Un día después del paro nacional de la CGT, el gobierno dio rienda suelta al desalojo de la planta de AGR Clarín que se encontraba ocupada desde hace 82 días por sus trabajadores luego del anuncio de cierre y de despidos masivos por parte de la patronal de Héctor Magnetto durante los primeros días de enero.

A partir de la orden de desalojo del juez subrogante del juzgado contravencional n° 14, Pablo Casas, alrededor de 400 policías fuertemente armados se concentraron frente a la planta de AGR Clarín en Pompeya con el objetivo de desalojar por la fuerza la imprenta.

Antes de ofrecer cualquier vía de negociación, según denunciaron los delegados, las fuerzas policiales se presentaron «con armas largas y ametralladoras». El operativo incluyó la acción combinada de la Policía Federal, la Metropolitana y la Gendarmería Nacional a través de decenas de camiones de infantería.

Para evitar ser reprimidos por las fuerzas de seguridad que saturaron las inmediaciones y, a la vez no exponer a la misma a los centenares de personas que se acercaron en forma solidaria, los trabajadores, que mantuvieron una toma de 82 días, decidieron en asamblea abandonar el predio. 

Previamente, explicó a este medio Claudia Ferrero, abogada de APEL que representa solidariamente a los trabajadores: «Presentamos al juzgado junto a la doctora Verónica Quinteros, de Liberpueblo, una nota con la firma de Nora Cortiñas y Adolfo Pérez Esquivel ofreciéndose como mediadores para una negociación». Sin embargo, continuó, «el juez lo giró al fiscal pero desestimó la posibilidad de detener el desalojo». 

Así las cosas, los trabajadores optaron por negociar el ingreso de los jefes del operativo policial con equipos audiovisuales de la Policía Federal para hacer un inventario conjunto y registrar el buen estado de la maquinaria como paso previo a retirarse de la planta y para evitar el posterior «armado» de causas penales por daños, robos o cualquier otro delito.

Según informó Pablo Viñas, secretario general de la Comisión Interna de AGR- Clarín, los trabajadores decidieron instalar frente a la imprenta una carpa «para continuar con el reclamo de recuperar las fuentes de trabajo». También decidieron «reclamar un plan de lucha a la Federación Gráfica Bonaerense y a la CGT» porque, según Viñas, «con un paro no alcanza». Es que, según continuó: «Los trabajadores no queremos desahogarnos. Lo que necesitamos es no morir de hambre y terminar con el ajuste y la represión».

Al retirarse visiblemente conmovidos y con los rostros cargados de bronca y de dolor, los despedidos criticaron la política del Ministro de Trabajo, Jorge Triaca, que «habla de dialogo y, sin embargo, colaboró para que se produjera un desalojo a la medida de los tiempos de Clarín y Magnetto».

Pablo Viñas, por último, aseguró: «La lucha continúa. Nos retiramos con la frente en alto. Los trabajadores estamos enteros: están las máquinas, está el trabajo, estamos los operarios. Mostramos que podemos, que tenemos la capacidad de producir y poner la fábrica en movimiento. Llamamos a ocupar toda fábrica que cierra o despida”.

Para este sábado, trabajadores convocan a una acto a las 18 en las instalaciones de la planta ,en Corrales al 1300, para dar continuidad a su lucha en defensa de los puestos de trabajo.