Francisco Maturana cuenta que se divirtió con Perú, aunque se haya quedado afuera del Mundial. Y que si no fuera por Colombia, le gustaría que gane España. «Siempre fue mi candidato y sigue siéndolo», dice. Pacho Maturana, 69 años, colombiano de Chocó, es odontólogo pero sobre todo entrenador de fútbol. Dirigió la Selección de Colombia en el Mundial ’94, la que antes le había hecho cinco goles a la Argentina. Ahora es parte del Comité Técnico de la FIFA, y llegó a Moscú invitado por la Conmebol. «Si mirás la alineación de España –explica– es imposible que de ahí no salga un plan de juego. Sería además que la vida premiara a los que actúan bien desde el punto de vista de los valores”.

–¿Y ahora con Fernando Hierro?

–Él no está ahí porque le estaba haciendo el cajón a (Julen) Lopetegui, sino que estaba trabajando y va a seguir como director deportivo. Se hizo lo correcto. España está dando una muestra de pulcritud.

–¿Usted cree en la autogestión de los jugadores? 

–Hablamos de seres humanos. Es más, creo que esa decisión de España les toca a los jugadores, que deberían entender que ellos son las armas con las que le están mandando al mundo. Es un mensaje de honestidad y de ir derecho por la vida. Tiene que asumir esa responsabilidad sin hacer nada distinto, sino simplemente hacer lo que ya han hecho.

–En la Argentina se habla mucho acerca de cuánto podrían incidir los jugadores en el armado de la Selección, ¿cómo tiene que ser el equilibrio entre lo que quiere el entrenador y lo que quieren los jugadores? 

–No sé, siento que cuando las órdenes se disfrazan como sugerencia son más fuertes. El entrenador que llega de policía a decir esto es así y así no me convence. Si hacés sentir al jugador responsable de las situaciones que tomás ese jugador va a dar la vida. 

–Usted alguna vez dijo que perder es ganar un poco.

–Es una frase muy simpática y para inteligentes. Eso no lo dijo Pacho, sino Confucio, Shakeaspeare y Bolívar. Una persona inteligente sabe que si ganás lo que sigue es fiesta. Todo el mundo te llama. Si perdés, lo que sigue es llorar. Lo que sigue es replantearse por qué no hice esto y lo otro. Al otro día te vas a levantar más fuerte. 

–Bielsa dice que se aprende más en la derrota que en la victoria.

–Y no lo han ridiculizado. A mí en Colombia me ridiculizaron. Cuando Vicente Del Bosque ganó el Mundial en Sudáfrica, volvió a España y lo primero que dijo fue: «Ganamos cuando perdimos con Suiza». Porque cuando perdés tenés que llorar, abrazarte y después encontrar una solución. Si vos ganás no hay posibilidad de crecer. 

¿Le está pasando eso a la Argentina?

–Perder y querer suicidarte es de burros. Pero si te sentás con altura, llorás un rato y decís hacemos esto o lo otro estás creciendo. Salís fortalecido. 

¿Qué opina del momento de Argentina?

–Que depende de ellos, de que se reencuentren con su mejor versión y que ganen. 

Lo de Argentina tiene su parte futbolística, ¿también tiene un costado emocional?

–En este momento lo que uno necesita es el apoyo y la energía de todos. Es muy fácil tener a todos en la victoria. Pero cuando perdés y las cosas no van bien, es cuando necesitás el apoyo de todos. 

¿Y Lionel Messi?

–Siempre he pensado lo mismo con Messi: le daría un abrazo y le expresaría toda mi admiración. 

En este Mundial, ¿con Messi hay un problema de funcionamiento del equipo?

–Mi concepto sería viciado: soy un incondicional de Messi y siempre lo veo bien. 

–¿Cree que a veces se lo critica con crueldad?

–Respeto las diferencias, los que opinan los demás aunque tengo mi manera de ver. 

–¿Observa un problema de formación en el fútbol argentino?

-Sería muy atrevido decir eso porque no estoy allá. Creo que la prensa puede ayudar mostrando ciertas pistas. Hoy comentaban sobre los jugadores que vienen con un proceso. En Alemania, por ejemplo, todos vienen con un proceso de Selección.

¿Hay una pérdida de identidad en el fútbol sudamericano?

–Creo que sí. Ha habido una pérdida porque en la formación no se defiende la identidad sudamericana. Son jugadores que llegan, rápidamente se van a Europa y terminan siendo muy buenos jugadores universales. Uruguay, por ejemplo, se sabe a qué juega más allá de los jugadores que tenga. Pero Colombia o Brasil antes de la llegada de Tite son una mezcla de lo que juegan sus futbolistas en sus clubes. 

El negocio mata la identidad.

–Pienso que es algo de todos, no sólo de los jugadores. Nos vemos en la obligación y en la necesidad de defender esa identidad.

–¿Cuánto tienen que ver los representantes en relación a eso? 

–Todos saben la importancia de los representantes. Los jugadores les creen más a los representantes que al entrenador porque le dice que lo va a llevar a Europa. El representante es capaz de ir a pedirle a un dirigente que pongan a tal o a cual para poder venderlo. Hay entrenadores que le dicen al jugador que haga tal o cual movimiento y los representantes le dicen que haga un gol para hacer un video y poder venderlo. Lo sabemos, pero todos nos hacemos los boludos. Eso crece, crece y crece y va a llegar un momento en el que ya no lo vamos a poder cambiar. 

–¿Hay un modo de que se pueda frenar eso?

–Hay que hacer que el representante sea parte de la formación. 

–¿De lo que vio hasta aquí qué le gustó?

–Creo que este Mundial va a dejar para la historia el tema de la tecnología. Es muy importante. También va a dejar el comportamiento de España. El fútbol está mandando un mensaje: no vale todo, valen las cosas bien hechas.«