Este lunes el fundador de WikiLeaks, Julian Assange, enfrentará una corte del Reino Unido que determinará si será extraditado a Estados Unidos, donde lo esperan cargos por 175 años de prisión. Assange -detenido en abril pasado cuando Ecuador le retiró la protección en su embajada en Londres- está acusado de revelar información secreta del Pentágono por haber publicado los crímenes cometidos por tropas estadounidenses en Irak y Afganistán.

La situación del periodista y activista preocupa a sus defensores y seguidores en todo el mundo que reclaman por su estado de salud pero también por lo que consideran un ataque feroz contra la libertad de prensa. Assange fue perseguido desde que entre 2010 y 2011 publicó cerca de 400 mil archivos que le proporcionó Chelsea Manning, analista de inteligencia del Ejército de EE UU en Bagdad. Los abogados de Assange, de 48 años, dicen que si él es culpable de revelar información peligrosa para la seguridad de Washington, también debería procesarse a los diarios The New York Times, The Guardian, Le Monde, El País o Der Spiegel, de EE UU, Gran Bretaña, Francia, España y Alemania, respectivamente.

Cuando estalló el caso, Barack Obama se cuidó de acusarlo directamente. Así, una denuncia por abuso sexual contra dos jóvenes en Suecia lo tuvo en el candelero desde 2012. En ese contexto, el gobierno de Rafael Correa le dio asilo. Pero Londres nunca le dio el salvoconducto y debió permanecer en la sede diplomática ecuatoriana hasta que el actual mandatario, Lenín Moreno, le quitó la protección y permitió que agentes británicos ingresaran al edificio para llevarlo preso. En mayo pasado, Nils Melzer, especialista de la ONU, revisó a Assange junto con dos médicos que le encontraron síntomas de tortura psicológica y lanzaron un pedido de ayuda internacional.

Esta semana, los abogados del periodista afirmaron que Donald Trump le había ofrecido un indulto si afirmaba que Rusia no estaba implicada en la filtración de correos electrónicos del Partido Demócrata. Assange se plantó en que la información publicada en 2016, y que revelaba la conexión de una fundación de los Clinton con los grupos yihadistas que asolaban a Medio Oriente, la había obtenido de otras fuentes.

La Casa Blanca negó la negociación con el australiano. Para Hillary Clinton, Assange es un agente ruso. Cuando la denuncia por violación fue desestimada por la fiscalía sueca, creció la causa en EE UU. Assange sigue preso y sin esperanzan a la vista, mientras medios que incrementaron sus ventas con la publicación de sus informes miran para otro lado. «