El 2019 resulta un año de doble conmemoración para el universo de El padrino, ya que la novela original publicada en 1969 celebró 50 años a finales del mes de marzo. Pero además el próximo martes se cumple el vigésimo aniversario de la muerte de su autor, el escritor ítalo-estadounidense Mario Puzo, fallecido el 2 de julio de 1999. Ambos recuerdos son una excusa oportuna, por qué no, para volver a recorrer algunos de los hitos que convierten al libro y sobre todo a las tres películas basadas en ese universo en una de las referencias culturales más importantes del siglo XX a nivel global. ¿No será mucho?, dirán algunos. No, la verdad que no.

A mediados de la década de 1960 Puzo era apenas un buscavidas de la literatura, un escritor más haciendo fila para golpear las puertas de las editoriales a la espera de una oportunidad. Aunque sus dos primeras novelas, La arena sucia (1955) y El peregrino afortunado (1965), habían sido bien recibidas por la crítica, las ventas no resultaron satisfactorias. Basadas en los recuerdos de su infancia en Hell’s Kitchen, uno de los barrios más pobres de Nueva York en donde residía buena parte de la colectividad italiana de la ciudad, Puzo narraba la experiencia de ser un hijo de inmigrantes en la Gran Manzana durante el período de entreguerras.

Pero en 1966 el escritor ya tenía 46 años, varios hijos y una deuda enorme a causa de su inclinación por el juego. Cuando se acercó con el borrador de su próximo libro en busca de un adelanto para cubrir algunos de los muchos agujeros de su economía, su editor se lo rechazó dándole las gracias y le regaló una sugerencia. «¿Por qué no usás todos esos recuerdos de tu niñez italiana para escribir un libro sobre mafiosos? Eso es lo que la gente quiere leer».

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Puzo odió de inmediato la idea, no sólo porque no era un tema que lo apasionara, sino porque no tenía ningún conocimiento sobre la mafia. ¿O se suponía que debería ser un experto en el tema sólo por llevar un apellido italiano? Pero cuando ningún editor quiso apoyar su proyecto decidió darle una oportunidad a la novela de gangsters, a la que sin mucha imaginación le dio el título provisorio de The Maffia. El escritor recibió por la novela 5000 dólares de adelanto dividido en tres cuotas, cobradas a medida que iba realizando entregas parciales del original. Así nacía la Famiglia Corleone.

En 1969 y luego de pagar las deudas, la familia Puzo se fue de vacaciones a Europa a gastarse lo que les quedaba. De regreso a Nueva York el escritor se acercó a la oficina de su editor para ver cómo andaba la cosa sin saber que su mala suerte se había acabado para siempre. El libro, que finalmente había sido editado con el título de The Godfather (El Padrino), se había convertido en un éxito. Una editorial grande había pagado 410 mil dólares para lanzar una edición de bolsillo y los estudios de Hollywood se disputaban su adaptación al cine. Puzo estaba feliz pero no sabía que lo mejor estaba por llegar.

Francis Ford Coppola, también hijo de inmigrantes italianos, fue el elegido por la Paramount para dirigir la versión cinematográfica de El Padrino. Pero como le había pasado a Puzo, la idea no lo entusiasmaba. Admirador de la nouvelle vague, el revolucionario e intelectual movimiento del cine francés encabezado por Jean-Luc Godard y François Truffaut, Coppola tenía en el cine una carrera parecida a la del escritor, filmando una serie de películas independientes muy respetadas por la crítica pero con muy poca repercusión en las boleterías. Apostar por el cine que le gustaba también le había dejado al director más deudas que otra cosa y por eso terminó aceptando hacerse cargo de El Padrino.

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Puesto a trabajar, Coppola decidió que para escribir el guión lo mejor era contar con el autor del libro y así comenzó la carrera de Puzo como guionista. Junto al cineasta escribirían los libretos de las tres películas de la saga (además del de la película Cotton Club, de 1984) y compartirían los Oscar al mejor guión adaptado por El Padrino (1972) y El Padrino II (1974). También escribiría los guiones de otras películas muy exitosas, como Terremoto (1974) o la trilogía Superman (1978, 1980 y 1983). En el terreno literario terminaría de abrazar la temática de la mafia, escribiendo libros como El siciliano (1984), una suerte de spin off de El Padrino, El último Don (1996) u Omertá (1999), entre otras. Aunque todas fueron un éxito, ninguna se podía comparar con el enorme imaginario que generó con El Padrino. «