En Astor Piazzolla se cumple de manera paradigmática el destino de todo innovador: del rechazo explícito y a veces violento de los más conservadores en materia de tango al reconocimiento unánime del público y la crítica del país y del mundo. Cuando se transformó en un clásico se multiplicaron los libros que cuentan su vida como músico y como persona. 

María Susana Azzi escribió una monumental biografía, Astor Piazzolla (El Ateneo). La autora, que es antropóloga cultural y que integra el Consejo Directivo de la Fundación Astor Piazzolla, ofrece ahora una versión ampliada del libro escrito junto al historiador inglés Simon Collier y cuya edición en Argentina también estuvo a cargo de El Ateneo en el año 2002. 

La biografía tienen un prólogo del reconocido violonchelista Yo –Yo Ma y del instrumentista Gidon Kremer que se refieren al músico argentino en entrevista con la autora, además de palabras introductorias de Simon Collier y de la autora.

 Azzi define a Piazzolla en el prólogo como “el producto de una tradición y la ruptura de esta misma tradición.” Y agrega: “Piazzolla rompió el paradigma del tango y los tradicionalistas nunca se lo perdonaron. Políticamente Astor Piazzolla no tenía remota idea de sí mismo. Lejos de ser un animal político, ya que nunca lo fue, sí habló de nuevas audiencias en un lenguaje nuevo. Si bien jamás se contextualizó a sí mismo, fue un músico policlasista.” Más adelante, resalta el carácter internacional del músico admirado por cultores de todos los géneros musicales del tango al rock y la música clásica. 

Dice Yo-Yo Ma: “La música de Piazzolla tiene una pasión infinita, está llena de anhelo, y al mismo tiempo es tremendamente contemporánea. Se dice que Piazzolla es el Duke Ellington de la Argentina, y en cierto sentido es cierto. Al habitar su música, llevó al tango a otro nivel. La música fue creciendo dentro de él e incorporó apropiadamente las influencias de los diversos ambientes que lo rodearon, ya fuera en Nueva York, París, o Buenos Aires.” 

“Durante los casi 40 años en que trabajó en su música Astor Piazzolla intentó variantes muy diversas, ¡Hasta tuvo un conjunto electrónico! Debido a su experimentación, y también a su ingenio, concentración y laboriosidad, su música se expresa en múltiples niveles y posee una enorme profundidad. Es una verdadera síntesis exitosa del tango y de lo contemporáneo.” 

Por su parte, dice el violinista húngaro Gidon Kremer: “Mi actitud hacia Astor es muy seria. No quiero decir con esto que deberíamos tomarlo como lo haría un conservador, de manera de limpiar toda la mugre y hacer una música esterilizada. Hay mucho en su música que abarca todo el rango emocional, desde el dolor profundo hasta lo que yo probablemente describiría como amor por la vida. Pero lo que siempre me sorprende, es que hay un cierto magnetismo en su música que uno no puede negar. Uno siente que quiere participar de ella: su música se apodera de uno.” 

Un minucioso árbol genealógico de Piazzolla le permitirá al lector que tiene interés en esos temas remontarse a los orígenes familiares del compositor argentino. El libro sigue un estricto orden cronológico que parte de su nacimiento en Mar del Plata en marzo de 1921 para llegar a la tercera parte que aborda el período de su éxito hasta el fnal de su vida. Incluye, además, una minuciosa enumeración de sus discos compactos, “principalmente en las grabaciones realizadas por el propio Piazzolla en orden cronológico”, MP3 –mucho menos exhaustiva que la anterior como lo declara la propia autora- y los coreógrafos y ballets que llevaron su música al lenguaje de la danza. 

La característica sobresaliente de la biografía es el carácter exhaustivo de la investigación que se hace evidente en el texto mismo y en el voluminoso apartado en que se consignan las fuentes. Por esta razón, se trata de un imprescindible texto de consulta–casi un enciclopedia piazzolliana- dado que privilegia la información sobre la visión crítica o el enfoque parcial de determinados aspectos. 

Su carácter exhaustivo le permite al lector internarse en el mundo de su infancia y de su vida en Estados Unidos donde lo llevó la iniciativa de su padre, Vicente, siempre en busca de mejores horizontes para él y su familia. Desde esos capítulos iniciales donde se relata la relación del pequeño Astor con Gardel, el lector es guiado paso a paso por la carrera de Piazzolla con todo tipo de detalles. Es posible que al terminar el libro sienta que ha sido un testigo privilegiado de su vida, tal es la exhaustividad con que la autora la relata, sin excluir las controversias que siempre produjo su música. 

“Ni aun muerto pudo Piazzolla escapar a las controversias -afirma Azzi-.  Algunos miembros de la familia habían supuesto que su cuerpo iba a yacer junto a los de Nonino y Nonina, en Mar del Plata, y se indignaron al enterarse de que no sería así. Aparentemente, no fue ese el deseo de Piazzolla. ´Me había pedido muy especialmente que no lo llevara para nada a Mar del Plata´ dice Laura, y reitera: ´Eso me lo había pedido muy especialmente´.” 

El libro culmina con los diversos homenajes que le tributaron a Piazzolla promovidos por músicos,  medios periodísticos, instituciones.  “Las realizaciones y homenajes musicales –dice Azzi- siguen y siguen; no es nuestra tarea hacer una crónica de ellos. Tampoco necesitamos buscar explicaciones al permanente interés por Piazzolla, un interés que manifiestamente crece. Su música habla por sí misma, y continuará haciéndolo, qué duda cabe, en el año 2020, y también quizás en el año 3000 (para mencionar las fechas que él mismo barajó aquel verano en Punta del Este), si es que la raza humana perdura hasta un punto tan lejano para nosotros.” 

Se trata de un libro que disfrutarán enormemente los amantes de la música de Piazzolla porque les permitirá penetrar en cuestiones musicales, pero también no musicales que hacen a su costado personal. Siempre resulta placentero conocer los entretelones de la vida de personajes que aportaron algo distinto e innovador, ya se trate de un escritor, un artista visual o, como en este caso, de un músico al que le resultó muy difícil, como suele suceder, ser profeta en su tierra aunque finalmente lo haya logrado. Haber sido declarado ciudadano ilustre de la ciudad de Buenos Aires es uno de los múltiples homenajes que se le rindieron en el país y en el exterior, pero éste demuestra que logró vencer la resistencia que, en su propio país, ejercían los sectores más conservadores del tango.