La caída del poder adquisitivo de los asalariados es una de las más graves consecuencias de la suba de la inflación, la devaluación del peso con respecto al dólar y las magras paritarias homologadas por el ministerio de Trabajo.

La consultora Ecolatina, que dirige Santiago Paz, difundió un informe en el cual destaca que “el salario real cayó 1% (interanual julio 2017 – julio 2018) en el primer semestre, principalmente por el salario del sector público”, que cayó 2,3%. Para la consultora, “producto de la aceleración inflacionaria, esta tendencia se profundizará en la segunda mitad del año provocando pérdidas cercanas al 7%”. Asimismo, “los haberes reales de las prestaciones sociales cayeron 2% en el primer semestre y caerían casi 8% en la segunda mitad del año”.

Por su parte, la Universidad de Avellaneda sostiene que la caída del salario afectó principalmente a los sectores de menores recursos. “Tanto la jubilación como el Salario Mínimo Vital y Móvil (SMVM) tiene reducida en alrededor de un 40% la capacidad de compra” de productos tales como la acelga, la harina de trigo y el vino.

Para UNDAV, “En el caso de las jubilaciones, la pérdida promedio alcanza un 7,5%”, desde la asunción de Mauricio Macri. Actualmente, llega a más del 12%. “En el caso del Salario Mínimo, la pérdida de poder adquisitivo para el mismo período alcanza un 7,7%, llegando a picos de más de 18% y acumula a julio de 2018 un 16,4%”.

En ambos informes, se coloca a la aceleración de la inflación como el factor principal de la caída del salario, lo cual se complementa con subas salariales por debajo de la línea inflacionaria y con una devaluación del peso con respecto al dólar que en este año se ubica en el 60%.

La inflación es más dura en los sectores más pobres

Uno de los componentes que más impulsan la inflación es el ítem “Alimentos y bebidas no alcohólicas”, que en lo que va de 2018, subió un 22% (el nivel general es de 19,6%). La disparada de los alimentos hizo que las canastas de indigencia y pobreza también crecieran por encima de la inflación general.

Un reciente informe de Ciudad de Buenos Aires afirma que la canasta de indigencia creció un 31,5%, entre julio del año pasado y julio de este año. En tanto, la de pobreza subió un 30,7%. La inflación general medida por CABA es del 31%, para el mismo período.

Por su parte, los números del INDEC son aún más gráficos en este sentido. Entre junio 2017 y junio 2018 (últimos datos disponibles), la canasta de indigencia creció un 29,7%; la canasta de pobreza, un 32,3%; y la inflación general un 29,5%, para ese período.