Aurelia D. vive en el barrio Nicole, en el km 35 de la Ruta 3, a la altura de Virrey del Pino, en el populoso partido de La Matanza. Tiene cinco hijos de entre 17 y 6 años. Después de bordar leyendas y dibujos en toallas durante 15 años, su marido se quedó sin trabajo en 2016: en octubre cerró el taller de Liniers en el que era maquinista. Hoy, los ingresos familiares suman por sus changas en albañilería, las horas de trabajo como encargada de limpieza que Verónica conserva en un jardín de infantes y el aporte fundamental de la Asignación Universal por Hijo (AUH). “Hasta que mi marido perdió el trabajo, usaba el beneficio para comprar ropa para los chicos. Compraba para los cinco”, explica Verónica. Y completa: “La plata que trae mi marido y la mayor parte de la Asignación la estamos usando para comprar comida”. Para vestir a sus hijos, Verónica luchó contra los fantasmas de la “malaria” del 2001 y volvió al trueque. “A veces voy con algún calzado y vuelvo con azúcar, harina y leche”, resume.

La nueva realidad de Aurelia D. se multiplica en miles. Con una economía sin señales de reactivación e indicadores negativos en materia de empleo, el beneficio se escurre en el delicado equilibrio de los hogares más pobres de la Argentina. La pérdida del poder adquisitivo de la Asignación está en picada, según los indicadores de una investigación del economista Agustín Mario para el Centro de Estudios de Ciudad (CEC) de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA) al que tuvo acceso Tiempo.

El CEC estudia la evolución de la AUH desde su implementación, en noviembre de 2009. El último informe señala que, en junio de este año, el monto de 1246 pesos de la Asignación permitía cubrir el 64% de la canasta básica alimentaria, y el 26% de la canasta básica total.

Durante la gestión de Cambiemos, el poder adquisitivo “general” de la AUH llegó a ser, en agosto de 2016, un 14% inferior al de noviembre de 2015; y un 22,6% inferior al de junio de 2015. La reducción interanual del poder de compra del beneficio fue especialmente significativa entre junio y agosto de 2016: promedió un 20 por ciento.

El seguimiento de la evolución arroja otros datos alarmantes. En junio de 2017, el poder adquisitivo de la AUH –medido en términos del nivel general de precios de consumo- se encontraba más de 3 puntos porcentuales por debajo con respecto a noviembre de 2009. Sin embargo, si la comparación se realiza contra el índice de precios de alimentos, el poder de compra de la AUH se encuentra casi 10 puntos porcentuales por debajo del nivel inicial.

“Aunque hoy estamos obligados a mirar estos números de una manera más general, a vincularlos con lo que está sucediendo en el mercado de trabajo, los últimos indicadores señalan un momento crítico: en agosto del año pasado el beneficio apenas alcanzaba el cuarto de capacidad adquisitiva en relación a 2009”, explicó Mario a este diario. Hoy, la AUH no llega a cubrir las dos terceras partes de la canasta básica alimentaria.

Mapa y territorio 

En su casa de Villa Fiorito, Graciela S. lista los cambios de hábitos. Tiene tres hijos de 8, 4 y 1 año, y trabaja algunas horas como empleada doméstica. Su marido también perdió el empleo estable en una empresa constructora y, desde principios de 2017, hace changas de albañilería y carpintería. “Hasta hace un año, la plata de la Asignación era para útiles, para todas las cosas de la escuela. Hoy, el grueso se me va en pañales y leche”, explica.

Según un reciente informe de la ANSES, la AUH es un programa masivo que se encuentra “razonablemente focalizado en los estratos más vulnerables de la población”. La prestación es recibida por los hijos menores de 18 años o con discapacidad (sin límite de edad) de desempleados, trabajadores no registrados o con haberes que se encuentran por debajo del Salario Mínimo, Vital y Móvil.

La investigación del CEC señala que casi dos tercios de los hogares en los que se cobra la Asignación pertenecen al 20 por ciento más pobre de la población. Para un 20% de esos hogares, el beneficio representa al menos el 40% del ingreso total familiar. Y para el 40%, el programa constituye al menos una cuarta parte del ingreso del núcleo familiar, según datos oficiales del cuarto trimestre de 2016. En términos de ingresos reales, señala la investigación, los “hogares AUH” forman parte del grupo más perjudicado por las políticas económicas de Cambiemos.

