«Hermanos y hermanas, nuestra democracia está en riesgo por el golpe de Estado que han puesto en marcha grupos violentos que atentan contra el orden constitucional. Denunciamos ante la comunidad internacional este atentado contra el Estado de Derecho». El propio Evo Morales mandó un tuit alertando sobre la situación a las 7:32 de la madrugada. Un comunicado oficial del ministerio de Relaciones Exteriores advertía sobre la «implementación de un plan de golpe de Estado provocado por grupos radicales» y acusaba al dirigente cívico de Santa Cruz, Fernando Camacho, de llamar públicamente a la interrupción del orden constitucional.

«Hermanos y hermanas, nuestra democracia está en riesgo por el golpe de Estado que han puesto en marcha grupos violentos que atentan contra el orden constitucional. Denunciamos ante la comunidad internacional este atentado contra el Estado de Derecho». El propio Evo Morales mandó un tuit alertando sobre la situación a las 7:32 de la madrugada. Un comunicado oficial del ministerio de Relaciones Exteriores advertía sobre la «implementación de un plan de golpe de Estado provocado por grupos radicales» y acusaba al dirigente cívico de Santa Cruz, Fernando Camacho, de llamar públicamente a la interrupción del orden constitucional.

Horas mas tarde, las Fuerzas Armadas se pronunciaron por primera vez desde que hace 20 días estalló el conflicto social por los resultados de las últimas elecciones nacionales. Lo hicieron para anunciar que nunca se enfrentarán al pueblo boliviano y pedir que en el ámbito político se encuentre una solución velando los intereses del país. “Las Fuerzas Armadas, enmarcadas en la democracia y las leyes, garantizaremos la unión entre compatriotas, por lo que ratificamos que nunca nos enfrentaremos con el pueblo, a quien nos debemos y siempre velaremos por la paz, convivencia entre hermanos y el desarrollo de nuestra patria”, anunció el comandante de esa institución, Willams Kaliman. En rsumen, los uniformaddo advieten que no reprimiran las protestas ni tomarán partido en el motín policial.

«Evo Morales debe renunciar», dicen desde Cochabamba, Chuquisaca, Tarija, Potosí, Santa Cruz, Oruro, Beni y Sucre. Son policías bolivianos que desoyen las órdenes oficiales para actuar antes las protestas opositoras en esas provincias y se amotinaron a última hora del viernes en la Unidad Táctica de Operaciones Policiales (UTOP) de Cochabamba.

A media tarde, el presidente convocó a un diálogo a los partidos políticos que ganaron escaños en el Congreso en los comicios del 20 de octubre, pero no a los comités cívicos que impulsan las protestas para que renuncie. Pidió también a los policías que acaben sus motines y retomen las labores de preservar la seguridad. «Esperamos ser escuchados», agregó el presidente.

Morales, en el poder desde 2006, insistió en que está en curso «un golpe de Estado por grupos violentos, por grupos antidemocráticos que no respetan la democracia, que no respetan los resultados de las últimas elecciones nacionales y sobre todo no respetan la paz social».

El diálogo convocado por Morales incluye a su partido, el Movimiento al Socialismo, y a los opositores Comunidad Ciudadana, Bolivia Dijo No y al Partido Demócrata Cristiano, que fueron sobrepasados por la acción de los comités cívicos tras los comicios. En las primeras reacciones opositoras, un dirigente de Comunidad Ciudadana, el partido del expresidente Carlos Mesa, segundo en los comicios del 20 de octubre, dijo que esa formación acudirá al diálogo.

«Comunidad Ciudadana siempre ha estado abierta al diálogo y va a estar sentada en el escenario que permita pacificar al país», declaró el dirigente José Luis Bedregal al canal Bolivisión. «No acudiré al diálogo», declaró en tanto el dirigente Rubén Costas, del partido Bolivia Dijo No.

Morales no incluyó en su propuesta de diálogo a los comités cívicos, encabezados por Luis Fernando Camacho (de la región oriental de Santa Cruz), promotores de las multitudinarias protestas y paros para que renuncie, tras los comicios que le dieron la reelección.

La oposición denuncia fraude en los comicios, por lo que exige la renuncia de Morales, la anulación de los comicios y la convocatoria a nuevas elecciones.

«Convoco con una agenda abierta para pacificar Bolivia. Convoco de manera urgente, inmediata, después de esta rueda de prensa», dijo el mandatario. «Esperamos ser escuchados», agregó el presidente, quien invitó a organismos internacionales, como la ONU y OEA, y a las iglesias a acompañar este diálogo.

También pidió a los policías que terminen sus motines, desatados el viernes, y retomen sus labores de preservación del orden público.

«Convoco a los comandantes nacionales, departamentales, a ese policía que es comprometido con su pueblo, a cumplir con las normas, a cumplir con su honor», declaró Morales, quien habló al país inusualmente desde la base aérea de El Alto, y no desde la casa de gobierno. Estaba escoltado por el vicepresidente, Álvaro García Linera, y el canciller, Diego Pary.

