El mundo ha sido atrapado por el más despiadado terrorismo mediático, que desinforma sin sutileza alguna con la difusión de videos falsos, muchos de ellos sacados de los violentos juegos de la Internet, otros fabricados tratando de atrapar emocionalmente a la población y haciendo silencio absoluto sobre la verdad de los hechos y las circunstancias y sobre quiénes son los verdaderos responsables de lo que está sucediendo entre Rusia y Ucrania.

Utilizando el silencio como un arma, los culpables nunca publicaron que el ex primer ministro de Ucrania, Nikolai Azarov, informó el pasado 4 de marzo que la Otan planeaba lanzar una operación a gran escala, utilizando armas nucleares contra Rusia, por lo cual había asignado un papel clave a Kiev. Es algo de lo que ya se había hablado en 2014, cuando el golpe al gobierno ucraniano de Víktor Yanukovich para imponer a los fascistas alineados con los servicios de inteligencia de EE UU, Gran Bretaña y otros movimientos encubiertos, utilizando a los activos grupos nazis heredados de los colaboradores de los invasores alemanes durante la II Guerra Mundial.

La llamada “primavera ucraniana” comenzó con supuestos levantamientos al estilo “golpe blando” en diciembre de 2013, que terminaron en la revuelta en la Plaza Maidán de febrero de 2014, mientras la flota de EE UU y sus aliados realizaban ejercicios de provocación contra Rusia, China, Corea del Norte y otros países cercanos. Azarov, respetado académico, era primer ministro en 2014. Después de haber ocupado ese mismo cargo y otros en la administración ucraniana, sabía que la posición estratégica de Ucrania estaba marcada en rojo entre los objetivos de la Otan.

A través de su cuenta en Facebook, Azarov denunció que “la Otan había planeado una tercera guerra mundial, utilizando armas nucleares contra Rusia, y se les había asignado un papel clave a la actual élite gobernante, controlada por EE UU y los ultranacionalistas en Ucrania”. La Otan quería aprobar este despliegue de tropas en el verano de 2022, durante una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU.
El expremier detalló que dicha estrategia concebía desplegar cuatro brigadas militares en territorio de Ucrania y una brigada aérea capaz de transportar ojivas nucleares, advirtiendo que el plan comprendía “provocaciones seguidas de peligrosos ataques con la destrucción de la población” en las autoproclamadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk.

“Solo ahora tenemos la oportunidad de hacer públicos los datos de inteligencia” sobre este plan, dijo, y aseguró que desde diciembre de 2021 el gobierno de Putin recibió información sobre esos planes de la alianza militar. En Kiev “se tomaron decisiones fatídicas para exterminar a la población de habla rusa en el Donbáss, donde el ejército ucraniano se estaba preparando para comenzar una operación militar (…) el 25 de febrero», concluyó. En ese sentido, dijo que “para evitar una tercera guerra mundial y un ataque a Rusia con el uso de armas nucleares, el gobierno (ruso) tomó la decisión de controlar esta situación y restablecer el orden en Ucrania”, motivo por el cual inició su operación militar especial el pasado 24 de febrero “y esta decisión de Putin salvó miles de vidas en el Donbáss”.

Solo basta con indagar en la historia a partir del renacimiento de Rusia después de la caída de la URSS para llegar a colocar a la Federación Rusa como una de las grandes potencias en la actualidad, lo que llevó a la eterna conspiración de EE UU, Gran Bretaña y otros contra Putin. No se debe olvidar que el eterno asesor de los gobiernos de EE UU, Brezezinski, había propuesto la desintegración de Rusia en los ’90 para impedir su resurgimiento. Putin planteó todo lo contrario, convirtiéndose en un objetivo, más allá de las medidas que tomaba y los cambios que se producían. La Guerra Fría continuaba con otras modalidades.

En estos momentos, la propaganda globalizada del poder hegemónico señala a Rusia como la responsable de esta “guerra” cuya raíz profunda han sido las acciones de la Otan, en un proyecto de expansión que obedece a los planes de Washington para dominar el mundo, un viejo sueño que llevará al suicidio del imperio arrastrando a su gran colonia: la UE. Como sostiene Azarov, Putin lanzó la operación militar que tenía como objetivo los cuarteles y nidos de armas que iba almacenando la Otan en Ucrania, a llegar a un límite con una guerra de exterminio que durante ocho años contra las repúblicas del Donbass, que ha dejado 15 mil muertos –entre ellos un millar de niños– desaparecidos, inválidos, detenidos y acosados por los mercenarios de los grupos nazis que prevalecen en ese país. Fue denunciado en todos los frentes como un “genocidio” por Putin sin que nadie hiciera nada, como sucedió con las guerras coloniales de Afganistán, Irak, Libia, Siria, Somalia, Yemen, que dejaron millones de muertos, sin que los invasores fueran condenados en este siglo XXI.

¿Quién se encargó de explicar qué estaba haciendo la Otan, ilegalmente actuando fuera de sus posiciones fijadas cuando los servicios de inteligencia de EE UU y Gran Bretaña crearon esta organización en 1949 para, supuestamente, defender las fronteras de Europa ante una posible invasión de Rusia tras la II Guerra?

La URSS había perdido más de 22 millones de personas, entre civiles y militares que lucharon ante la invasión nazi. No había intención de invadir Europa y menos en esas circunstancias, pero a EE UU le sirvió para llenar de bases militares Europa. También se ocultó al mundo que Rusia había ganado la guerra. Hasta de esto se apropiaron los que hoy ocupan el lugar de aquellos fascistas en su intención de instalar una gobernanza global imperial y que, como Adolf Hitler, hablan de “fronteras seguras”.

En Argentina tenemos una base militar estratégica de Gran Bretaña en las Islas Malvinas, ocupadas colonialmente, por cuya devolución se lucha desde 1833. Ya está en manos de la Otan. Si en Ucrania encontraron los militares rusos tres laboratorios de armas biológicas, de los 30 que funcionarios de Washington admiten tener, ¿qué tendremos nosotros en esta base colocada en nuestras islas por Gran Bretaña que está a más de 14 mil km de sus costas?

El periodista Thomas Friedman, del New York Times, considera errónea esta política de EE UU, como también lo advierten varios sectores entre civiles y militares en ese país. Pero por ahora los “culpables” de mentiras y silencios creen que acompañar a los fundamentalistas del imperio les asegura la impunidad. No parecen entender que el gigante imperial ya está atrapado en su propia y desmesurada ambición.

Las “armas de destrucción masiva” que supuestamente tenía Irak, invadido y ocupado por la Otan y el coro imperial, están dispersas en países como Ucrania. ¿Y dónde más?