La participación en las próximas elecciones regionales del 21 de noviembre de parte de la oposición histórica al chavismo marcará el fin de un etapa en Venezuela, signada por la violencia política, operaciones de desestabilización en las que no fueron ajenos los poderes internacionales y el fracaso de una estrategia que tuvo como principal figura al ya desgastado autonominado presidente interino, Juan Guaidó. El anuncio de la llamada Plataforma Unitaria, que reúne a los principales partidos opositores, sumado al avance del diálogo entre el gobierno y las fuerzas políticas en México, con mediación de Noruega, augura un período de fuerte disputa política, pero dentro del plano institucional, siempre que el proceso no se frustre en el camino como ocurrió otras veces. “Este no es un logro solo derivado del acuerdo firmado el 13 de agosto sino de todo un proceso de conversaciones con la oposición que ha venido rindiendo frutos”, declaró Jorge Rodríguez, delegado del gobierno de Nicolás Maduro, minutos antes de comenzar la segunda ronda de charlas en la capital mexicana.

Los partidos opositores Un Nuevo Tiempo, Primero Justicia, AD, Copei, Voluntad Popular, Convergencia, Movimiento Progresista, y otros, anunciaron esta semana su participación en las elecciones de alcaldes y gobernadores, en la boleta de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD). En un comunicado los dirigentes manifestaron que la decisión fue tomada tras “un extenso y difícil proceso de deliberación interna que contó con la participación de líderes locales y regionales”. En la presentación encabezada por Roberto Enríquez, Henry Ramos Allup, Tomás Guanipa y Roberto Enríquez, se leyó: “Entendemos que será un terreno de lucha útil para fortalecer a la ciudadana e impulsar la verdadera solución a esta grave crisis: unas elecciones presidenciales y legislativas libres, nos organizaremos, movilizaremos y fortaleceremos en unidad”.

La última vez que la oposición participó formalmente de un proceso electoral fue en las legislativas de 2015, cuando obtuvo la mayoría en la unicameral Asamblea Nacional. Luego se excluyó de las presidenciales de 2018, cuando Maduro fue reelegido en unos comicios acusados de fraudulentos, que dieron pie al reconocimiento de Guaidó como “presidente interino”. Una jugada muy auspiciada por el entonces presidente de los EE UU, Donald Trump. Guaidó no se pronunció aún sobre si participará o no en el proceso, aunque sí se manifestó a favor de la mesa de negociación, de la que es parte a través de sus delegados.

El nuevo encuentro en México, que busca concluir los fallidos diálogos de Barbados, en 2019, y República Dominicana, en 2018, tendrá como punto central por parte del gobierno debatir sobre “exigencias económicas para Venezuela», según adelantó Maduro. «Ahora que quieren ir a elecciones, no se les olvide que ustedes pidieron la invasión de Venezuela y ustedes son los culpables de las sanciones», había dicho el mandatario en referencia a los embargos impuestos por Estados Unidos y la Unión Europea.

Por su parte, la oposición aclaró que el tema de mayor interés es el electoral: “Por elecciones libres y justas” y “recuperar la democracia en Venezuela”. «