La tarde del lunes fue agitada para Cristina Castro y la familia de Javier, un testigo protegido en la causa por la desaparición y posterior muerte de Facundo Astudillo Castro. Hubo informaciones confusas que se reprodujeron y multiplicaron a través de las redes sociales.

El primer mensaje fue de Cristina Castro quien denunció en un mensaje de audio la desaparición del joven. Según ese mensaje, el testigo que debía realizar una recorrida junto a los fiscales en los próximos días, recibió amenazas dirigidas a sus hijos y él, por lo tanto decidió entregarse. La información circuló por todos los ámbitos y la búsqueda en el lugar resultaba desesperada.

Alrededor de las 21 horas, llegó un mensaje de texto a su esposa que también es testigo protegida donde supuestamente el hombre desaparecido le decía que estaba bien y que se había ocultado a causa de las amenazas. Ese mensaje, más tarde, fue desconocido por la misma familia que afirmaban que el mensaje “podría haberlo escrito cualquiera”.

Ante esta situación, los fiscales a cargo de la pesquisa Horacio Azzolín y Héctor Andrés Heim solicitaron que el testigo, su esposa (que también es protegida en el marco de la causa) y su hijo (de una pareja anterior que vive en otra casa) tengan custodia que llevará a cabo personal de Gendarmería Nacional, y aguardan para las próximas horas que la víctima de la supuesta amenaza pueda declarar.

Finalmente, después de la medianoche, el hombre regresó a su casa. De acuerdo a la información proporcionada por los abogados de la causa, Luciano Peretto y Leandro Aparicio, el testigo se ocultó después del mediodía en circunstancias bastante graves y por miedo, luego de haber recibido una serie de amenazas contra su hijo. El abogado aseguró a Télam que el testigo, “teme por su vida y por la de su hijo” y que está “bien físicamente pero muy golpeado desde lo psicológico”.

La Dirección General de Acompañamiento, Orientación y Protección de las Víctimas sugirieron que circule la menor cantidad de información posible sobre la causa y en particular sobre este hecho, dado que se trata de una persona del pueblo.

Según las fuentes judiciales, el lunes por la mañana el hombre le dijo a su esposa que había sufrido amenazas, por lo que decidió irse de su casa con el objetivo de protegerla a ella y al hijo de ambos.

Con el paso de las horas, y al no tener noticias de su marido, la mujer denunció la desaparición ante la Justicia, por lo que se activó el protocolo de protección de testigos que lleva adelante personal de Gendarmería Nacional.

Según las fuentes, los gendarmes se dirigieron al domicilio del testigo y al de su hijo y tomó intervención la Dirección General de Acompañamiento, Orientación y Protección a las Víctimas (DOVIC) del Ministerio Público Fiscal. Fuentes judiciales aseguraron que aguardan para las próximas horas que los expertos de la DOVIC puedan entrevistarse con el testigo para que aporte información sobre la supuesta amenaza.

El hecho ocurrió casi en simultáneo con la realización de un peritaje en el que el perro adiestrado que aportó la querella en la causa por la muerte de Facundo marcara rastros de la víctima en dos patrulleros de la Policía de la provincia de Buenos Aires.

Para la familia de Facundo, la desaparición y muerte del joven está relacionada a un caso de violencia institucional por parte de personal de la policía bonaerense y ya pidieron en varias oportunidades la detención de cuatro efectivos, pero siempre fueron rechazadas por la Justicia.