“Es la primera vez que nos toca ver una sesión de la Legislatura dedicada a discutir sobre educación con el edificio está vallado y militarizado, pero no nos sorprende: es parte de la lógica de criminalizar la protesta social. Los docentes, los estudiantes, la comunidad que está aquí afuera protestando contra el ajuste en educación, para este gobierno son criminales”, arrancó la legisladora Lorena Pokoik (Unidad Ciudadana), luego de que el coro de los “aplaudidores” del Ministerio de Educación porteño, que coparon el Salón Montevideo de la Legislatura, vivaran el monocorde discurso previo de la ministra Soledad Acuña, que intentó en vano defender el fuerte recorte que sufrirá el área en 2019.

“Más presupuesto para seguridad y menos para educación responde a un paradigma, y las consecuencias son claras. A los pibes, en vez de darles políticas públicas de inclusión, los van a estigmatizar, les van a mandar a la policía. Es la única manera de que cierre este modelo de ajuste”, agregó Pokoik.

La discusión sobre el presupuesto educativo de la Ciudad comenzó a las 10 y se extendió durante más de tres horas. Es un hecho que el PRO y sus aliados tienen los votos necesarios para convalidar el ajuste, en línea con la política nacional.

Al cabo de una tumultuosa sesión y casi sin responder a las preguntas de los legisladores, Acuña afirmó que “el presupuesto que nuevamente muestra la inversión que estamos haciendo en educación y cuán prioritario es para el Jefe de Gobierno seguir creciendo, apostando al talento y a la calidad educativa, y mejorando los procesos de enseñanza”. Aseguró que se construirán 50 nuevas escuelas, sobre todo en la zona Sur, y jardines “donde seguimos teniendo el desafío de generar la cobertura de todos los chicos desde los 3 años”.

Lejos de la mirada condescendiente de la ministra con su propia gestión, los números dicen otra cosa. En nueve años, la participación de Educación en el presupuesto total habrá caído diez puntos. En 2010 significaba el 27,36%. El proyecto de presupuesto para 2019 le dedica apenas el 17,31% del total.

Entre las preguntas que Acuña eludió, hubo algunas muy sencillas. La legisladora María Rosa Muiños quiso saber cuántas escuelas y cuántas nuevas vacantes se generaron en los tres niveles entre 2017 y 2018. Santiago Roberto inquirió por la cantidad de escuelas con problemas edilicios. No hubo respuestas de la ministra.

Afuera, la comunidad educativa de las escuelas y de los institutos de formación docente protestaban contra el desguace de la educación pública, en general, y en particular contra el cierre de los profesorados que alienta el proyecto de la Unicaba. Mientras el vicepresidente 1° de la Legislatura ordenaba cerrar los ventanales del Salón Montevideo para que no les llegaran los cánticos, el legislador Patricio del Corro le preguntaba a la ministra por qué durante su exposición no mencionó la Unicaba. Pese a despertar un amplio rechazo y no estar aprobada, figura con una partida asignada en el presupuesto para 2019.

Los 55.642 millones de pesos asignados al Ministerio de Educación suponen un incremento en términos nominales del 28% respecto de 2018, por debajo de la inflación proyectada, llevando el gasto por alumno y por unidad educativa a su valor más bajo desde 2013. El 19% de esos fondos son transferencias al sector privado.