Como sucedió con la falsa pileta en la «playa» de Núñez, el Gobierno de la Ciudad busca camuflar la falta de verde en territorio porteño, mostrando una realidad opuesta. Recientemente, el Ejecutivo a cargo de Horacio Rodríguez Larreta anunció un aumento en la cantidad de espacios verdes respecto del año 2015, pero para corroborar ese crecimiento computa plazas secas, las paredes con enredaderas de los túneles, canteros como los del Metrobús y los jardines contiguos a la General Paz. Los urbanistas describen la operación de maquillaje ambiental como un «marketing de lo verde», que no se condice con la realidad del espacio público porteño.

En octubre del año pasado, Larreta lanzó el «Plan Verde» y prometió sumar 110 nuevas hectáreas verdes a la Ciudad hasta 2019. Sin embargo, en estos nueve años la política del PRO ha ido a contramano de esta intención: apenas dos comunas crecieron en espacios verdes, ambas de zona norte. Tampoco se trató de un anuncio nuevo. En junio de 2014, el gobierno porteño, entonces a cargo de Mauricio Macri, presentó «Buenos Aires Verde», que en un plazo de 20 años iba a crear 78 plazas «para cumplir con los estándares de calidad de vida». El plan actual ya no se pone ese objetivo: apenas 12 plazas. El resto del verde será aportado por proyectos como el techo del Centro de Convenciones, lindero a la Facultad de Derecho, el Parque del Ministerio de Ciencia (creado por el gobierno nacional bajo la anterior gestión); el Paseo del Bajo (donde predominará el cemento de la autopista) y la Villa Olímpica en el Parque de la Ciudad, el Autódromo y el Parque de la Innovación, tres espacios que ya tenían verde y que en parte fueron privatizados.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda un mínimo de 10 a 15 m2 de verde por habitante. Hoy el número oficial en la Ciudad es de 6 metros cuadrados. Sólo Lima está peor, entre las capitales de América Latina. En 2007 había casi dos hectáreas más de verde respecto de las actuales 1826 hectáreas, pero el larretismo prefiere remarcar que crecieron respecto de 2015.

Osvaldo Guerrica Echevarría, presidente de la Asociación Amigos del Lago de Palermo, resalta que «descontando plazoletas, canteros, jardines de la General Paz (222 hectáreas que en realidad no existen más después de los ensanches) y los polideportivos (muchos de ellos concesionados, como el Club de Amigos o el Hípico Mediterráneo), nos quedan 1378 hectáreas, que dividido por 3 millones de habitantes nos da 4,59 m2 per cápita».

En diciembre pasado, la Defensoría del Pueblo presentó el informe «Percepciones sobre el Barrio», donde se revela que el 49% de los vecinos consultados se encuentra «poco» o «nada» satisfecho con la cantidad de espacios verdes en la zona donde vive. Hay dos comunas donde la falta de verde es dramática. La Comuna 5 (0,02 m2) y la 3 (0,04). La primera de ellas es la de Boedo, donde hay una sola plaza en más de 500 cuadras, creada en 2011 con preeminencia de cemento. El «Plan Verde» no le asigna nuevos espacios. Balvanera es otro de los barrios grises de la Ciudad. Los dos nuevos proyectos verdes (la plaza en la Manzana 66 y el Parque de la Estación) responden a la presión de los vecinos. Esas obras aún no arrancan.

Jonatan Baldiviezo, del Observatorio del Derecho a la Ciudad, sostiene que de acuerdo al Código de Planeamiento, el espacio verde tiene que ser público y abierto. «Sin embargo, hay muchos que en la práctica no lo son, como la Sociedad Rural y Costa Salguero, que por ley deberían ser grandes parques». Agrega: «Es perverso que presenten lo verde como política de Estado, cuando ellos mismos sólo en la Comuna 8 sacrificaron más de 200 hectáreas en sus años de gobierno, entre el Parque de las Victorias, el Parque de la Ciudad, el Guillermo Brown y el Autódromo. Ya son imposibles de recuperar».

