Las negociaciones entre los sindicatos petroleros y la empresa que se sucedieron durante esta corta semana en el Ministerio de Trabajo continuarán a partir de mañana para destrabar el conflicto que dejó a 1700 trabajadores en la calle luego de que YPF decidiera dejar de contratar a 33 equipos de perforación de pozos en Neuquén. Las críticas se centraron en la gestión del Ministerio de Energía, hoy integrado por ex ejecutivos y accionistas de petroleras privadas a quienes sectores de la oposición acusan de ejercer un boicot a conciencia de la compañía de bandera de producción de hidrocarburos en beneficio de sus competidoras.

El efecto de la devaluación del peso en la política energética, el abandono de la política de sostenimiento artificial del precio del barril criollo por encima del precio internacional de mercado, y el detenimiento de la perforación de pozos dio como resultado un balance negativo en el tercer trimestre que arrojó pérdidas de 2000 millones de dólares (ver aparte), la paralización de 33 equipos de trabajo en distintas cuencas y el despido de 1700 trabajadores. Ese es el diagnóstico en el que coinciden dirigentes, analistas y expertos en política energética.
Desde el Observatorio de la Energía, Tecnología e Infraestructura para el Desarrollo, denunciaron que «la nueva gestión de YPF redujo a exactamente a la mitad el ritmo de crecimiento en la producción gasífera alcanzado entre 2013 y fines de 2015».

La entidad advirtió que en 2016 redujo su crecimiento a menos de un cuarto de 2015. Y precisó: «La abrupta y contradictoria caída en la perforación de pozos totales de la empresa registrada en el primer semestre de 2016, la desaceleración de su producción gasífera así como el desplome en la tasa de crecimiento de su cuota de mercado en relación a los años anteriores son el resultado de la estrategia de la industria petrolera comandada por el Grupo Shell que se hizo del Ministerio de Energía y por ende de YPF, su principal competidora y obstáculo para aspirar a mayores precios.»

El director de la entidad, Federico Bernal, explicó a Tiempo que las decisiones del Ministerio de Energía, a cargo de Juan José Aranguren, impactan negativamente sobre YPF, lo que es atribuible a una situación de conflicto de intereses que, en el largo plazo, terminará favoreciendo a empresas privadas que compiten con la petrolera de bandera.

Sucede que, de los 18 cargos del Ministerio de Energía, la mitad de sus funcionarios se desempeñaron en compañías internacionales y nacionales competidoras de YPF, como Shell, Repsol YPF, Panamerican Energy, Axion Energy, ExxonMobil, Grupo Bridas y Edesur. Y un tercio de ellos ocupaban un puesto de alta gerencia en diciembre, apenas antes de asumir, como el propio Aranguren.

El diputado Guillermo Carmona (FpV) presentó este año un proyecto de ley que propone regular el ingreso y la salida de los llamados CEO, los gerentes y accionistas de las empresas privadas al Estado, práctica denominada «puerta giratoria». «El conflicto de intereses puede dar lugar a la comisión de delitos, aun cuando hoy no haya una incompatibilidad legal. La legislación actual no exige ningún plazo de enfriamiento y estos funcionarios en las decisiones que toman pueden estar favoreciendo a empresas del sector al que estuvieron vinculados, lo que es un delito. En el caso de YPF estaríamos probablemente en esta situación. Presumimos que hay una situación de búsqueda de vaciamiento y que a futuro la pueden convertir en inviable», le explicó el legislador a este diario.

Javier Elizondo, sociólogo y asesor en materia energética del FpV, sostuvo que «el avance de Shell por sobre las otras empresas es notorio, tanto en la incorporación de gas como también de otros combustibles». Y advirtió: «Incluso hoy Shell tiene valores de venta a los consumidores por debajo de YPF, cosa que no pasaba en la administración anterior. Eso porque se le permite importar combustible del extranjero a precio más económicos.»

Desde la empresa confirman los despidos y la baja en la producción. «La nueva gestión sostiene que el barril de petróleo de Argentina va a ser sensiblemente más bajo, lo mismo sucederá con los costos que a los que estaba acostumbrada YPF a operar. Operó muy alto todo el año pasado y si bien empezó a bajar, YPF nunca acomodó su estructura de costos a un barril de petróleo sensiblemente más bajo», explicaron fuentes de la empresa a Tiempo.

Los mismos voceros señalaron que «si antes había un proyecto que era rentable a 80 dólares, ahora tiene que ser rentable a 50, por lo que hay proyectos que no van a continuar». Sin embargo, aclararon que «la apuesta a desarrollar al autoabastecimiento y desarrollo de recursos energéticos se mantiene en esta gestión. Sí se considera adecuar YPF para que funcione en otra estructura de precios, si no se le hace muy difícil sostener el nivel de inversiones».

Víctor Bronstein, director del Instituto del Petróleo y el Gas de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires (UBA), advirtió que «en los últimos años, cuando el precio internacional del barril bajó a 40 dólares, Argentina tomó la decisión de mantenerlo en 60 o 70 para favorecer las inversiones de la industria para Vaca Muerta y evitar los despidos». El especialista comparó que, con la gestión macrista, «se cambió esta política para alinearnos con el mundo y tener precios internacionales». Y concluyó: «El manejo actual de YPF no se condice con su condición de empresa mixta, cuyos objetivos políticos deben estar alineados a las necesidades del país.» «