomado, Wickremesinghe declaró que quienes ocupaban el edificio querían impedir que cumpliera con sus responsabilidades como Presidente interino.

Los manifestantes «quieren impedir que cumpla con mis responsabilidades como presidente en funciones. No podemos permitir que los fascistas tomen el control», señaló.

Un toque de queda decretado ayer fue levantado hoy, pero la policía informó que un soldado y un oficial fueron heridos en enfrentamientos durante la noche fuera del Parlamento.

El intento de tomar el Legislativo fracasó, a diferencia de otras instituciones que los manifestantes ocuparon sin problemas.

El principal hospital de Colombo informó que 85 personas fueron admitidas con heridas ayer y que un hombre murió asfixiado después de haber inhalado gas lacrimógeno en la oficina del primer ministro.

Rajapaksa seguía este jueves en las Maldivas, y había informaciones de que esperaba un avión privado que lo lleve junto a su esposa Ioma y dos guardaespaldas a Singapur.

Medios locales informaron que se niega a tomar un vuelo comercial ya que fue recibido de forma hostil por los pasajeros en el aeropuerto cuando llegó a las Maldivas el miércoles.

El mandatario fue abucheado e insultado en el aeropuerto internacional de Velana, y un grupo organizó una manifestación en la tarde para pedir a las autoridades de Maldivas que no permitieran su presencia.

Los medios del archipiélago de las Maldivas informaron que pasó la noche en el Waldorf Astoria Ithaafushi, un hotel ultralujoso de este exclusivo destino turístico.

Esta opulencia contrasta con la dura crisis que viven sus compatriotas en un momento en que cuatro de cada cinco personas en el país debe saltarse alguna comida debido a la catastrófica situación económica.

El país declaró una moratoria de la deuda y la falta de divisas provocó una escasez de combustible que tiene casi paralizada a la isla.