Brillante, polémico y talentoso. Así era Dalmiro Sáenz, uno de los artistas más reconocidos y respetados de la Argentina de los últimos años, que falleció este domingo por la madrugada a los 90 años y que deja un importante legado literario, que supo tener entre sus tópicos recurrentes el sexo, la religión y el cuestionamiento a la matriz moral de las sociedades occidentales.

Sáenz se hizo conocido por algunos de sus casi cincuenta libros escritos y por la adaptación de algunos de sus libros al cine -como los que dieron lugar a films como «Las boludas» o «Nadie oyó gritar a Cecilio Fuentes»-.

Otros de sus textos destacados fueron «Setenta veces siete», «Yo también fui un espermatozoide», «El pecado necesario» y «Cristo de pie», todos ellos asentados en un cuestionamiento al ideario moral y cultural de la tradición judeocristiana.

También fue reconocido por sus intervenciones públicas, siempre picantes y polémicas, entre ellas su participación en 1988 en un programa de Gerardo Sofovich, donde se refirió a un cuadro de índole religiosa («En la colección privada del Vaticano hay una virgen, que se llama la Virgen del Divino Trasero, y es una virgen con un culo precioso», dijo entre otras declaraciones) y todo terminó en escándalo, con sanciones varias impuestas por el entonces Comfer.

Su obra se esparce por todos los géneros literarios -aunque su favorito haya sido el cuento- y abarca un raid temático focalizado en la violencia, la moral, el sexo, el absurdo, el establishment y la historia argentina.

Sáenz, que había nacido el 13 de junio de 1926, no fue de aquellos que detectan rápidamente su vocación literaria. Lo primero que apareció en su horizonte como forma de subsistencia fue un empleo como marinero de un buque carguero, paralelamente a su pasión por el boxeo, que lo llevó de gira hasta la Antártida.

Su debut literario fue en 1956 con el volumen de relatos «Setenta veces siete», con el que ganó el premio Emecé y se convirtió en best-seller. Tanto fue su éxito que seis años después fue llevado al cine por el conocido realizador Leopoldo Torre Nilsson.

Sáenz vivió una década y media en la Patagonia, escenario de sus primeros relatos como «Treinta, treinta», un western ambientando en esa geografía que le valió en 1963 el Premio Argentores, el mismo año que obtuvo también el Premio del Magazine LIFE en español con su libro de relatos «No».

Durante la década del 70, Sáenz fue perseguido y amenazado de muerte y decidió exiliarse en Punta del Este (Uruguay) durante un período que también marcó su distanciamiento de la literatura. En 1983 se produce su regreso literario con «El argentinazo».

Hacia 1995, con casi 80 años, Sáenz continuaba a pleno con su vida literaria. Ese año publicó la novela «Pastor de murciélagos» y escribió numerosos artículos en diarios y revistas, además de su labro semanal al frente de un taller literario para noveles escritores.