Brian Montenegro, de 23 años, tenía una restricción perimetral al domicilio de Débora Díaz, su ex pareja. Pese a eso, la asesinó de seis puñaladas frente a sus hijos en su casa del barrio Manzone, de la localidad Villa Astolfi, en Pilar el pasado marzo de 2016. Este martes, Montenegro fue condenado a 22 años de prisión por el Tribunal Criminal Oral Nº4 de San Isidro.

Tras conocerse la condena, la Fiscalía de Género de Pilar presentó un recurso de apelación, porque no está conforme con la pena, y exige que sea tratado con los agravantes de un femicida.

El caso de Débora se suma a una larga lista de mujeres que alertan a la Justicia que sus ex parejas las quieren asesinar.

Montenegro violo los límites impuestos por la Ley e ingreso a la vivienda y perpetró el crimen enfrente de sus tres hijos, quienes declararon en cámara Gesell.

Los familiares y allegado de la victima aseguran que la relación de la pareja era muy conflictiva. El día del crimen Montenegro andaba rondando y tomando alcohol en exceso en el barrio Manzone, hasta que ingresó a la casa con una cuchilla y en presencia de los tres niños, le dio seis puñaladas a Débora: dos en la zona cervical, una en la dorsal, una en la cabeza y dos en el torso justo debajo del seno izquierdo que fueron los que le produjeron la muerte.

Tras protagonizar el femicidio Montenegro huyó y se escondió en un campo durante 24 horas y después se entregó en la en la comisaria 1ª de Pilar.

En el juicio se victimizó, reconoció haber cometido el crimen pidió disculpas. La fiscalía aduce que es una estrategia que el imputado utilizó para que los jueces le den una pena más leve.

“La fiscalía de género de Pilar actuó muy bien, como así también lo hizo el juez, Nicolás Ceballos, del Juzgado de Garantías Nº 6. Pero no estamos conformes con la pena, queremos que sea condenado a perpetua, el Tribunal Nº 4 no tuvo en cuenta que el crimen se cometió en un contexto de violencia de género. Es por eso que presentamos un recurso de apelación”, explicó a Tiempo Lucia Ransenberg, del Observatorio de Género de Pilar y representante de la familia de Débora.

Y agrega: “Estaría bueno que estos juicios sean públicos y en una sala amplia, para que todos puedan presenciarlos. Para que vayan los estudiantes de derecho a aprender y luego reflexionen sobre la problemática”.

Débora trabajaba en una Cooperativa, sus compañeras la recuerdan como una gran luchadora, una mujer que vivía por sus hijos. Y cuentan que ella empezó desde abajo, que tuvo una vida muy sufrida y que fue una gran persona.