“O imbézil do Edoardo Bolsonaro não representa a opinião do povo
brasileiro do bem”, aseguró la responsable de servir el café en la
Cancillería brasileña, en lo más parecido a una disculpa formal por
parte de Brasilia tras las burlas del diputado e hijo del presidente
‘verdeamarelho’, Jair Bolsonaro, contra Estanislao Fernández, hijo
del presidente electo argentino.
La rivalidad entre los dos gigantes sudamericanos excede al
fútbol, a la política, a la guerra,
a la promiscuidad. De la alegría
del Carnaval a la melancolía del
tango, de las playas majestuosas
de Ilha Grande al viento insoportable de Necochea, de la feijoada
recalentada al mate amargo, del
bife de chorizo a la carne por
popa, las diferencias que unen
y hermanan a los pueblos de la
Argentina y el Brasil están por
todas partes.
Sin embargo, las burlas en redes sociales que El Hijo Boludo,
Homofóbico y Fascista De Bolsonaro tuiteó hacia Estanislao,
el hijo de Alberto Fernández,
“parecem haber desbloqueachi
um novo nível do mala ónda,
como agora dizem os garotos”,
intenta explicar Márcio Berga,
politólogo gaúcho.
Para encontrar tensiones diplomáticas equivalentes en la
historia entre la Argentina y el
Brasil habrá que remontarse a
la Guerra con El Mismo, en el
siglo XIX, al debut de Pelé con
un pibe o acaso a la humillación
futbolística en Italia 90, con aquel
dueto de Maradona y Caniggia
que ni siquiera el relato bobalicón de Marcelo Araujo
pudo arruinar.