«No puedo pensar en el futuro», dice Ahed Tamimi, una chica de 16 años detenida el 19 de diciembre pasado por soldados israelíes en el marco de las nuevas marchas de resistencia contra la ocupación israelí de Palestina, estimuladas luego de que el presidente Donald Trump pusiera en marcha una ley de 1995 que declaró capital de Israel a Jerusalén y anunciara el traslado de la Embajada de EE UU a esa ciudad.

Tamimi fue apresada en Nabi Saleh, un poblado de unas 500 almas a 20 kilómetros al noroeste de Ramalah, la capital provisoria del todavía en ciernes Estado Palestino, en una región ocupada militarmente desde 1967 por tropas de Israel y que además se enfrenta con los colonos que no sólo fueron quedándose con las mejores tierras sino que además, desde diciembre de 2009 controlan el curso de agua dulce de Ein al Qaws, imprescidible para la subsistencia y para los cultivos.

El padre de Ahed, Basem Tamimi, es uno de los líderes palestinos que decidieron enfrentarse con esa realidad de modo pacífico pero persistente. Y aplicando las ventajas de la tecnología y la difusión de la información que estos tiempos permiten.

Así, desde que la hija más radicalizada se fue convirtiendo en un ícono de la resistencia, graba cada una de sus intervenciones y trata de subirlas a las redes sociales para demostrar la situación en la que viven los palestinos. Lo hace desde que era una nena de diez años y ahora esa imagen de una jovencita corajuda, de pelo rubio ensortijado, recorre el mundo nuevamente.

Lo cierto es que durante una redada del 15 de diciembre en Nabi Saleh, efectivos de las Fuerzas de Defensa, que es como se llaman a las Fuerzas Armadas israelíes, dispararon contra Mohamed, de 15 años, primo de Ahed. Con una bala de metal recubierta de goma le dieron en la cara y el chico está en coma inducido en un hospital palestino. Enardecida por lo que consideró una injusticia, Ahed se acercó a un par de soldados fuertemente pertrechados que estaban acodados sobre una pared y abofeteó en la cara a uno, quizás al que reconoció como autor del disparo. El uniformado no alcanzó a reaccionar, lo frenó la culpa o vaya uno a saber, quizás prefirió quedarse en el molde ante lo que creyó que podría ser una provocación. Se la ve a ella acompañada por su prima, Nour Naji Tamimi, de 21 años, y de costado a su madre, Nariman Tamimi, de 43. Sucede que el video fue trend topic y las autoridades militares, que sabían del incidente tanto como del ataque a Mohamed, no pudieron tolerar lo que consideraron un escarnio que podría socavar la imagen de las tropas israelíes. Y ordenaron un operativo en la vivienda de Ahed.

En plena madrugada la chica fue apresada y enviada a una celda, según dijeron, para interrogarla. Horas más tarde también fueron detenidas su madre y su prima.

El caso fue creciendo tanto como el video original y desde todo el mundo llueven los reclamos para liberar a la adolescente, una entre los más de 170 menores que permanecen presos en centros de detención israelíes luego del anuncio de Trump, el 6 de diciembre.

Fue así como el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas, envió un mensaje de solidaridad con Ahed y elogió su «valiente actitud». Luego llamó por teléfono al padre de la adolescente para expresarle su reconocimiento por el «papel clave» que está jugando en las manifestaciones contra la ocupación israelí.

Basem, el padre, encabeza la resistencia en ese poblado donde todos de alguna manera comparten el linaje de los Tamimi. Graba cualquier tipo de incidente con las tropas y los sube a las redes. 

Ahed tenía 12 años cuando recibió el Premio Handala al Coraje en el municipio de Basaksehir, Turquía, y fue invitada a un encuentro con Recap Tayyip Erdogan. Se había hecho famosa por su respuesta ante el brutal intento de arresto de un nene de 11 años. Fue esa la vez en que ella escapó tras morderle la mano al soldado que la tenía atrapada.

Esta semana las autoridades de un tribunal militar de las fuerzas de ocupación de Cisjordania ordenaron prolongar la detención de la jovencita. El general Jaim Bililti, a cargo del tribunal, alega, en una versión para Medio Oriente de la Doctrina Irurzún, que «su liberación podría afectar la investigación», según informó el diario israelí Haaretz. Y acepta la versión de las tropas, que dicen haber intervenido en el caso del chico Mohamed porque «estaban atacando con piedras» a fuerzas del orden.

La abogada de la familia, la mexicano-israelí Gaby Lasky, dice que a Ahed la cambian de prisión a cada rato y no la dejan ni mudar de ropa «para intentar quebrarle la moral». Lasky explica su posición, que quizás para otros puede parecer incómoda, en un caso como este. «No puede haber democracia y ocupación al mismo tiempo». Y a pesar de que para muchos es una traidora y padece del desprecio de no pocos israelíes, según reconoce en una entrevista con el diario español El País, asegura que tomó partido por las víctimas de la ocupación porque considera que «el pueblo judío tiene derecho a un Estado, pero no a privar a otros del suyo». «