El primer torneo largo después de 25 años, derrumbó la falsedad reinante en el fútbol argentino respecto a la escasa duración de los directores técnicos al frente de un equipo. En las 30 fechas que coronaron campeón a Boca, fueron 31 los entrenadores despedidos. La excusa de los campeonatos cortos y voraces quedó por el piso. Por la cuarta fecha de la ponderada Superliga mañana se enfrentarán Estudiantes y San Lorenzo, ambos dirigidos por técnicos interinos, ya que sus entrenadores fueron eyectados tras quedar eliminados de la Sudamericana y la Libertadores, respectivamente.

Este panorama exige un ejercicio extra para los dirigentes, al menos en sus dichos. Los resultados mandan: ya es inocultable para quienes no se cansan de declarar que van a respetar contratos. Aunque se agregó una cruel ecuación: equipo afuera de la copa, entrenador afuera del club. Ya lo había expuesto Godoy Cruz en julio. Lucas Bernardi tenía contrato hasta 2018, pero fue despedido por los dirigentes que no soportaron ya no la eliminación de la Libertadores, sino la derrota en la ida de los octavos de final ante Gremio. Faltaba jugar la revancha en Porto Alegre, pero la guillotina copera empezaba su faena.

El penal que Esteban Andrada le atajó a Nicolás Blandi en la definición que eliminó a San Lorenzo fue el detonante de un final relegado. Tras un cierre de temporada angustiante por no haber clasificado a la Libertadores 2018, Diego Aguirre renovó su contrato en agosto y, desde la firma, sólo ganó dos de los ocho partidos que disputó. Quedó afuera de la Copa Argentina ante Morón y había pasado de ronda en las dos copas por la pericia en los penales. Por esa misma vía sufrió la eliminación de la Copa más tentadora, por gloria e ingresos económicos, y encontró la salida como entrenador del Ciclón. Sin haber conquistado jamás a los hinchas y con escaso aval entre los dirigentes, su único sostén se definió por penales.

“El contexto en general no es sencillo, la gente lo que pide es ganar”, se excusó el presidente de Estudiantes, Juan Sebastián Verón, tras despedir a Gustavo Matosas. El entrenador nacido en Argentina y nacionalizado uruguayo no llegó a tres meses como conductor del Pincha y dejó aún más en evidencia las incrédulas declaraciones del ex jugador. Desde mayo dirigió 7 partidos: ganó 3, empató 1 y perdió los otros tres. Pero la eliminación en la Sudamericana llevó al camino más sencillo.

Mañana serán Leandro Benítez y Claudio «Pampa” Biaggio los que conducirán a Estudiantes y San Lorenzo. Nadie duda que de haber clasificado en los distintos torneos continentales, la mano se la hubiesen estrechado Matosas y Aguirre, los mismos que hace 30 años festejaban juntos como jugadores de Peñarol, las mieles del éxito en la Libertadores de 1987.