“Estos hogares siempre complementaron la AUH con otros ingresos. Y esos restantes ingresos fueron los que más se resintieron desde fines de 2015. El 30% más pobre es el que más vio reducido sus ingresos reales”, puntualizó el economista del CEC.

Mario subrayó la necesidad de analizar la caída del poder de compra del beneficio desde una perspectiva más amplia. “La situación del mercado de trabajo siempre tiende a afectar primero a los sectores de la economía informal, a los trabajadores menos calificados y con menos credenciales educativas. Y la propia movilidad jubilatoria también depende de los aportes de los trabajadores registrados a la ANSES: los porcentajes también quedan afectados si el mercado de trabajo se resiente”, puntualizó.

La reconversión de la herencia

Carmen R. es vecina de Aurelia. Viven a unas casas de distancia en el barrio Nicole.  Tiene dos hijos de 11 y 4 años, y combina su tarea de ama de casa con algunas horas esporádicas como empleada doméstica. Su marido siempre hizo trabajos informales y “por temporada” de albañilería. “La Asignación me servía para comprar ropa y zapatillas. Hoy, si compro ropa, no alcanza para la comida”, describe. Este invierno viajó varias veces a Oro Verde para comprar ropa de abrigo en la gran feria americana que, desde hace algunos meses, se monta en ese barrio cercano al Nicole. 

Un reciente relevamiento del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) encendió también una luz de alerta en relación a las bajas en el padrón de la AUH por incumplimientos en la presentación de documentación relacionada con el doble requisito para acceder al beneficio: escolaridad y vacunas al día. 

«Estamos comenzando a observar un proceso inverso al de origen de la AUH que dio un impulso claro a la escolaridad y a los controles de salud y sanitarios», explicó Hérnan Letcher, director del CEPA, a Tiempo. 

   En base a estadísticas del boletín mensual de la Anses, el estudio señala que, entre enero y marzo de 2017, se registró una quita de 231.542 asignaciones. Y vincula esas bajas con la deserción escolar, especialmente en la escuela secundaria, a partir de un relevamiento sin valor estadístico  en los partidos de Tigre, San Fernando, San Martín y San Isidro. «Se realizaron entrevistas con 50 directores de escuelas secundarias en esos distritos del Conurbano y se concluyó que, en los últimos dos años, abandonaron sus estudios el 20 por ciento de los alumnos», explicó Letcher. ¿Las razones? Del amplio abanico de causas sobresalen la necesidad de los jóvenes de incorporarse de algún modo al mercado de trabajo.  

A mediados de abril de 2016, el presidente Mauricio Macri anunció la incorporación de hijos de trabajadores monotributistas al régimen de Asignaciones Familiares. “Trabajamos para convertir la esperanza de la gente en medidas concretas”, dijo en aquel acto de anuncio. 

Quince meses después de aquella medida, el lunes pasado, el mandatario firmó el decreto 516/2017 que formaliza el otorgamiento de créditos blandos (por 3 mil y 5 mil pesos) para beneficiarios de la AUH y titulares de pensiones no contributivas a una tasa nominal anual del 24 por ciento. 

Desde la ANSES señalaron que entre diciembre de 2015 y mayo de este año “aumentó un 25 por ciento la cobertura de asignaciones familiares y universales que pasó de 7,2 a 9 millones de niños”. Ese incremento, siempre según la ANSES, se logró a través de la incorporación de hijos de monotributistas y de trabajadores de temporadas, más el incremento de los topes de los ingresos familiares. Sin embargo, evitaron dar precisiones oficiales sobre las variaciones en el poder adquisitivo de la AUH.

Más allá de las cifras, el gobierno persiste en generar incentivos al consumo en los sectores más postergados. ¿El objetivo? Dar señales firmes a un universo que, según coinciden la mayoría de las encuestas que circulan en la Casa Rosada a tres semanas de las PASO, comenzó a mostrar indicadores electorales adversos para Cambiemos.  «