«¡No dejen de buscarnos!», rogaba ayer, con el mensaje sobreimpreso en una imagen del submarino, la cuenta oficial de Twitter de los familiares de los 44 héroes del ARA San Juan, que en las últimas horas volvieron a padecer un desencanto al que no quieren acostumbrarse, después de casi un año desde la desaparición de sus seres queridos, transcurrido entre la esperanza de hallarlos y la desidia de un gobierno que parecería preferir hundirlos en el olvido.

En un nuevo episodio inexplicable, que pone en evidencia la falta de respeto de las autoridades hacia los familiares, el viernes por la mañana se informó que la búsqueda del San Juan quedaba suspendida hasta el mes de febrero, tras la decisión de la empresa Ocean Infinity de abandonar el operativo. Pocas horas después, se dio marcha atrás y se comunicó que quedaba «en suspenso» la decisión de suspender la búsqueda.

La empresa contratada para buscar la nave desaparecida el 15 de noviembre del año pasado en aguas del Atlántico Sur tomó la decisión el día jueves. Se ignora cuándo la comunicó al Ministerio de Defensa, pero los cuatro familiares de los tripulantes que viajan a bordo del Seabed Constructor se enteraron el viernes. La búsqueda, dijeron, continuaría en febrero porque Ocean Infinity consideraba «inútil seguir ampliando áreas». «Van a realizar un estudio pormenorizado en tierra de toda la data recogida para luego determinar cómo siguen y por cuánto tiempo», agregaron los familiares en el comunicado difundido ese día a las 11, perplejos ante el hecho de que se suspendiera un operativo que, de acuerdo al contrato, debía extenderse por un mínimo de 60 días.

Ya con la decisión de la empresa de partir hacia Punta Arenas, en Chile, adonde arribaría el jueves 1 de noviembre para hacer un cambio de tripulación, los familiares pidieron volver a reunirse con el director de misión de Ocean Infinity. Tras ese intercambio y comunicaciones cruzadas con autoridades del Ministerio de Defensa, a las 13:50 se les dijo que el operativo seguiría. Casi inmediatamente, una gacetilla de prensa de la Armada Argentina confirmó que «ante la solicitud de la empresa Ocean Infinity de suspender transitoriamente las operaciones, ha coordinado con la misma la continuidad de la búsqueda en cumplimiento del contrato vigente», bajo la amenaza velada de iniciar acciones legales. Fuentes de esa fuerza deslizaron que Ocean Infinity tenía una oferta de prospección submarina en el Brasil, de ahí su apuro por desentenderse del operativo San Juan, por el que cobraría 7,5 millones de dólares sólo en caso de encontrarlo.

Ahora, el puerto que tocará el jueves a las 9 el sofisticado buque para su reaprovisionamiento será el de Comodoro Rivadavia, para volver a zarpar esa misma noche. Mientras tanto, finalizará con el barrido del Área 11 (que antes de la suspensión fallida estaba prevista para mañana lunes) y volverá sobre algunas «sombras» pendientes de análisis en el Área 10. En las áreas 1 y 2, las primeras sometidas a prospección, barrido el 99,8% del lecho marino, se determinó con certeza que el resultado es negativo. Ayer no se detectaron nuevos puntos de interés para analizar, y aunque los familiares no pierden las esperanzas, las idas y vueltas del gobierno y de la empresa que contrató para buscar a sus seres queridos no les dan tregua. «

Ocean Infinity y las cláusulas del caso MH370

«Con mucha tristeza en el corazón, terminamos nuestra búsqueda actual sin haber alcanzado el objetivo», había dicho Oliver Plunkett, director de operaciones de Ocean Infinity, el 29 de mayo pasado. No se refería a la tragedia del submarino ARA San Juan sino a la del vuelo MH370 de Malaysia Airlines, un Boeing 777 desaparecido de los radares el 8 de marzo de 2014 cuando cubría la ruta Kuala Lumpur-Beijing con 239 personas a bordo. En el mismo comunicado, Plunkett ofreció, no obstante, la opción de volver a prestar sus servicios en el futuro, y en rigor la búsqueda se extendió unos días más, hasta principios de junio.

En el contrato con el gobierno malayo, el plazo de búsqueda en el Océano Índico –en una zona identificada como la de la posible caída del avión por el Australian Transport Safety Bureau, pero cuyas coordenadas nunca pudieron ser confirmadas fehacientemente– se había fijado en 90 días. La firma estadounidense de prospección submarina cumplió las cláusulas del convenio (el operativo había empezado en enero), pero su tarea no arrojó resultados positivos.