«En los últimos graves hechos producidos por los movimientos secesionistas en la provincia de Chubut el principal tema de debate de los políticos en los principales medios no era cuál era el movimiento, ni cuál era su objetivo. El principal tema de debate era si un gendarme tenía una piedra en su mano o no».

La frase del genocida Alfredo Astiz, condenado en 2011 a prisión perpetua por los crímenes del grupo de tareas de la ESMA, replicaron fuera de la sala de audiencia de de la megacausa ESMA III a más de dos meses de la desaparición de Santiago Maldonado tras la represión de Gendarmería en el Pu Lof de Cushamen.

Provocador y cínico, Astiz aseguró que “nunca” va a pedir perdón y denunció que es víctima de una “encarnizada persecución” por parte de los organismos de Derechos Humanos.

«Los organismos de Derechos Humanos son grupos de persecución y venganza, nunca voy a pedir perdón por defender a mi patria», manifestó.

Astiz anticipó que desconocerá la «falsa condena» que le imponga el Tribunal Oral Federal 5 de Comodoro Py, y acusó al sistema judicial argentino de «abandonar hasta morir a los combatientes contra el terrorismo», como llamó a los condenados e imputados por crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura militar.

«No reconozco a este tribunal ninguna capacidad punitiva sobre mi persona», dijo y rechazó dar explicaciones e información sobre el destino de sus víctimas ya que significaría una «autoincriminación o pedido de perdón» reclamado «por los terroristas».

«El terrorismo judicial es la guerra terrorista librada por otros medios», sostuvo y afirmó que los «falsos juicios» fueron alentados por gobiernos como los de los ex presidentes Raúl Alfonsín y Néstor Kirchner, junto a la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en particular por su presidente Ricardo Lorenzetti y su ex miembro Eugenio Zaffaroni.

El represor culpó a estos ex presidentes y jueces de haber debilitado a las fuerzas militares y policiales, «al perseguir a quienes combatieron a la subversión» y cometer «el error de pensar que el terrorismo estaba acabado, cuando la subversión nunca desiste de su intención estratégica de tomar el poder».

Astiz es uno de los 54 represores que integraron el Grupo de Tareas de la ESMA que están siendo juzgados por delitos cometidos contra casi 800 víctimas. Además de Astiz, integran esa lista Jorge «El Tigre» Acosta, Ricardo Cavallo, Antonio Pernías, Jorge Radice, Carlos Guillermo Suárez Mason y Antonio Vañek.

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