Jonathan Calleri se subió a un avión privado en San Fernando. Menos de una hora después aterrizó en Maldonado. Firmó el contrato con Deportivo Maldonado, pasó por la sede de la Asociación Uruguaya y volvió a Argentina. Deportivo Maldonado pagó cerca de 12 millones de dólares a Boca por el pase de Calleri. El club de la segunda división es una Sociedad Anónima Deportiva desde 2009. Fue el primero en asumir esa figura en Uruguay. Los dueños son los ingleses de Stellar Group; y el apoderado de Stellar Group en Argentina es Gustavo Arribas, a partir del 10 de diciembre pasado el titular de la Agencia Federal de Investigación. La participación en la triangulación Boca-Deportivo Maldonado-San Pablo fue el inicio del impasse de Arribas en el fútbol. Esa labor en Stellar Group, el emporio que encabeza Jonathan Barnett, la asume hoy Ezequiel Arribas, su hijo, que suele pactar las reuniones en el Hotel Madero. En la presentación de la AFIP, el jueves, quedó relegado el punto «transferencias de jugadores». La intención era otra: atenazar las economías de los clubes para abrirle el camino a las sociedades anónimas.

Calleri -y antes el arquero Gerónimo Rulli, de Estudiantes de La Plata, y después el atacante Hernán Toledo, de Vélez- fueron acercados por los Arribas a Deportivo Maldonado porque ahí Stellar Group evade la prohibición de la FIFA de que una persona física -un tercero- sea dueño de los derechos económicos de un futbolista. Y, sobre todo, porque en Uruguay la transferencia de un jugador está exenta de impuestos oficiales, a diferencia de lo que sucede en Argentina, gravada con un mínimo del 24,5%. De esta manera, el único costo impositivo que afronta el inversor es el giro del dinero al exterior, que es hoy del 12,5% y hace tres años era del 4%. Lo que sigue es previsible: prestar al futbolista las veces que sean necesarias para generar el mayor flujo de dinero posible y, en ese ida y vuelta, cotizarlo en el mercado. Calleri, ahora, juega a préstamo en el West Ham, un club de la Premier League inglesa de Londres, donde se encuentra la sede operativa de Stellar Group, el verdadero dueño de la ficha.

Antes de que el Senado aprobara los pliegos de la designación de Arribas como director general de la AFI, la Iniciativa Ciudadana para el Control del Sistema de Inteligencia marcó que en su currículum omitió la participación en la empresa HAZ Sport Agency -creada en 2002 junto al representante de jugadores Fernando Hidalgo- y que, como intermediario de futbolistas, fue denunciado por evasión tributaria. «Ha venido, pero él (Arribas) está más vinculado con ellos (Stellar Group) que con nosotros. No tengo un vínculo personal, pero creo que sí tiene una vinculación empresarial con ellos», admite a Tiempo Ignacio Borjas, el gerente deportivo de Deportivo Maldonado. Arribas vivió nueve años en Brasil. En San Pablo. En diciembre se mudó a un departamento de Mauricio Macri en Palermo. Por su amigo íntimo comenzó en el negocio del fútbol. Macri se convirtió en presidente de Boca en 1995. Al poco tiempo, Arribas daba vueltas por el club sin que los demás dirigentes supieran qué hacía.