Alberto Fernández les propuso a sus pares del G20 una salida de la pandemia bajo tres ejes: fiscalidad democrática, multilateralismo y equilibrio. El objetivo de la política exterior es posicionar su liderazgo en la región en contraposición a Jair Bolsonaro, en base a su posibilidad de diálogo con mandatarios de distintos signos políticos, pero que a su vez marque un camino solidario en el tránsito a la post pandemia.

“Fiscalidad democrática”, dijo Fernández en su exposición. En el gobierno aclararon que no sólo se trata de cuestiones de recaudación sino de cómo se encaran las deudas, antes de la pandemia y después también. Es una forma de ir hacia un acuerdo con el FMI bajo el pedido de que se revea el nivel de exigencia para países endeudados en contexto de Covid-19. “La deuda no se puede resolver con el hambre de los pueblos”, parafrasean cerca del presidente al Papa.

En ese contexto, argumentan que el impacto del deterioro de las condiciones de vida por la pandemia demanda una nueva forma de solidaridad no sólo internacional sino también hacia adentro de las sociedades, por lo que el Aporte Solidario de las grandes fortunas se enmarca no sólo en una agenda argentina sino de varios países.

Esa fiscalidad democrática implica -explican fuentes oficiales- una progresividad del sistema impositivo y a la vez una participación del rol del Estado en bienes públicos globales como la salud, la educación, la alimentación y el acceso al agua, explicaron fuentes diplomáticas. La intención es encaminarse hacia una mayor igualdad con otra lógica o dinámica de distribución indirecta bajo el concepto de que los servicios públicos son Derechos Humanos de acceso masivo.

La posición del gobierno argentino es que esos principios marquen una nueva etapa luego de un período en que tomaron mucha fuerza las directrices neoliberales en la región, en donde la intervención del Estado era dejada de lado. El cambio de clima en la región con la vuelta del MAS al poder en Bolivia, seguido de un posible triunfo del correísmo en Ecuador, y a la salida estrepitosa de Donald Trump de Estados Unidos, marca una nueva etapa en la que Alberto Fernández puede llegar a erigirse como líder regional en contraposición a un cada vez más aislado Jair Bolsonaro en Brasil. Sobre todo ante la mirada de Alemania y Francia, dos países gobernados por líderes de diálogo con Fernández. A diferencia de su par brasileño, el presidente argentino se muestra en conversación con otros mandatarios de signo político diferente y establece encuentros como el que mantuvo este viernes con Luis Lacalle Pou de Uruguay o como el que busca tener con Iván Duque de Colombia.

También hay expectativa con la asunción de Joe Biden, quien en su plataforma propone un retorno a las medidas de protección del ambiente y cambio climático. Incluso adelantó que habrá una vuelta de Estados Unidos al acuerdo de París, otra dinámica de relación con la comunidad internacional. “Es un cambio de época -sintetizaban este sábado en Cancillería-, eso genera posibilidad de llegar a mayores consensos. Hasta ahora siempre estaba presente como obstáculo no sólo la negativa de Trump sino que incluso tenía influencia sobre otros países”, argumentan. De hecho, la relación bilateral Argentina-Brasil estaba obstaculizada por la alineación de Bolsonaro con Trump. “Eso ahora se va a modificar”, se esperanzan en la cartera de Relaciones Exteriores. También se especula con la posibilidad de que el propio flamante titular del BID, Mauricio Claver-Carone, quien quedó al frente del banco por imposición de Trump, modifique y modere su perfil.

En el gobierno aseguran que todo este cambio de contexto hará que el protagonismo de Alberto Fernández sea otro. Su posible nuevo liderazgo en la región puede ser buen visto por los alemanes y franceses en su búsqueda de equilibrio y multilateralismo, contexto que puede llegar a cambiar incluso el rol de la OEA, al dejar atrás haber sido un organismo tributario de las políticas de Estados Unidos.

Es que en la disputa comercial mundial entre China y Estados Unidos, Argentina pretende ubicarse junto a países europeos como Francia y Alemania en un espacio más multilateral. De hecho, el 14 y 15 de diciembre el canciller Felipe Solá y su jefe de Gabinete, Guillermo Justo Chávez, viajarán a Berlín para participar de la Alianza por el Multilateralismo. Allí también estarán los cancilleres del resto de América Latina y el Caribe, junto al francés y alemán.

“Alberto puede lograr un liderazgo que marque un equilibrio en la región porque tiene diálogo con todos, y eso puede abundar en lograr una post pandemia de mayor solidaridad”, abogaban en Cancillería después del discurso en el G20. 

«Debemos vivir en un mundo más equilibrado»

El presidente Alberto Fernández aseguró el sábado en la cumbre de Líderes del G-20 que “el mundo transita hacia niveles alarmantes de desigualdad” en cada uno de los países y a nivel “global entre países que viven realidades diferentes”.

“La pandemia dejó en evidencia esa desigualdad, a la que debemos atacar para vivir en un mundo más equilibrado”, enfatizó al intervenir en la reunión anual del G-20 que se lleva a cabo bajo la presidencia de Arabia Saudita.

Durante su exposición recordó que en la Cumbre Extraordinaria de Líderes del G-20 sobre Covid-19 del 26 de marzo pasado, propuso la creación de un Fondo Mundial de Emergencia Humanitaria.

Fernández convocó además al desafío de “mejorar la igualdad de género, de aceptar vivir en la diversidad” y a ser “los guardianes de este mundo que habitamos”.