Este martes 5 de enero se pondrá en funciones la nueva Asamblea Nacional, el parlamento unicameral venezolano, con la renovación total de sus miembros y la nueva conformación, ampliada a 277 bancas de las cuales el oficialismo que responde a Nicolás Maduro tendrá una abrumadora mayoría de 253 diputados. Pese a los intentos de la oposición que hasta ahora mantenía la hegemonía en el cuerpo de permanecer y desconocer los resultados de la elección del pasado 5 de diciembre -que intentó boicotear-, el gobierno y la nueva oposición dan por hecho que mañana será el último día de gestión de Juan Guaidó y sus aliados.

“El 4 de enero a las 12 de la noche muere nuestra Asamblea Nacional electa en diciembre de 2015 y con ella todas sus payasadas y sus bochinches. El 5 se instalará la AN electa por 5 años, donde AD y demás factores de oposición actuarán con claridad defendiendo los intereses del pueblo”, fue la declaración, no de Maduro, sino de Bernabé Gutiérrez, Secretario general del partido Acción Democrática (AD), integrante de la Alianza Democrática, segunda fuerza aunque con solo 18 legisladores.

La semana pasada, la AN sancionó una modificación del Estatuto de Transición y creó una Comisión Delegada que permitiría seguir funcionando al actual esquema, en el que Guaidó seguiría presidiendo el cuerpo y por lo tanto manteniendo el estatus autoproclamado de “presidente encargado”, que ostentó durante los últimos dos años con el apoyo fervoroso de Estados Unidos y otras naciones. La estrategia abstencionista frente a las elecciones y la “consulta popular” sobre la permanencia de los legisladores en la AN realizada por internet y una aplicación móvil no dieron los frutos esperados. Sumado a la creciente pérdida de apoyo popular en el país y las dudas de algunos líderes internacionales, que más allá de condenar o criticar a Maduro, se han ido distanciando de Guaidó y su fracasado plan de derrocar al presidente. Consciente de que el martes el gobierno impondrá el ingreso de los nuevos representantes, Guaidó apeló en los últimos días al apoyo de la comunidad internacional y a las fuerzas armadas nacionales. “En 2021 cuando la crisis pegue aún más fuerte y nuestra gente salga a reclamar, ¿de qué lado van a estar? Deberán decidir si formarán parte de la lista de imputados por crímenes de lesa humanidad o la de los valientes que salvaron a Venezuela”, les dijo. Mensaje similar al que fue promoviendo sin éxito en estos dos años, más allá de que un pequeño sector disidente se sumó al intento de golpe del 30 de abril de 2019.

Los dirigentes chavistas consultados para esta nota se mostraron absolutamente confiados de la pérdida de apoyo popular de la oposición representada por los partidos que integran el llamado G4. “El 5 no va a pasar nada, todo lo que dice y hace esta gente es para Twitter y los medios extranjeros”, señaló un asesor del Palacio de Miraflores. Por otro lado, se cree que los legisladores salientes “probablemente contraten un salón en un hotel cinco estrellas y hagan un simulacro de asamblea, como hicieron hace un año para elegir presidente en la redacción de un diario. Pero es posible que ningún hotelero quiera prestarse a ese espectáculo, paguen lo que paguen”, agregó un exfuncionario diplomático con llegada al gobierno.

El mayor temor de los opositores es que cualquier intento de permanecer en el poder legislativo sea tomado como usurpación de cargo público, lo que habilitaría a una catarata de causas judiciales contra esos dirigentes. Para el chavismo más duro esto no solo es posible, sino “necesario”. Restará para ver si esto ocurre cómo se pronuncian la Unión Europea, que ya empieza a dar muestras de que duda en sostener a Guaidó, y el nuevo presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, quien asumirá el 20 de enero y no se espera ninguna declaración sobre Venezuela hasta entonces.

La inédita hegemonía que tendrá la nueva AN es también producto de las estrategias de una oposición que hace tiempo abandonó la contienda electoral, con acusaciones de falta de transparencia, pero también por la imposibilidad de acordar entre los partidos un candidato único y por la pérdida real de apoyo en el electorado.

Con esta nueva composición, se estima que el parlamento se convierta en una activa herramienta institucional que consolide el centralismo del gobierno de Maduro. Esta semana deberán elegirse las autoridades. Entre los nuevos diputados hay espadas históricas del movimiento bolivariano. Los chavistas no arriesgan nombres, pero entre los más destacados están Diosdado Cabello, Jorge Rodríguez, Celia Flores e Iris Varela. Posiblemente alguno de ellos integre la cúpula.