El último año de River estuvo lejos de lo deseado pero todos, dentro y fuera del club, coinciden en que Lucas Alario fue lo más sobresaliente del equipo dirigido por Marcelo Gallardo. En este arranque de temporada, en el que River ganó la mayoría de sus partidos y en los que las actuaciones colectivas mejoraron bastante en contraste a lo anterior, el 9 goleador elevó su nivel de destaque, pero contrariamente a lo que se puede pensar, lo hizo a pesar del equipo y no gracias al mismo. Al menos, hasta el partido de octavos de final de Copa Argentina que River le ganó por 1-0 a Arsenal en San Juan, con tanto de, claro, del propio Alario.

Es que en los primeros encuentros, Alario fue la carta de gol más importante del equipo, pero llegó a ellos casi siempre en jugadas aisladas o confusas, y padeció el resto del partido porque sus compañeros no pudieron asistirlo de la mejor manera a pesar del dominio de la pelota. Pero contra Arsenal, ese dominio, ese movimiento de la pelota, sí se convirtió pases de gol al 9, quien podría haber marcado al menos cinco tantos pero que se tuvo que conformar con uno sólo, y de rebote perdido. Es que entre el travesaño y el arquero Fernando Pellegrino lo tuvieron de hijo al Pipa, quiense cayó de la convocatoria de la Selección por la vuelta de Gonzalo Higuaín.

Nunca en este arranque de temporada el equipo había jugado tan al servicio del 9, y también, nunca antes Alario había dejado pasar tantas situaciones de gol. Es que en los anteriores cuatro partidos de River, Pipa había anotado tres tantos (todos en el Monumental) casi en las únicas tres situaciones que había tenido. En cambio, ante Arsenal el equipo por fin encontró la forma de conectarse con su número 9, quien a pesar de no tener la suerte necesaria para cerrar el partido, igual convirtió y le dio el triunfo a River, que en cuartos de final enfrentará a Unión de Santa Fe.