El martes 6 de febrero se reunió el plenario de secretarios generales de la UOM en la sede de Villa Lugano, cuna del secretario general, Antonio Caló. El propósito del encuentro fue definir la posición del sindicato ante la movilización convocada para el 21 de febrero por la conducción de la CGT a instancias de Hugo Moyano. 

La directiva de la UOM mocionó no participar, pero tuvo que lidiar con la voz de algunas seccionales díscolas que, al igual que lo hicieron en las marchas de diciembre contra la reforma previsional, evaluaban participar. 

La resolución adoptada finalmente fue la de no adherir a la convocatoria pero, a la vez, dar libertad de acción a las seccionales que quisieran hacerlo pero sin portar distintivos del sindicato.

Las seccionales que podrían participar bajo ese formato son las de San Miguel, Quilmes, Zárate, La Matanza, Villa Constitución y Tres de Febrero, aunque todo indica que la decisión se tomará a último momento.

Una apuesta a la autoconvocatoria

El secretario de Organización del sindicato de Camioneros, Luis Córdoba, sobre quien recae gran parte del armado del acto y es receptor de las adhesiones que se producen a diario, señaló a Tiempo que «van a participar muchos sindicatos en forma autoconvocada, como pasó en diciembre contra la reforma previsional. Las bases están rebeladas por las paritarias que se firman de antemano, la gente está cansada. La masividad va a sorprender a propios y extraños».

Los organizadores esperan reunir unas 400 mil personas de la mano del sindicato camionero y sus aliados en la CGT, el triunvirato piquetero, los 25 sindicatos enrolados en la Corriente Federal de Trabajadores (CFT) y las dos CTA conducidas por Hugo Yasky y Pablo Micheli. Varias CGT regionales de la provincia de Buenos Aires (San Martín, Brown, San Miguel, Norte, Sur, Morón), Tierra del Fuego, Río Negro y San Lorenzo, al igual que el 29 de noviembre, también participarán. 

Además aportará lo propio el sindicalismo clasista y la izquierda que promueve la conformación de una columna independiente delimitada de los convocantes con el propósito de llevar la consigna de «paro activo nacional y plan de lucha».

Si bien el sector de Moyano logró una amplia mayoría en el Consejo Directivo de la CGT para formalizar la convocatoria, los dirigentes de los principales sindicatos agrupados en el sector de los Gordos y los Independientes le restaron apoyo poniendo a la central al borde de la fractura. Gremios clave del transporte como la UTA y, con excepción de los señaleros, las diferentes expresiones de los ferroviarios, como en el paro del 18 de diciembre, optaron por desacatar la medida resuelta y orientarse a una política de conciliación con el gobierno. De hecho, acaban de conceder la unificación de sus convenios con pérdida de conquistas (ver página 7). 

Sin embargo, al igual que en la UOM, las conducciones de esos sindicatos no controlan sus gremios sin fisuras y la movilización, en un contexto de discusiones paritarias y una fuerte ofensiva sobre las condiciones de vida de los trabajadores, puede transformarse en un canal de la bronca que ya se manifestó en diciembre y que, ahora, podría ingresar en un nuevo capítulo.

De hecho, Tiempo pudo saber que existe una tendencia a movilizarse por parte de comisiones internas y delegados oficialistas en el gremio de la Sanidad que conduce el propio Héctor Daer. En la Alimentación, que conduce su hermano Rodolfo, las comisiones internas dirigidas por la oposición participarán de la movilización, en su mayoría en una columna diferenciada del acto. Estarán Unilever (Helmans y Knorr), Mondelez, Felfort, Lodiser y Kraft, la planta más grande del gremio. También participarían, «bajo cuerda», según la expresión de un dirigente sindical consultado, delegados de la lista verde oficialista. Además, fuentes de la organización del acto aseguran que podrían participar seccionales del Conurbano y del interior de la provincia de Buenos Aires.

En el gremio de la construcción, cuyo principal sindicato (UOCRA) conduce Gerardo Martínez y que no participará del acto, también marcharían, como en diciembre, seccionales del interior de la provincia de Buenos Aires como Zárate-Campana, entre otras.

En el caso de la Unión Ferroviaria de Sergio Sasia, enrolado en el MASA, la seccional Haedo conducida por Rubén «Pollo» Sobrero, participará también en la columna independiente.

Por el lado de la Unión Tranviarios Automotor (UTA), el cuerpo de delegados de la línea 60 definirá el lunes su casi segura participación. En ese sector, dos sábados atrás, los choferes autoconvocados también definieron que estarán en el acto. Se trata de un agrupamiento que llegó a reunir este año a 1500 choferes de una veintena de líneas en asambleas por fuera y en oposición a la conducción del sindicato.

