Puestas en emergencia. Ablandes. Puestas en pánico. Carpetazos. Cámaras ocultas, extorsiones, tráfico de influencias y coacciones. Las 538 páginas que tiene el fallo donde el juez Alejo Ramos Padilla procesó al fiscal federal Carlos Stornelli están repletas de los planes delictivos llevados adelante por esta asociación que hacía inteligencia paraestatal y que la integraban, entre otros, el multifacético y falso abogado Marcelo D’Alessio. Los delitos por los que fue procesado Stornelli abarcan casi una carilla. El juez lo consideró parte de la asociación ilícita y además le marcó que había violado la ley de Inteligencia Nacional en siete casos. A todo esto le sumó un «incumplimiento de deberes legales de funcionario público». Le cuestionó también su actuación en la causa Gas Natural Licuado (GNL), el expediente que le permitió consolidarse dentro de la causa Cuadernos.

Justamente ese fue uno de los argumentos que esgrimió Stornelli para defenderse: que no se presentó en ninguno de los llamados a indagatoria porque debía proteger a Cuadernos. «Se ha demostrado que este expediente nada tiene que ver con la investigación de la causa Cuadernos, al punto tal que, entre las diversas maniobras que se le imputan a Carlos Stornelli se encuentran algunas que provienen de su ámbito íntimo», le contestó Ramos Padilla. Hizo referencia a una de las maniobras por las cuales fue procesado: las investigaciones que le «reclamó» a D’Alessio sobre el exmarido de su actual pareja. «El fiscal y el espía actuaron en forma promiscua, generando relaciones estrechas y de mutua colaboración prohibidas por la ley, para atender sus investigaciones, su carrera profesional o sus asuntos familiares», disparó el juez. No le dio respiro y se refirió también a los nueve meses que pasaron entre la primera citación y el momento en que Stornelli llegó a Dolores. «Invocar los fueros para obturar una investigación de asuntos de esta naturaleza y demorar su comparecencia por más de nueve meses, no parece ser aquello que el constituyente y el legislador tuvieron en miras al establecer en favor de determinados funcionarios fueros o inmunidades», marcó.

Además puso 10 millones de pesos como embargo y la obligación de pedir permiso para salir del país. Son las dos decisiones que le sumó Ramos Padilla a su fallo. En Comodoro Py, el pronunciamiento no les resultó para nada sorpresivo. Lo esperaban desde el momento en que Stornelli fue llamado a indagatoria por Ramos Padilla, un magistrado que es mirado con desdén en Retiro. No obstante, todo lo que se generó en torno al fiscal produjo resquemores y algunos aprovecharon para dejar de saludarlo cuando se lo cruzaban por los pasillos. Otros estaban más preocupados por posibles planteos de nulidad en causas donde Stornelli estuviera actuando. No es la primera vez que en Retiro se enfrentan al hecho de que «uno de los suyos» esté involucrado en una causa penal. Lo diferente en este caso es el motivo por el cual fue procesado: la realización de tareas de inteligencia de manera ilegal, la relación que mantenía con uno de ellos.

 La connivencia entre «los servicios» y cierto sector judicial está en la mira hace tiempo y fue eje del discurso de Alberto Fernández el día de la asunción presidencial. Un magistrado que se mantuvo al margen de las tentaciones del submundo de la inteligencia consideró que 2019 fue un año tranquilo para él porque las peleas y los «carpetazos» pasaron por otro lado. La expectativa está concentrada ahora en qué pasará después de la feria judicial. El fiscal apelará su procesamiento y allí intervendrá la Cámara Federal de Mar del Plata. En caso de que allí obtenga un resultado contrario a sus intereses, el debate se trasladará a la Cámara Federal de Casación, donde Stornelli ya cosecha una derrota cuando no logró apartar de la causa al juez. Casación es el tribunal penal más importante del país después de la Corte Suprema. Es el corazón de Comodoro Py y tendrá que chequear si uno de sus habitantes se acerca a una juicio penal por delitos gravísimos.

Cómo son los pasos para el juicio político 

Por más que esté procesado, eso no hace a Carlos Stornelli culpable de lo que se lo acusa. El procesamiento dictado por Ramos Padilla lo que estipula es que hay evidencia suficiente como para sustentar esa decisión pero sólo un tribunal oral puede determinar si una persona es culpable de los delitos por los que fue acusado. Inclusive después ese eventual fallo condenatorio deberá ser ratificado por la Cámara de Casación e inclusive por la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

La posibilidad de un juicio político va por una vía administrativa que tiene sus tiempos y sus pasos.
Un fiscal que analiza el expediente en contra de Stornelli (que tiene por supuesto derecho a defenderse); un consejo de fiscales generales que evalúan la situación y hacen su dictamen y después un procurador que se encargará de dar una definición. Si considera que hay motivos para una remoción de su cargo, pasará la causa a un tribunal de enjuiciamiento, el que finalmente decidirá si Stornelli debe permanecer como fiscal.