Un día después del acto en el Estadio Único de La Plata –ahora bautizado Diego Armando Maradona- donde la vicepresidenta Cristina Fernández lanzó un duro mensaje al interior de la coalición gobernante, el oficialismo salió a reforzar la diversidad del Frente de Todos como una fortaleza, acaso como una forma de contrarrestar las lecturas políticas que atribuyeron cierta tensión en el escenario a un clima de ruptura y confrontación interna.

Desde el propio presidente, Alberto Fernández, hasta el ministro de Defensa, Agustín Rossi, pasando por el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, el mensaje fue reforzar la idea de unidad y de una línea editorial construida de forma coral. «Ayer, lo que me dio tranquilidad es que hubo seis discursos y cualquiera podía firmar el discurso del otro. No hubo planteos disruptivos, ni diferentes(entre sí)», dijo el mandatario en declaraciones a El Destape Radio. No fue una definición menor, porque sugiere que el llamado de la expresidenta a ministros, ministras, legisladores y legisladoras a buscar “otro laburo” si no están dispuestos a defender los intereses del pueblo es una idea compartida, en una semana en la que no faltaron las versiones sobre una posible renovación del gabinete.

Algo parecido interpretó Rossi, también en declaraciones a El Destape: “Lo que hace Cristina es tensionar a nuestro espacio político y eso está bien» sostuvo el ministro y agregó: “Gobernar un espacio nacional y popular es una tarea incómoda en el buen sentido. Uno sabe que no va a recibir el beneplácito de los sectores corporativos que tienen distintas maneras de desgastar a funcionarios. Tratamos de gobernar un país en el que esté cómoda la gente y no los dirigentes».

Estas declaraciones no terminan de saldar el debate sobre cuánto de lo que Alberto y Cristina dicen en público es coordinado previamente, o dialogado públicamente, pero parecen darle un cauce. Las dos apariciones previas juntos y las cartas abiertas de CFK sembraron el terreno para todo tipo de especulaciones, acaso porque este modelo de coalición, con un reparto del peso político en varios actores y dos protagonistas en primera línea, no registra antecedentes y se construye en vivo y en directo.

“La unidad es una condición necesaria para poder gobernar”, advirtió este sábado el presidente y recordó, para que no queden dudas: “Para mí fue muy feo estar peleado con Cristina y nada va a quebrar mi amistad con ella”. También ayer, al abrir el acto de cierre del año del Frente Patria Grande junto al referente Juan Grabois, el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, recogió el guante sobre las críticas al interior del Frente de Todos:”Nosotros tenemos que debatir internamente, es importante el debate, no tenemos que tener vergüenza, ni una excesiva autocrítica, sí lo que tenemos que reconocer es que hay logros que todavía no pudimos llevar adelante”, concedió.

Más allá del mensaje de la vicepresidenta, en el escenario platense pareció quedar trazada una agenda para la pos pandemia. La lista va desde la potencial renovación de parte del gabinete hasta la reforma estructural del sistema de salud, pasando por el alineamiento de salarios, jubilaciones, tarifas y precios para que al crecimiento de 2021 “no se lo lleven cuatro vivos” -otra frase clave de CFK-. También, la meta impulsada por el propio Alberto Fernández cuando asumió la Presidencia: “Nunca más a una justicia que decide y persigue según los vientos políticos”, la promesa con que se alineó desde el inicio en su crítica al Lawfere y que un año después, sin grandes avances, vuelve a surgir como una espina en el corazón del Frente de Todos. «