La noticia se conoció esta semana: Nación se hará cargo de la entrega de computadoras y tablets para las y los estudiantes porteños que la gestión de Horacio Rodríguez Larreta desatendió durante los seis meses de pandemia. El último jueves, la ministra de Educación de la Ciudad, Soledad Acuña, se reunió con el titular de la cartera nacional, Nicolás Trotta, con el objetivo de acercarle su tercer protocolo de reapertura de escuelas, pero en ese encuentro, su colega le respondió que la Nación proveerá hasta 6500 dispositivos de conexión con contenido pre-cargado, conforme al grado y año de escolaridad y que, además, dispondrá los recursos humanos, a través de promotores territoriales, para asegurar el acompañamiento pedagógico de los chicos y chicas que, por falta de computadoras o conectividad, no pudieron tener clases hasta aquí.

Trotta cortó así de raíz la maniobra del gobierno porteño, que tenía como fin nacionalizar un conflicto local, desgastar al Ejecutivo nacional y sacar algún rédito político sobre el tema. “Si rechazan nuevamente nuestro protocolo, es muy probable que busquemos una solución legal al conflicto”, habían confiado el día lunes a este medio desde el Ministerio de Educación de la Ciudad, al ser consultados sobre qué otras propuestas iban a presentar. “No vamos a elaborar ninguna otra iniciativa, estamos convencidos de que nuestra postura es la correcta”, agregaron desde el edificio ubicado en Retiro. Al otro día, la Fundación Apolo, de fuerte impronta macrista, presentó un amparo ante la Justicia con el fin de que el gobierno porteño reabriera las escuelas primarias. En las sombras de esta ONG se encuentra el simpatizante macrista Yamil Santoro, ya que es presidida por Antonio Fratamico, dirigente del Partido Mejorar, que lidera el joven PRO.

La propuesta de Trotta descolocó a Acuña. La intención de judicializar el protocolo, sumada a cada una de las medidas que tomó la cartera educativa porteña en esta última semana, apuntaba a profundizar las tensiones entre Nación y Ciudad. La semana anterior, Acuña había dejado de entregar los cuadernillos de tareas en las escuelas públicas de la Ciudad y anunció que iban a ser entregados en formato digital. Esos cuadernillos eran la única conexión que tenían los estudiantes que no cuentan con computadoras ni wifi.

“Esto agravó la situación, ya que son muchas las familias que utilizaban el cuadernillo. Sin darnos ninguna explicación, nos dijeron que ya no iban a mandar los fascículos impresos”, señala a Tiempo Estefania Barone, docente de la Escuela 19° DE 19, del barrio Ramón Carrillo, en Villa Soldati, que aplaude la decisión del gobierno nacional pero sostiene que la situación es más grave: “El compromiso de Nación de entregar 6500 dispositivos con conectividad es un primer paso. Desde las escuelas seguiremos visibilizando que son más quienes necesitan computadora y acceso a Internet”.

Otro indicio de que el gobierno porteño quería sostener este conflicto fue que informó a las familias de las 634 escuelas incluidas en el protocolo que ya podían sacar turno mediante un 0800 para usar las computadoras en los “Espacios Digitales”, cuando el Ministerio de Educación de la Nación ya había rechazado dos veces los protocolos.

“Difundieron algo que Nación no autorizó. Confundieron a las familias. Esa circular, enviada con fecha del 31 de agosto desoye la negativa del Ministerio”, señaló a este medio el asesor tutelar de cámara, Gustavo Daniel Moreno, que había presentado un recurso de inconstitucionalidad contra el fallo de la Sala 3 de la Cámara de Apelaciones, que revocó parcialmente la decisión del juez Roberto Andrés Gallardo que obligaba al gobierno de CABA a entregar computadoras y conectividad. “La dificultad en la continuidad pedagógica no solamente afecta a CABA, sino a todas las provincias, cuyas autoridades también tienen la obligación de entregar computadoras y asegurar conectividad”, remata Moreno.

En varias ocasiones, Trotta manifestó que «el Estado debe ir hacia los chicos y no exponerlos al regreso a las aulas», marcando un giro de 180 grados respecto de Larreta sobre este tema. Es por eso que durante la semana desembarcó en algunos barrios vulnerados de la Ciudad para dialogar con vecinos y vecinas y conocer, sin intermediarios, la situación de miles de estudiantes.

“El ministro Trotta vino específicamente a hablar con nosotros para conocer en persona nuestros reclamos y todo lo que sentimos y vemos como madres y padres, y las dificultades que tienen nuestros hijos para acceder a la conectividad”, cuenta a Tiempo Silvana Olivera, vecina de la Villa 31 e integrante del comité de crisis del barrio. “Esperamos que la vuelta a clases no se dé así, porque en este contexto no está garantizada la salud de nuestros chicos, ni de los educadores, ni del personal auxiliar que realiza la limpieza en las escuelas. El ministro nos dejó algo muy en claro: que mientras la salud de los niños y niñas no esté garantizada, no se va a volver a las aulas”.

“En varias oportunidades le solicitamos a la ministra Acuña que nos reciba, para comentarle esto mismo que le entregamos a Trotta, y siempre nos dio la espalda. Pensábamos que esa actitud iba a cambiar cuando instalaron el Ministerio de Educación, pero fue peor. Siempre las puertas cerradas, e ignorando cada uno de nuestros reclamos. Hasta resulta paradójico que esté ese edificio en el barrio”, termina Olivera.   «