El paquete de reformas anunciado por Cambiemos no goza, por ahora, del consenso necesario para avanzar en el Congreso. El 10 de diciembre cambiará la ecuación. Con la nueva composición de la Cámara el oficialismo aumentará su representación y quedará a un puñado de legisladores de aprobar los proyectos enviados por el Poder Ejecutivo. Sin embargo, el camino aun no parece estar allanado.

La reforma laboral, la previsional y la tributaria ya comenzó a ser debatidas puertas adentro de cada uno de los bloques opositores. Por ahora, la única coincidencia de todos los espacios respecto del futuro de los proyectos puede resumirse en una frase: “Así no pasa”.

En torno a la reforma laboral el panorama aparece muy complejo para las intenciones del oficialismo. En el Senado está vigente aun el compromiso asumido por el senador de Río Negro y titular del bloque del PJ, Miguel Ángel Pichetto, ante la CGT respecto de no avalar ninguna reforma laboral sin el visto bueno de los representantes de los trabajadores.  La CGT buscará ratificar ese compromiso esta semana. La intención de la cúpula de la central obrera es dejar en claro que el Gobierno no había puesto en la mesa de discusión una reforma laboral como la que muestra el borrador que circula por el Congreso y que solo se había consensuado los alcances del blanqueo laboral, el régimen de pasantías y la Agencia Nacional de Evaluación de Tecnología de los Medicamentos. En ese contexto la CGT le pedirá al bloque del PJ que rechace las modificaciones propuestas. Luego, claro está, todo será materia de negociación. 

Por su parte, en la Cámara baja el kirchnerismo, el Movimiento Evita, el bloque del justicialismo que responde a los gobernadores, y el Frente Renovador trabajan por separado. Pero ningún sector descarta tender puentes para “frenar el proyecto del oficialismo”.

Uno de los diputados jóvenes de la oposición, admitió a Tiempo : “La verdad es que no le vamos a poder parar todo. La idea es unirnos para ver si podemos meter un gol. O sea por lo menos frenar los artículos más nocivos para los trabajadores”. 

Lo cierto es que al gobierno le faltarán menos de 30 diputados y algo más de una docena de senadores para aprobar las reformas que someta a la discusión del pleno. En ese marco la lectura es que “no necesita un gran acuerdo” sino “buscar tan sólo a un sector de la oposición que lo acompañe”. Ante ese análisis que proviene de los propios legisladores las miradas se posan tanto sobre los gobernadores como sobre el massismo. 

Si bien el macrismo primero deberá resolver sus internas, sobre todo en el Senado, donde el nombre de Federico Pinedo como presidente provisional ya fue puesto en duda, la estrategia ya está delineada. Más allá del malestar que produce en un sector del PJ el corrimiento de Pinedo como interlocutor el oficialismo seguirá apostando al dialogo con Pichetto para construir la mayoría necesaria.  

Del esquema sobre el que trabaja el oficialismo para conseguir las mayorías, la única incógnita que aparece es Sergio Massa y si tendrá bloque que le responda luego del recambio parlamentario. Los gobernadores y Miguel Ángel Pichetto tendrán la prioridad del diálogo con Emilio Monzó y el ministro del Interior, Rogelio Frigerio. «