Otra fuente sindical confió a este diario que también hay seccionales que definieron su participación incluso en el gremio de los encargados de edificio (SUTERH) que conduce Víctor Santamaría y que, luego de aprobarla en Consejo Directivo, hizo pública su no participación.

El caso de los trabajadores estatales es más complejo. Por un lado, los municipales de Sutecba conducidos por Amadeo Genta, a pesar de que vienen de firmar un acuerdo paritario de apenas el 12% en dos cuotas, serán de la partida. Por el otro, la UPCN conducida por Andrés Rodríguez -también firmante de ese acuerdo- no participará de la movilización.

En el caso de ATE, atravesado por los conflictos del INTI, el SENASA, los mineros del Río Turbio y el Hospital Posadas, la conducción nacional a cargo de Hugo «Cachorro» Godoy, no participará de la marcha en función de la disputa que mantiene con Pablo Micheli por la conducción de la CTA Autónoma, pero sí lo harán las seccionales de ATE de Capital Federal y otras seis provincias que se referencian con Hugo Yasky y la Corriente Federal de los Trabajadores. El sindicato de ANSES, APOPS, ya ratificó su presencia.

Una luz de alerta

La experiencia de una seccional de un sindicato que adhiera a una medida de otro sindicato o central contra la política de su dirección tiene el antecedente del SUTNA San Fernando. Durante el kirchnerismo, esa seccional adhirió a cada paro convocado por la CGT de Hugo Moyano contra el Impuesto a las Ganancias, entre otras reivindicaciones muy sentidas por los trabajadores del neumático. Esa política, a la postre, se tradujo en el triunfo de esa oposición que hoy conduce el sindicato nacional y todas las seccionales que, hasta entonces, estaban en manos del sector de Pedro Wazsiejko.

Debates por el futuro

Así las cosas, más allá de los convocantes, la movilización del 21 de febrero aparece como un canal de continuidad del ciclo de protestas contra las reformas del gobierno que llegó a un pico en diciembre pasado y que, por sus organizadores, tuvo su antecedente en la movilización del 29 de noviembre al Congreso Nacional.

Según una encuesta que realizó este medio entre sus socios (ver página 39), la abrumadora mayoría aspira a que la movilización sea el puntapié inicial de «una profundización de la movilización sindical en defensa de los derechos de los trabajadores».

La confesión de Schmid, en el sentido de que el triunvirato de la CGT está acabado, plantea inmediatamente el interrogante sobre las fuerzas en escena que pugnan por organizar y dirigir, con programas y planteos propios, la próxima etapa de la CGT y del movimiento obrero.

El viernes pasado, Pablo Moyano dio a conocer su posición: un Congreso de la CGT en marzo o abril para elegir una nueva conducción, aunque la realidad es que los sectores más dialoguistas podrían reunir una mayoría de delegados sobre la base del poderío de los sindicatos de Comercio, UOCRA, UPCN, Sanidad, Alimentación y UTA, entre otros.

Consultado por este diario, Hugo Yasky señaló: «Hay un proceso de reagrupamiento del movimiento sindical y social ante la necesidad de construir un sujeto colectivo que enfrente el ajuste de Macri. Es posible la construcción de un espacio donde volvamos a estar juntos sectores que militan en la CGT y en la CTA. Están todas las opciones abiertas. No descartamos volver a discutir la reinserción en una CGT combativa. La única línea divisoria real es la que separa a los que quieren hacer seguidismo con el gobierno y los que queremos defender las conquistas sociales del movimiento obrero».

Esa hoja de ruta de la CTA comienza el día después del próximo 21, cuando un congreso único entre la CTA de los Trabajadores y la CTA Autónoma convocará a elecciones para su reunificación que, de cualquier forma, será incompleta porque quedará por fuera el sector de Hugo «Cachorro» Godoy.

Omar Plaini, líder de Canillitas y miembro de la Comisión Directiva de la CGT, matizó el planteo aunque lo respaldó en declaraciones a FM La Patriada: «Hay que ir a una CGT unificada que incluya a la CTA».

En esa línea, Eduardo Berrozpe, secretario de Prensa de La Bancaria, animadora de la Corriente Federal, señaló a Tiempo que «estos pasos que se están dando juntos desde el principio de Macri caminan en un sentido de unidad del movimiento obrero. Eso debería plasmarse en una sola central del trabajo. Con relación al bloque que convoca el miércoles, somos partidarios de una unidad sin exclusiones del movimiento sindical alrededor de una sola CGT y con un programa definido».

