La irrupción del coronavirus en las villas del AMBA fue un punto de inflexión en el combate contra la pandemia. A partir de ese momento, la circulación del virus asumió un carácter netamente comunitario. De un tiempo a esta parte la pandemia comenzó a expandirse en diversos lugares de trabajo a pesar de los protocolos que fijó la Superintendencia de Riesgos del Trabajo.

El sector más afectado es el de los trabajadores de la salud que, según ATE, ya acumula a nivel nacional 3652 contagios.

Pero, por fuera del sistema sanitario, el impacto se siente especialmente en los grandes supermercados. Según fuentes gremiales, allí los infectados ya superan los 600, aunque no han tenido que lamentar muertes porque «los delegados se encargaron de impedir que trabajaran quienes forman parte de la población de riesgo».

En el Sindicato de Empleados de Comercio de Capital Federal, que dirige Armando Cavalieri, aseguran que siguen «en detalle» las situaciones de contagio que se presentan en los supermercados y que hacen «inspecciones y monitoreo» del cumplimiento de los protocolos sanitarios por parte de las empresas.

Pero el nivel de contagios en las grandes cadenas comerciales abre una puerta a la sospecha. Ramón Muerza, dirigente sindical de comercio opositor señaló que «en los supermercados la estamos pasando muy mal por la cantidad de contagios pero el sindicato está cerrado hace tres meses y medio. El protocolo lo hacemos cumplir los delegados en las empresas».

Las denuncias sobre el incumplimiento de los protocolos por parte de la cadena Coto florecen. Natalia Galeano, delegada de la sucursal de Flores, señaló a Tiempo que «el caso de Lanús fue el más relevante. Todo el personal de carnicería se contagió, al menos 35 personas. El gerente de operaciones, Eduardo Búfalo, llegó al extremo de agredir a los inspectores municipales con el propósito de invisibilizar los casos. La misma actitud tuvieron en Quilmes y Retiro. En mi sucursal tuve que hacer un video y pedí que el gobierno enviara una inspección. Al comunero de la zona, Julián Cappa, le dijeron que había dos casos pero de dengue».

Chocolate y carne

El virus penetró también en las fábricas. Es lo que ocurrió en la alfajorera Vimar y la chocolatera Felfort, donde los delegados gremiales verificaron el contagio de ocho trabajadores y recurrieron al paro para lograr el cierre de la planta hasta mañana mientras se conoce el resultado de otros hisopados. Mediante un comunicado, los delegados señalaron que «habíamos advertido hasta el hartazgo que iba a suceder pero nadie nos escuchó». Los delegados denunciaron «a la patronal de Felfort por no respetar ni siquiera el insuficiente protocolo del gobierno».

En el sector de la carne los delegados de Frigorífico Rioplatense denunciaron la negativa de la empresa de testear a los trabajadores que estuvieron en contacto estrecho con tres obreros infectados. Luego los trabajadores decidieron en asamblea tomar licencia sin goce de haberes hasta que la patronal acceda al reclamo.

En tanto, los trabajadores del neumático de Bridgestone realizaron un paro el 17 de junio ante la confirmación del contagio de un trabajador y la negativa de la empresa de aislar preventivamente los contactos laborales estrechos, y las indicaciones sanitarias del Municipio de Lomas de Zamora. El sindicato Sutna venía exigiendo que las empresas consideraran «un protocolo específico del neumático elaborado por el sindicato nacional junto con trabajadores y profesionales sanitarios». Es que, según explicó el titular del gremio, Alejandro Crespo, «los protocolos de Nación y Provincia son muy generales y las fábricas tienen particularidades».

El dirigente observó que «lo que tienen que entender las grandes fábricas es que hay que cortar la cadena de contagios apartando a los contactos estrechos y no esquivar eso con tecnicismos. Es clave encapsular a los trabajadores en pequeños grupos porque, de esa manera, se logra disminuir el riesgo y la capacidad de propagación y se facilita la detección. Un tapaboca dentro de la planta no evita el contagio. Se deben instrumentar medidas a partir del sinceramiento de la situación».

Otro de los sectores que no interrumpirá su actividad en la nueva etapa de cuarentena y se encuentra muy expuesto es el de los trabajadores bancarios. Los primeros días de la cuarentena se hizo viral la denuncia de una trabajadora que había recibido de la patronal del banco Macro un corpiño como tapabocas. Según Alejandra Stoup, dirigente de La Bancaria, ya contabilizan 135 infectados y un trabajador fallecido. «En bancarios está pasando lo mismo que en toda la sociedad», agregó. El sindicato firmó un protocolo con las cámaras el 15 de junio por el cual cuando se comprueba un caso se realiza una desinfección del lugar «con un certificado que tienen que entregar a la organización gremial». Stoup explicó que el acuerdo se selló recién a partir de junio «porque empezó a subir la curva y la cantidad de casos concretos». Para la dirigente es clave «armar grupos de trabajo porque permiten cortar el contagio». Detalló, además, que el sindicato reclama que se finalice la instalación de mamparas y que los bancos se hicieran cargo del transporte de los trabajadores para que eviten el sistema público. «No lo aceptaron, aunque en muchas entidades lo están haciendo».

El virus amenaza con ir de la casa al trabajo y del trabajo a la casa. Si bien la responsabilidad recae en las empresas y autoridades, su control parece depender de la acción de los delegados y sindicatos.