Lidia Borda no cierra por vacaciones. La cantora de tango y de mucho más editó hace semanas el disco En vivo en el teatro Coliseo, lo presentó fugazmente, lanzó una nueva edición del ciclo Caramelos Surtidos que cerrará este sábado en Café Vinilo y en febrero concretará una serie de shows junto a Dolores Solá. Paralelamente sigue grabando un álbum doble y en abril se va de gira a Europa. No se trata de hiperactividad ni de una necesidad imperiosa de salir de su casa. Borda sostiene –y pone en práctica– que al mal tiempo buena cara y mucho mejor si es con música.

“Es la primera vez que hago un disco en vivo y lo grabamos como ya nadie lo hace: sin retoques ni tomas alternativas. El CD es un reflejo fiel de una noche muy especial. De hecho, no hay palabras entre tema y tema porque teníamos el tiempo justo y decidimos dedicárselo todo a las canciones. El repertorio tiene un poco de todo y está bastante inspirado en el espíritu del ciclo Caramelos Surtidos. En principio iba a ser un DVD, pero nos gustó tanto el audio que decidimos que fuera un disco”, revela la cantora.

En vivo en el teatro Coliseo reúne composiciones de Homero Manzi, Cátulo Castillo, el “Tata Cedrón” y Atahualpa Yupanqui. También un fado de Amália Rodrigues –“Estranha forma de vida”–, un tributo a Luis Alberto Spinetta –“mi favorita es ‘Crisantemo’ porque está dedicada a los chicos desaparecidos del colegio Carlos Pellegrini”, detalla– y un homenaje a Gardel. Acompañan a Borda en el disco Daniel Godfrid (piano), Ariel Argañaraz (guitarra), Paula Pomeraniec (cello), Pablo Motta (contrabajo) y Sebastián Espósito (guitarra). Este sábado el formato será más intimista –Borda cantará junto al piano de Godfrid– y el repertorio se hará todavía más amplio –se sumarán temas de Charly García, Silvio Rodríguez, Serrat, Chico Buarque y Nina Simone, entre otros–.

La artista transita este momento de su carrera y de la Argentina con particular intensidad. “Estamos viviendo en un clima de mucha tristeza –reflexiona–. Solo hay que mirar alrededor y ser mínimamente sensible. Mucha gente se queda sin trabajo, todo sube, las cooperativas no son reconocidas y las importaciones atacan al trabajo local. Pero, más allá de todo eso, creo que no tenemos que dejarnos desanimar. Que en la medida de lo posible hay que darle con todo para adelante. Juntarnos y hacer. Yo siento que mi lugar de pelea está en la música”.«