El sindicato camionero, vale recordarlo, luego de la movilización del 29 de noviembre mantuvo un perfil bajo en las movilizaciones de diciembre contra la reforma previsional. Su  secretario gremial, Marcelo Aparicio, señaló a este diario que «hoy por hoy, (este) es un bloque circunstancial. Son reclamos entre varios sectores para tratar de corregir el rumbo de este gobierno. Estamos en defensa de los derechos de los trabajadores, no vamos a excluir a nadie».

La eventual institucionalización de este bloque podría incluir al triunvirato piquetero. Una alta fuente de la CTEP no descartó ante este diario la posibilidad de integrarse a la CGT aunque, para ello, deberían darse ciertas condiciones: «Nuestros delegados deberían participar del Consejo Directivo y del Congreso para lo cual habría que reformar los estatutos».

Daniel Menéndez, de Barrios de Pie señaló a Tiempo que «hay un sector de la CGT que entiende que la unidad para no hacer nada es un límite. Para nosotros, más allá de su institucionalización, sirve para impulsar articulaciones que les den más potencia a las respuestas que nos defiendan de las políticas económicas».

Los gremios clasistas, por su parte, esperan que la convocatoria sea una de las más importantes de los últimos años. Sin embargo, uno de los referentes de esos sectores, el secretario general del Sindicato Único de Trabajadores del Neumático (SUTNA), Alejandro Crespo, adelantó que la decisión es ir «con una columna independiente, con nuestro propio programa, diferenciándonos de los convocantes porque no podemos avalar el discurso que tendrán en el acto ni tenemos garantías de que esta convocatoria vaya a tener una continuidad». «

Un triunvirato, tres posturas 

El triunvirato que conduce la CGT ya forma parte del pasado. Así lo reconoció uno de sus miembros, Juan Carlos Schmid, al señalar que «el triunvirato, que fue votado colectivamente, entró en una crisis profunda desde diciembre, cuando la mayoría de los sindicatos grandes desobedecieron la convocatoria. Tengo la impresión de que este ciclo está agotado».

Efectivamente fue en diciembre pasado cuando el triunvirato recibió un golpe del cual ya no pudo reponerse y sobre la base del cual recobraron protagonismo Hugo Moyano y Luis Barrionuevo, quienes se habían retraído luego de promover a Schmid, el primero, y Carlos Acuña, el segundo.

El anuncio de la movilización del 21 de febrero terminó de dividir aguas ya que, con el correr de los días, cada uno de sus tres integrantes se ubicó en posiciones diferentes.

Héctor Daer, de entrada, rechazó  la convocatoria promovida en el encuentro sindical realizado en Mar del Plata en enero, del que participaron Acuña y Schmid. Luego se ausentó de la reunión de Comisión Directiva de la CGT que la formalizó. 

Por su boicot a la movilización se ganó el mote de «carnero» que le espetó Carlos Acuña quien, horas después, quedó colocado en un lugar muy incómodo cuando Barrionuevo optó por bajarse de la movilización y lo condujo hacia ese mismo camino.

De esa forma, el líder de los estacioneros se vio obligado forjar una posición intermedia señalando que «no participaremos, pero apoyamos».

Así las cosas, a cada triunviro le corresponde una postura diferente. Schmid va, Acuña no va pero apoya y Daer ni apoya ni va.

El debate, ahora, es el destino de la propia central y si las negociaciones para una inevitable renovación derivan finalmente en una fractura.

Camioneros ya toma medidas de fuerza

En las vísperas de la movilización del próximo miércoles el sindicato de Camioneros lonzó un plan de acción en reclamo del bono que todos los años perciben por parte de las empresas.

Este año, según declaraciones radiales de Hugo Moyano, «el 70% de las empresas ya lo firmaron y lo acordaron. Y la cámara empresaria dice que el gobierno no les permite firmarlo».

Se trata de una suma de $ 9500 por única vez.

La medida de fuerza consiste en un quite de colaboración de la rama de recolección de residuos que, por tratarse de «trabajo a reglamento» contemplado en el convenio, no es alcanzada por la conciliación obligatoria.

En el día de mañana el sindicato definirá en asambleas si la medida se profundiza hasta un paro de actividades en la rama de recolección y si se extiende a otras ramas como la de conductores de camiones de combustibles y caudales lo que podría generar desabastecimiento de nafta y gasoil y escasez de dinero en los cajeros y bancos que, además, estarán en medio de una medida de fuerza propia de 48 horas.

La medida por el momento abarca la Ciudad de Buenos Aires y algunos municipios del Gran Buenos Aires y se extiende al interior de la provincia.

Según estimaciones sindicales implica que, a diario, un 30% de la basura queda sin recolectar generando un espiral de acumulación.