Para Guerrica, la promesa de Larreta de generar 110 hectáreas más de espacios verdes públicos para la ciudad «es una patraña marketinera. Fabrican retacitos de espacios verdes en varios lugares de la ciudad, mientras liquidan (venden y urbanizan) las superficies significativas que podrían serlo. Por ejemplo: las ex playas ferroviarias. Esa habría sido la única forma significativa de aumentar los espacios verdes públicos en una proporción considerable».

«Me parece muy bien que haya enredaderas en los túneles, pero contabilizarlo como verde es ridículo», subraya el arquitecto Rodolfo Livingston, especialista en urbanismo y bienestar social. «La OMS determinó que a menos de cinco cuadras de cualquier vivienda tiene que haber una plaza. Porque no es sólo un tema de esparcimiento, el verde incide en la salud. Una revista médica hizo un test con postoperados: a unos los pusieron a recuperarse en un cuarto que daba a una medianera, y a otros, frente a árboles. La recuperación fue mucho más fácil para los que miraban verde». «

Barrios verdes y otros no tanto

A pesar de los anuncios, la política macrista con los espacios verdes no mejoró en estos diez años. Los datos oficiales reflejan que en 2011 había 1135 hectáreas verdes de parques en la Ciudad, y en 2015 descendió a 998. Apenas tres comunas superan los 10 m2 verdes por habitante, cumpliendo con la sugerencia de la OMS: la 1 (18,6), que contiene a la Reserva Ecológica; la 8 (12,9), con el Parque Indoamericano en Lugano y Soldati; y la 14 (13,7), en Palermo, con el Parque Tres de Febrero. La grieta socioeconómica que parte en dos la Capital desde la avenida Rivadavia también genera una cicatriz en el tema de los espacios verdes: sólo dos comunas crecieron en este rubro de 2014 a 2015. Y ambas son del norte. La Comuna 2, de Recoleta, y la antes citada Comuna 14. La 1, por ejemplo, la más verde de la Ciudad, en realidad perdió 0,43 m2 en apenas 12 meses. Esa superficie que dejó de tener desde 2014 es superior a todo el espacio verde de ocho comunas porteñas juntas.

Casa Amarilla, enrejada a pedir de Boca 

«La política del macrismo en este tema deja un balance negativo. Hay conflictos concretos donde se están perdiendo espacios verdes. Uno es el parque público de Casa Amarilla, creado por ley, pero incumplido por el gobierno porteño, que dio pie para que el club Boca Juniors se quede con esos terrenos», enfatiza Jonatan Baldiviezo, del Observatorio del Derecho a la Ciudad.

El conflicto entre los vecinos y la entidad presidida por Daniel Angelici, en comunión con el Gobierno de la Ciudad, se profundizó esta semana ante un nuevo amparo vecinal, luego de que la Justicia le diera la razón a Boca. Acto seguido, el Ejecutivo a cargo de Horacio Rodríguez Larreta procedió a enrejar el lugar, impidiendo el acceso de los ciudadanos. En las últimas horas se conocieron audios donde queda reflejado el vínculo entre los abogados del club y la fiscalía que mandó a desalojar a la cooperativa Ciudadanos del Mundo que trabajaba en el lugar.  

En conferencia de prensa, la multisectorial La Boca Resiste y Propone denunció que la desalojaron en plena feria: «La comisaría se hizo presente para impedir que sigan desarrollando la actividad laboral (un lavadero de autos). Estaban trabajando en la calle, no en el predio. Son 40 jóvenes a los que les ponen en juego el alimento de los hijos».

«Nuestra intención es que se vuelva a retomar la medida cautelar hasta tanto se investigue de fondo la ilegalidad o no de la venta de los terrenos», dijo Natalia Quinto, de la multisectorial. Y completó: «La Constitución de la Ciudad es muy clara. La venta de tierras tiene que pasar por la Legislatura, debe haber audiencias públicas. Nada de eso sucedió. La Corporación Buenos Aires Sur puso a la venta los terrenos con una licitación a la medida del club y sin respetar las leyes».