La rebelión policial fue iniciada el viernes en la tarde por las fuerzas especiales (UTOP) en la ciudad central de Cochabamba y se expandió inicialmente a los comandos de Sucre (sur, la capital de Bolivia) y Santa Cruz, la acaudalada región del oriente del país y bastión opositor.

Durante la noche del viernes y madrugada del sábado la rebelión de los agentes se extendió a las demás regiones (de un total de nueve), salvo La Paz y Pando (norte, en la frontera con Brasil y Perú), según medios locales.

Los motines policiales se desataron mientras la oposición estaba en las calles exigiendo la renuncia de Morales. El gobierno descartó enviar a tropas militares a someter a los policías rebeldes, según anunció el ministro de Defensa, Javier Zavaleta, mientras la oposición saludó la rebeldía de los agentes y pidió a las Fuerzas Armadas que sigan sus pasos.

«Evo Morales debe renunciar», dicen desde Cochabamba, Chuquisaca, Tarija, Potosí, Santa Cruz, Oruro, Beni y Sucre. Son policías bolivianos que desoyen las órdenes oficiales para actuar antes las protestas opositoras en esas provincias y se amotinaron a última hora del viernes en la Unidad Táctica de Operaciones Policiales (UTOP) de Cochabamba.

A media tarde, el presidente convocó a un diálogo a los partidos políticos que ganaron escaños en el Congreso en los comicios del 20 de octubre, pero no a los comités cívicos que impulsan las protestas para que renuncie. Pidió también a los policías que acaben sus motines y retomen las labores de preservar la seguridad. «Esperamos ser escuchados», agregó el presidente.

Morales, en el poder desde 2006, insistió en que está en curso «un golpe de Estado por grupos violentos, por grupos antidemocráticos que no respetan la democracia, que no respetan los resultados de las últimas elecciones nacionales y sobre todo no respetan la paz social».

El diálogo convocado por Morales incluye a su partido, el Movimiento al Socialismo, y a los opositores Comunidad Ciudadana, Bolivia Dijo No y al Partido Demócrata Cristiano, que fueron sobrepasados por la acción de los comités cívicos tras los comicios. En las primeras reacciones opositoras, un dirigente de Comunidad Ciudadana, el partido del expresidente Carlos Mesa, segundo en los comicios del 20 de octubre, dijo que esa formación acudirá al diálogo.

«Comunidad Ciudadana siempre ha estado abierta al diálogo y va a estar sentada en el escenario que permita pacificar al país», declaró el dirigente José Luis Bedregal al canal Bolivisión. «No acudiré al diálogo», declaró en tanto el dirigente Rubén Costas, del partido Bolivia Dijo No.

Morales no incluyó en su propuesta de diálogo a los comités cívicos, encabezados por Luis Fernando Camacho (de la región oriental de Santa Cruz), promotores de las multitudinarias protestas y paros para que renuncie, tras los comicios que le dieron la reelección.

La oposición denuncia fraude en los comicios, por lo que exige la renuncia de Morales, la anulación de los comicios y la convocatoria a nuevas elecciones.

«Convoco con una agenda abierta para pacificar Bolivia. Convoco de manera urgente, inmediata, después de esta rueda de prensa», dijo el mandatario. «Esperamos ser escuchados», agregó el presidente, quien invitó a organismos internacionales, como la ONU y OEA, y a las iglesias a acompañar este diálogo.

También pidió a los policías que terminen sus motines, desatados el viernes, y retomen sus labores de preservación del orden público.

«Convoco a los comandantes nacionales, departamentales, a ese policía que es comprometido con su pueblo, a cumplir con las normas, a cumplir con su honor», declaró Morales, quien habló al país inusualmente desde la base aérea de El Alto, y no desde la casa de gobierno. Estaba escoltado por el vicepresidente, Álvaro García Linera, y el canciller, Diego Pary.

La rebelión policial fue iniciada el viernes en la tarde por las fuerzas especiales (UTOP) en la ciudad central de Cochabamba y se expandió inicialmente a los comandos de Sucre (sur, la capital de Bolivia) y Santa Cruz, la acaudalada región del oriente del país y bastión opositor.

Durante la noche del viernes y madrugada del sábado la rebelión de los agentes se extendió a las demás regiones (de un total de nueve), salvo La Paz y Pando (norte, en la frontera con Brasil y Perú), según medios locales.

Sin embargo, los agentes de la UTOP de La Paz que mantenían restringido desde hace semanas el acceso a la Plaza Murillo, donde está la casa de gobierno, se retiraron a su cuartel el sábado en señal de apoyo a los motines. El sector seguía custodiado por oficiales y suboficiales de la unidad.

Los motines policiales se desataron mientras la oposición estaba en las calles exigiendo la renuncia de Morales.

El gobierno descartó enviar a tropas militares a someter a los policías rebeldes, según anunció el ministro de Defensa, Javier Zavaleta, mientras la oposición saludó la rebeldía de los agentes y pidió a las Fuerzas Armadas que sigan sus pasos.

El MAS convocó a «toda la militancia, organizaciones sociales y simpatizantes» de los nueve departamentos a «hacerse presentes en La Paz» este sábado para «defender» el «voto del campo y la ciudad», pero hasta media tarde no había marchas oficialistas en la ciudad. «