Sandra Arroyo Salgado, jueza Federal de San Isidro y ex esposa del fiscal Alberto Nisman además de querellante en la causa de su muerte, decidió no hacer declaraciones «por el momento» respecto del informe pericial que el viernes la Gendaremería le entregó al fiscal Eduardo Taiano, «para no ser imprudentes y poco serios, y por respeto al trabajo que viene realizando con gran esfuerzo mucha gente», explicó.

Arroyo Salgado, relató, a través de un mensaje, que «con nuestros abogados decidimos que no haremos declaraciones porque el informe pericial de la junta interdisciplinaria recién se presentó y ningunas de las partes, a excepción de la fiscalía, tenemos acceso aún al mismo», contó a través de un mensaje enviado a un grupo de periodistas.

Y explicó que «para no ser imprudentes y poco serios, y por respeto al trabajo que viene realizando con gran esfuerzo mucha gente, no haremos declaraciones por el momento», detalló.

Los trascendidos respecto de los resultados de la pericia, que se sucedieron a través de toda la semana, mantuvieron ocupada Arroyo Salgado en «contener a las chicas», refiriéndose a sus hijas, según le contó a Télam una fuente allegada a la familia.

La Gendarmería entregó al fiscal Eduardo Taiano el informe pericial sobre la muerte del fiscal Alberto Nisman y algunos de sus puntos trascendieron en matutinos de alcance nacional, particularmente en lo referido a una sustancia que habría ingerido Nisman, golpes que habría recibido antes de morir, manchas de sangre detectadas y sobre el horario de su deceso.

Según consignan los diarios La Nación y Clarín, en el cuerpo de Nisman se halló ketamina «en estado puro y no metabolizada», por lo que «la habría ingerido o se la habrían aplicado momentos antes de la muerte».

El estudio interdisciplinario, siempre según las conclusiones a las que La Nación señala haber accedido, marca que hay manchas de sangre en la mano izquierda del fiscal que no se continúan en la derecha, y que eso debería haber pasado en la mecánica suicida que se consideró en el caso.

Entre las manchas de sangre halladas en el cuerpo de Nisman, según publicó Clarín basándose en fuentes judiciales, había manchas que «eran de contacto, por personas que lo sujetaron». 

Ambos matutinos porteños también destacaron golpes en el cuerpo que nunca habían sido considerados antes, según la mismas fuentes, y que se tratan de «fractura del tabique nasal», «hematoma interno en el hígado» y «golpes en las piernas».

Otros puntos destacados son que el nuevo informe pericial estableció un horario de muerte ubicado entre 24 y 36 horas antes de la autopsia al cadáver, resumió La Nación.

Según esta nueva «ventana de la muerte», tal como denominan los peritos especialistas al nuevo rango horario para el deceso, esto podría ubicar -a futuro- al experto informático Diego Lagomarsino en la escena del crimen, cuando cerca de las 20 horas, y según sus propios dichos en la causa, había visitado a Nisman para entregarle «el arma Bersa» de la que salió el disparo que lo mató, tal como consta en la causa y que los matutinas reflejan hoy.