Finalmente la tercera fue la vencida y Andrés Manuel López Obrador llegó a la presidencia de México con un contundente triunfo ante una derecha desgajada y al cabo de varias décadas de construcción política en el arco de la centro izquierda.

El resultado final se supone que será mayor al 52% que ya habían adelantado los sondeos, lo que impidió que la maquinaria del fraude pudiera cumplir el objetivo que los sectores progresistas de la sociedad mexicana denuncian tras cada elección. Esto le da una legitimidad a AMLO, por sus siglas – como se suele conocer a los dirigentes de relevancia en el país azteca- que no podían lucir sus antecesores.

En 2006, Felipe Calderón fue consagrado presidente luego de varias semanas de incertidumbre por el escrutinio y ante graves acusaciones de fraude. El resultado final según las autoridades fue de casi 244.000 votos para un padrón entonces de más de 40 millones de ciudadanos.

Enrique Peña Nieto accedió al gobierno en 2012 en representación del PRI  con fuertes sospechas de haber manipulado también las boletas y los conteos finales para llegar a la residencia de Los Pinos. Ahora estuvo entre los primeros en reconocer el resultado de la elección.

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La lista de los que felicitaron al ex jefe de Gobierno de la capital mexicana, de 64 años -fundador del Movimiento de Recuperación Nacional, Morena, partido con el que armó una coalición que incluye, por cierto, sectores progresistas con algunos personajes ligados al mundo financiero y conservadores- incluye a los mandatarios de los países europeos, de Canadá y al mismísimo Donald Trump.

Es que el país con el que se habrá de topar este politólogo que alguna vez formó parte del Partido de la Revolución Democrática (PRD) se debate sobre el modo de enfrentar la creciente xenofobia en su vecino del norte, con el que está ligado no solo geográficamente sino por un tratado de libre comercio firmado en 1994 y que Trump viene forzando a la ruptura.

De allí que el primer ministro canadiense, Justine Trudeau fuera tan expresivo en su mensaje de augurios.»Canadá y México son amigos cercanos y socios desde hace mucho tiempo. Compartimos objetivos comunes, personas fuertes con lazos con las personas y una relación comercial mutuamente beneficiosa que es la envidia del mundo, reflejada en nuestro esfuerzo conjunto por actualizar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte para el siglo XXI». Lo de actualizar es el modo diplomático con que acepta y convoca a aceptar las nuevas reglas de juego que quiere imponer Trump.

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El presidente de EEUU, a su turno,  tuiteó «Felicitaciones a Andrés Manuel López Obrador por convertirse en el próximo presidente de México. Estoy deseoso de trabajar con él», y añadió que «hay mucho por hacer que beneficiará a Estados Unidos y a México». También reconocieron su triunfo los dos contrincantes de la derecha, José Antonio Meade y Ricardo Anaya.

Integrante de la coalición Todos Por México con los partidos Verde Ecologista de México (PVEM) y Nueva Alianza, Meade era el candidato del oficialismo priista y cuando desde los centros electorales la advertían que las cartas estaban echadas, reconoció que «las tendencias del voto no nos favorecen, no somos los triunfadores, fue Andrés Manuel López Obrador quien obtuvo la mayoría en la elección presidencial»

Anaya, en tanto, fue a la elección por la alianza Por México al Frente (centro), y ante la realidad irrefrenable dijo: «Porque creo en la democracia que necesita de demócratas, digo hoy (domingo) que la información de los resultados con la que cuento me indica que la tendencia favorece a AMLO».

En su primera alocución como presidente electo, y sin esperar el resultado final, que estaría este lunes durante la mañana. AMLO declaró que el del domingo fue «un día histórico, y será una noche memorable». Desde su búnker en el Hotel Hilton de la Ciudad de México, destacó luego que «una mayoría importante de ciudadanos ha decidido iniciar la cuarta transformación de la vida pública de México».

«No voy a decepcionarles, no voy a traicionar al pueblo, confieso que tengo la legítima ambición de pasar a la historia como un buen presidente de México», profundizó finalmente.

El desafío es grande. De los casi 130 millones de habitantes, unos 53 millones viven en la pobreza y otros 7 en la indigencia.  Si Trump se queja de los migrantes mexicanos, una solución razonable sería que AMLO pudiera lograr un fuerte incremento en el desarrollo y la creación de puestos trabajo del lado sur del Río Bravo.

El otro gran  reto es como terminar con la violencia en un país atravesado por la guerra al narco comenzada por Calderón y que no dejó sino muertos sin acabar con el flagelo. AMLO  es un fuerte crítico de esta política que puso a la nación en un virtual estado de sitio con frecuentes violaciones a los derechos humanos. La desaparición de 43 estudiantes de un colegio en Ayotzinapa en 2014 es apenas la punta de un iceberg pero la cifra total de muertos ya supera las 170.000 personas. México es el país donde ejercer el periodismo resulta más riesgoso y solo en lo que va del año fueron asesinados 7 trabajadores de prensa, a razón de uno por mes. En cuanto a la violencia política, en menos de un año cayeron 145 dirigentes acribillados en las calles mexicanas. 

El respaldo que le dan las urnas de este 1 de julio puede marcarla diferencia. Se supone que la coalición de Morena tendrá más de la mitad de los 500 diputados nacionales y un porcentaje similar en el Senado. Todo ad referéndum de la cifra final que el tribunal electoral debería confirmar en las próximas horas.

Pero AMLO ya adelantó que mantendrá los lineamientos básicos de la economía. Una clara señal de que no quiere a los mercados en contra. «No habrá confiscación o expropiación de bienes», aclaró. «Los cambios serán profundos pero se darán con apego al orden legal establecido. Y en materia económica se respetará la autonomía del Banco de México, el nuevo gobierno mantendrá una disciplina financiera y fiscal»,  añadió.

Habrá que ver cómo articula las demandas de un país que ansiosamente busca una mas justa distribución de la riqueza y oportunidades para todos, con el ímpetu agresivo y desafiante que le viene del norte. Y sobre todo, de los intereses que debería tocar para responder a sus promesas de campaña.