Una encuesta de la consultora Analogías revela un amplio rechazo de la población sobre la vuelta de los controles de la economía local por parte del Fondo Monetario Internacional. Según el informe, el 57,9% de los consultados señaló su desacuerdo con las misiones que el organismo envía al país para monitorear la situación, mientras que el 35,3% está de acuerdo. El 6,8% no emitió opinión sobre el tema.

El sondeo se realizó de manera telefónica en el área metropolitana de Buenos Aires a 1500 personas entre miércoles y jueves, en coincidencia con la partida de la delegación del FMI que comandó el italiano Roberto Cardarelli y que tuvo como objetivo auditar las cuentas nacionales para informar al directorio del organismo.

 La visita anual a los países integrantes para recopilar información de primera mano y dialogar con funcionarios del gobierno está contemplada en el artículo 4º de la carta orgánica del Fondo, aunque en los últimos años el kirchnerismo no había autorizado esas inspecciones.
Según Analogías, el rechazo al monitoreo del FMI se acentúa entre los encuestados de mediana edad, ya que trepa al 64% en esa franja. El mayor apoyo a los controles se recoge entre la gente de mayor edad. Lo mismo ocurre con quienes únicamente tienen un nivel de instrucción primaria: en ese sector, el 61% se manifestó en desacuerdo.

La discrepancia entre quienes están a favor y en contra es menor cuando se pregunta si la intervención del FMI tendrá resultados concretos para la economía argentina. Casi la mitad (49,2 %) cree que las consecuencias serán negativas y el 27,7% sostiene que serán positivas. Pero para el 19% el resultado será neutro. El 4% restante no sabe o no contesta.

La visita de la delegación del Fondo tuvo un significado más político que económico, luego de que en 2005 el entonces presidente Néstor Kirchner decidiera la cancelación total y anticipada de una deuda de 9800 millones de dólares que condicionaba su margen de maniobra. Su desembarco significó un giro en la relación con el gobierno argentino, a partir de la decisión de Mauricio Macri de estrechar lazos con el mundo financiero, y sobre todo, de apelar al endeudamiento internacional para cubrir el déficit presupuestario.

En su informe final, los visitantes desparramaron elogios y marcaron distancias con la anterior administración. «El nuevo gobierno puso en marcha una ambiciosa y muy necesaria reforma hacia un marco mejor de política económica. El avance logrado es importante», señaló el comunicado oficial firmado por Cardarelli, poco antes del regreso a Washington. «Corresponde felicitar al gobierno por su claro compromiso para bajar la inflación a niveles de un dígito y reducir el déficit fiscal», dice el texto, aunque también dio lugar para formular advertencias: «La velocidad de estas medidas, así como la composición del cambio de la situación fiscal, deberán tener en cuenta el impacto en el crecimiento, el empleo y los segmentos más vulnerables». En ese sentido, el economista principal del FMI para el Hemisferio Occidental, Alejandro Werner, alertó sobre la necesidad de «ser cuidadosos en la gradualidad necesaria para que estos procesos de baja de inflación se den de la mano de una reactivación económica importante». «