El ministro de Educación de Venezuela y titular de la Comisión Presidencial para la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), Elías Jaua, criticó con una ironía la negativa de la Conferencia Episcopal venezolana de participar de las conversaciones sobre el proceso constituyente impulsado por el gobierno de Nicolás Maduro. “Tenemos una Conferencia Episcopal en desacato al Papa”, señaló Jaua durante la jornada de Discusión sobre la ANC que se realiza en Caracas en la Casa Amarilla, sede protocolar de la Cancillería, con la presencia de cerca de 100 representantes de 36 países de América y el resto del mundo.

Acompañado por los 10 integrantes de la Comisión, entre ellos el hermano de Hugo Chávez, Adán, la Canciller Delcy Rodríguez, y la dirigente indígena Noelí Pocaterra, Jaua señaló que los obispos venezolanos rechazaron la invitación por no estar de acuerdo con la iniciativa de Maduro. “Queríamos que vinieran escuchar, a conversar, a sacarse las dudas, pero no hay manera”, dijo Jaua, y recordó que días atrás el propio Papa Francisco les envió una carta pidiéndole que tendieran puentes para el diálogo en Venezuela. “En cambio le tiraron una granada al puente”, graficó Jaua.

El domingo pasado Tiempo informó que Francisco había enviado a los obispos venezolanos una carta firmada el 5 de mayo, mismo día en que los representantes de la Iglesia rechazaban, en sintonía con la opositora Mesa de Unidad Democrática (MUD), la convocatoria del presidente Maduro para reformar la Carta Magna y rediscutir los poderes del estado desde las bases “originarias” del pueblo, como establecen los artículos 347, 348 y 349 de la Constitución Bolivariana, como una forma definitiva y soberana “desde las bases” de hallar una solución a la crisis política y económica que vive el país.

En su carta oficial, el Papa exhortaba a la Iglesia venezolana a que contribuya al diálogo y establezca “puentes” que ayuden a resolver la grave crisis. El mensaje también fue leído como un tiro por elevación a la oposición, a la cual criticó días atrás argumentando que estaba “dividida” y esa condición evitaba llegar a la resolución de los conflictos.

“Los graves problemas de Venezuela se pueden solucionar si hay voluntad de establecer puentes, de dialogar seriamente y de cumplir con los acuerdos alcanzados. Les exhorto a seguir haciendo todo lo necesario para que este difícil camino sea posible, convencido de que la comunión entre ustedes y sus sacerdotes les dará luz para encontrar el camino correcto”, señalaba el Papa en su carta, en un mandato que los obispos hoy desconocen.