Con ánimo renovado y promesas de impacto, tras superar los escollos que se interpusieron en su candidatura y, en el último tramo, contraer coronavirus, Andrés Arauz comenzó con una semana de atraso su campaña para las elecciones presidenciales del 7 de febrero en Ecuador. “Estamos de vuelta en el ruedo, totalmente recuperados”, festejó el economista que representará junto con Carlos Rabascall, a la fuerza liderada por el expresidente Rafael Correa. Fue mientras corría filmándose a sí mismo, al unirse al contingente oficial de la caravana de la Esperanza en Quito, el miércoles último, un día después de recibir el alta médica.

 El comienzo de la campaña se da también en el contexto en que el Tribunal Contencioso Electoral (TCE) destituyó a las autoridades encargadas de organizar los comicios generales de febrero en medio de una pugna de competencias.

Arauz, candidato que el día anterior a los comicios cumplirá 36 años, es el favorito, según la mayoría de las encuestas, seguido por el banquero Guillermo Lasso, aunque esas mediciones no parecen alcanzar para obtener la victoria en primera vuelta. Según el último sondeo del Centro Estratégico Latinoamericano de Geolpolítica (CELAG), la alianza UNES lidera con el 36,5% de intención de voto, pero el segundo en este caso es el empresario Álvaro Noboa, con 22,9%; y en tercer lugar Yaku Pérez, del movimiento indigenista Pachakutik. En cuarto puesto, según CELAG, se ubicaba Lasso, con 13,6%. El banquero volverá a intentarlo, tras haber perdido en el balotaje de 2017 ante Lenin Moreno. Ximena Peña, candidata por la lista del oficialismo, apenas computa una intención del 1,2% y el resto de los candidatos (sobre un total de 16), no superan el 1,5%.

La encuestadora Cedatos, en cambio, afirmó en diciembre que Lasso lideraba con el 23% de intención, seguido por Arauz (13%) y Yaku Pérez (10,7%). La misma consultora presentó, a la vez, un sondeo sobre el ánimo político de los ecuatorianos: reflejó que el casi el 90% desaprueba la gestión de Moreno y el 33,6% se manifiesta “muy interesado” en el resultado de las elecciones.

La campaña de Arauz tiene la particularidad de anunciar medidas de alto impacto presupuestario, en contraste con el bajo presupuesto que informa para la promoción de su candidatura. De hecho, se lanzó hace poco una convocatoria para que la ciudadanía aporte directamente a la campaña a través del sistema de “crowfounding”. “Los poderes fácticos en Ecuador han hecho todo lo posible para que no podamos participar en el proceso electoral de 2021 (…) Ahora apelamos a tu buena voluntad y decisión para lograr tu apoyo financiero”, señalaron. A diferencia de los otros candidatos, el dinero invertido en promociones en las redes sociales es, en comparación, exiguo. Citando a la Biblioteca de Facebook, el sitio confirmado.net afirmó que Lasso lleva gastados 292 mil dólares y Noboa más de 190 mil en esa plataforma, contra sólo 455 dólares de Arauz, aunque parezca una cifra insignificante.

En cuanto a las medidas a tomar, Arauz promete que en la primera semana de gobierno otorgará un subsidio de 1000 dólares a un millón de familias afectadas por la pandemia, una medida similar a la adoptada por Luis Arce en Bolivia. La centralidad está puesta en la recuperación del empleo y la economía, sobre todo de los sectores más castigados, y el acceso a servicios básicos, como el plan de crear 880 mil empleos para jóvenes y el de reducción de la brecha de telefonía celular; becas de conectividad y acceso gratuito a internet por considerarlo “un derecho humano”.

Arauz y su partido ya habían denunciado el intento oficialista de postergar las elecciones. La destitución en primera instancia de la presidenta y tres consejeros del Consejo Nacional Electoral (CNE) por incumplir una sentencia favorable a la candidatura de Noboa, estaría en esa línea, según denunciaron los destituidos. «Acudiremos a todas las instancias legales en contra de esta sentencia que vulnera la estabilidad democrática del Ecuador», advirtieron en un comunicado. «El proceso electoral sigue en marcha, pese a los intentos de interferencia», añadieron. «