En 1998, Bori Fati emigra de Guinea-Bisáu, un país al oeste de África en el que la esperanza de vida es de 58 años. Primero a Portugal, país colonizador. Bori llega a pedir monedas en la calle. Después cruza a España. Trabaja como obrero en la construcción del ferrocarril que une a las ciudades de Córdoba y Málaga. También de albañil y mozo. Sin documentación, después de una visita, su esposa María Lourdes Vieira regresa a Guinea-Bisáu en 2002. Bori, instalado en Herrera, donde juega al fútbol en un equipo amateur, se entera de la existencia de Marinaleda, otro pueblo de Sevilla, de poco más de 3000 habitantes y 25 kilómetros cuadrados, cuyo alcalde promete ayuda a los inmigrantes. Juan Manuel Sánchez Gordillo, que gobierna desde 1979, le da trabajo a Bori. De recolector de basura pasa a chofer del Ayuntamiento. En Marinaleda hay casas por 100 euros al mes y no hay policía. Sánchez Gordillo, “comunista o comunitarista, como Cristo y el Che Guevara”, nota que los papeles de Bori son falsos. Lo ayuda a ponerse en regla. Y también le da una mano con los pasajes de su familia. Anssumane Fati Vieira, el juvenil que deslumbró en el debut de Barcelona en la Liga de España, nació el 31 de octubre de 2002 en Guinea-Bisáu. Pero recién conoció a su padre a los seis años, cuando viajó a Marinaleda, después de hacer pelotas de fútbol con medias viejas.

El domingo, a los 34 minutos, Ansu Fati le cedió la pelota a Lionel Messi para que pateara el penal y marcara su gol. A él le habían cometido la falta. Y él había marcado ya dos goles. Fue todo un gesto en el 4-0 de Barcelona a Villarreal en el Camp Nou, la gran presentación en sociedad de Ansu, canterano de La Masía como Messi. El delantero de 17 años es el niño de los récords. Es el futbolista más joven en meter un gol con el Barcelona en Liga. El más joven en la historia de la Champions. Y el más joven en marcar en la selección de España: en apenas tres meses, ya promesa de crack, le concedieron la nacionalidad a través de la Federación Española de Fútbol. Son las puertas que abre la pelota. Atajos, no políticas de Estado. El 6 de septiembre, ante Ucrania por la Liga de las Naciones, Ansu metió un gol en el 4-0 en Madrid. “Gol de Ansu Fati dedicado a los fascistas de Vox -escribió el periodista Fonzi Loiza-. Un migrante africano se convierte en el futbolista más joven de la historia en marcar con la selección”. Vox, de discursos xenófobos y nacionalistas, es el partido de ultraderecha que le dijo “no vengan” a los inmigrantes, votado por 3,6 millones de españoles. “Con un gobierno de Vox -graficó un futbolero-, Ansu estaría volviendo a intentar saltar la valla. O en el fondo del mar”. Guinea-Bisáu está entre los países con más problemas de tráfico y explotación de personas. Los cruces del Mar Mediterráneo a España en pateras equiparan hoy cifras récord de 2000: entre enero y septiembre fallecieron 251 personas en el camino a las Islas Canarias.

Por Ansu Fati, en cambio, se pelearon Real Madrid y Barcelona cuando era un chico de diez años que jugaba en las inferiores del Sevilla. Se impuso el Barcelona, porque le dio un lugar para vivir en La Masía. Y también por Messi, ídolo-espejo de Ansu. La inhabilitación a jugar a partir de una sanción de la FIFA al Barcelona por la contratación de menores y una fractura de tibia y peroné no fueron obstáculos para el ascenso de Ansu Fati, que ahora tiene una cláusula de rescisión de 400 millones de euros y un nuevo representante: Jorge Mendes, el más poderoso de Europa. En posición de extremo izquierdo, elegido por el holandés Ronald Koeman, Ansu encara, gambetea y desequilibra. Tiene gol: lleva 10 goles en 34 partidos con el Barcelona. “El día en que su íntimo amigo Luis Suárez debutaba con dos goles en el Atlético de Madrid, a Messi se le presentó la oportunidad de reparar su pérdida dándole la mano a Ansu. Este deporte, caníbal, exige herederos”, escribió Francisco Cabezas en El Mundo.

Ansu Fati dijo que jugar con Messi es un sueño. Y que siempre lo ayuda y le da consejos. De momento, son presente y futuro del Barcelona. Koeman destacó que está abierto a escuchar y que, con el tiempo, ganará en concentración en la cancha. Ansu tiene hambre, pero no el mismo que tenía su padre cuando salió de Guinea-Bisáu en busca de futuro. “Sin Sánchez Gordillo no estaría aquí, ni yo ni mi hijo -dijo Bori acerca del alcalde comunista-. Me encontró trabajo, me dio una casa y, tiempo después, pagó los billetes de avión para traer a mi mujer y mis cinco hijos”. Sánchez Gordillo precisó que el éxito de Ansu es el éxito de toda la comunidad: “La solidaridad no se escribe con dinero”. Y lo aconsejó: “Debe tener cuidado con los millones. Es muy joven. Que reparta todo lo que tiene”. En 2017, la selección de Guinea-Bisáu se clasificó por primera vez a la Copa Africana: no ganó ningún partido. Ansu eligió jugar para España, una retribución que quizá se vincule más con Marinaleda que con el Barcelona. En ese sentido, Ansu recorrió el camino inverso a Messi, a quien tiene a su lado.